ALEXANDER: La puerta de mi despacho se abre y ruedo los ojos al ver cómo Iván entra. —¿Que te he dicho de tocar mi puerta? Le pregunto y este se sienta sin responder. —Dejemos eso para después, mira te tengo información valiosa. Dice mientras me entrega una carpeta amarilla y la tomo entre mis manos. —Y espero que sea valiosa Iván… Por cierto ¿Cuándo piensan contarles a mis padres que serán abuelos? —¿Qué seré abuelo? La voz de mi padre interrumpe en mi oficina e Iván se pone de todos los colores. —Se… Señor Callen. Dice con evidente nerviosismo y me río de su situación… Vaya, vaya… ¡Qué cobarde! Pienso mientras lo observo con una sonrisa burlona. —¿Qué? ¿No piensan hablar? Pregunta mi padre e Iván me mira en busca de ayuda, pero finjo no verlo. —Hola papá, qué raro verte por

