Noviembre pasó rápido. Por raro que pareciera Alex casi no tenía trabajo. Sospechaba que el señor Richardson la estaba evitando. Pero no sabía por qué, en las últimas tres semanas casi no lo había visto. Ya no le pedía café, ni lo acompañaba a las reuniones. Su trabajo se estaba volviendo monótono. Ya casi terminaban con los preparativos para la campaña de la vacuna contra la enfermedad de Lyme que se llevaría a cabo a mediados de enero, y aun así, Nick no la había incluido en ninguna de sus reuniones. Solo lo veía cuando él llegaba, porque además se retiraba de la empresa después que Alexandra se había marchado. No sabía qué era lo que ella le había hecho, pero definitivamente algo había pasado. Y ella iba a descubrirlo. – Señor Richardson – dijo ella empujando un poco la puerta y asoma

