A la mañana siguiente, Ana se levantó muy temprano, con mucha energía, tal como el duende Tass le había dicho, Jeff se preparaba para comenzar a entrenar a la pequeña, estaba algo asustado, no sabía exactamente por dónde empezar, ordenó vestir a Ana con ropa adecuada para entrenar, lo cual consistia en un kimono color rosa, botines de seguridad, obviamente el cintillo para cubrir su frente y Sara debió llevarla al jardín.
- Buenos días pequeña Ana, espero que hayas descansado.
- Buenos días Jeff, pasé buena noche, ¡tengo mucha energía!- exclamó Ana con entusiasmo.
- Me alegro mucho, bueno, hoy comenzaremos con el entrenamiento, debes saber que la estrella que tú tienes, es muy distinta a la mía, la que yo poseo es mucho más manejable, en cambio la tuya es compleja, porque nadie sabe cuánto poder tiene, e estudiado mucho acerca de ti, necesitaba aprender para conocerte desde la perspectiva de tu poder. Para controlar tu estrella, lo principal es que aprendas a concentrarte, debes sentir cada parte de tu cuerpo, elevar tus sentidos al máximo, debes sentir como corre tu sangre, cuando domines eso, entonces podrás continuar con el siguiente paso.
- ¿Y cómo hago eso Jeff?
- Es sencillo- Jeff se recostó en el pasto y estiró sus manos y piernas
- Recuestate como lo estoy haciendo yo- Ana obedeció, hizo lo mismo que Jeff.
- Cierra tus ojos, escucha cada ruido que te rodea y concéntrate en uno solo- Ana hizo exactamente lo que Jeff le indicaba, cerró sus ojos y se concentró en el sonido del viento, en cada soplido de este.
- Una vez que sientas ese sonido, sientelo, has que ese sonido resuene en tu cuerpo- Ana parecía estar tan relajada, hacía todo lo que su maestro Jeff le decía, sentía su cuerpo vibrar, era como si el viento y ella fueran uno solo, Jeff se puso de pie lentamente para no desconcentrarla y le habló suavemente.
- Si lo conseguiste, ahora escucha tu cuerpo, siente tus latidos, siente tu respiración- La pequeña estaba en un estado de concentración máxima, pero Ana comenzó a sentir que se despegaba de suelo y su cuerpo comenzó a levitar, Jeff solo observaba sorprendido, no quiso interrumpirla. Ana se elevó bastante y abrió sus ojos, se vió en el aire y se asustó lo que provocó que se cayera, pero Jeff logró atajarla y ambos cayeron al suelo.
- ¿ Estás bien Ana?- Preguntó asustado Jeff
- Sí Jeff, ¿qué fue eso?- contestó la niña mientras se ponía de pie.
- Levitaste, tu concentración fue máxima, tanto que lograste levitar, ¡te felicito pequeña!.
- ¡Gracias Jeff!, pero sentí miedo.
- Es normal, no estás acostumbrada, la idea era que aprendieras a concentrarte y creo que vas por buen camino, ahora vamos de nuevo.
- ¡Sí Jeff!.
Mientras tanto en el Castillo oscuro, Abel estaba sorprendido por el cambio de actitud que tuvo la pequeña Alhena, éste ordenó entrenarla, pero no de la misma forma que era entrenada Ana, Alhena era entrenada de forma brutal, tanto que tenía varias heridas, Abel estaba maravillado desde su balcón al ver como derrotaba a sus mejores hombres, nadie podía con ella.
- Esta mocosa entendió el concepto, jajajajajaj - murmuraba mientras reía
- Señor, hay algo que no comprendo ¿cuándo será el momento en el que usted se apoderara de la estrella dorada?- Preguntó Zopo con mucha intriga.
- Todavía no Zopo, primero la estrella debe aparecer en su frente, para eso hay que entrenarla.
- ¿No existe un tiempo exacto?
- No lo sabemos, lo único que está claro es que mientras más entrene, más rápido saldrá.- La apariencia de Alhena era desaliñada, herida y seguía sin hablar nada, solo daba gritos cuándo tenía las batallas de entrenamiento, dónde era golpeada, pero ella se defendía muy bien, tanto que los hombres de Abel, comenzaron a temerle y eran obligados a luchar con ella, Abel mandó a terminar la batalla y pidió que trajeran a la niña ante él, cuando ella entró a su salón del trono él comenzó a aplaudir lentamente.
- ¡Muy bien mocosa!, al fin aprendiste la lección, así me gusta, que seas obediente- Alhena lo miraba con desprecio y solo lo miraba fijamente.
- ¿ Dónde están mis sirvientas inútiles?, ¡vengan aquí, denle un baño y comida!, ¡Saquenla de mi vista ahora!- Mandó Abel, ambas sirvientas obedecieron rápida y calladamente, llevaron a Alhena a su habitación, le dieron un baño y luego le llevaron una bandeja con comida, cerraron la puerta con llave, la niña solo miraba los alimentos, estaba delgada por lo poco que comía, de pronto llegó a ella esa voz misteriosa que siempre le hablaba telepáticamente.
- Deberías comer más pequeña, necesitas fuerzas y energía para continuar con nuestro plan.
- ¡Ah, eres tú de nuevo!- Exclamó Alhena con expresión de cansancio en su mente.
- Te dije que voy a estar contigo ayudándote, ¡vamos, come!.
- ¿Cuándo me dirás tu nombre?, no comprendo por qué te ocultas, si tenemos el mismo propósito.
- Debes tener paciencia, sé que es difícil, pero sólo así lograrás conseguir lo que quieres.
- Ya me as dicho eso un montón de veces, pero tú no sabes todas las cosas que tengo que soportar, mírame, estoy herida ¿crees que podré soportar esto por mucho tiempo?, te recuerdo que yo no tengo una estrella, no tengo resistencia, esos tipos van a matarme.
- jajajajajajajajaja...
-¿De qué te ríes?
- Pequeña... nadie va a matarte, ¿o es que no te as dado cuenta de tus capacidades?, nadie a podido contigo, además ese pobre imbécil de Abel, no sabe que no posees una estrella.
- Pero no va a tardar en darse cuenta, tanto entrenamiento y no hay ningún resultado.
- Cuándo se de cuenta, entonces ese será tu momento, acabarás con él y tomarás el control del reino, jajajajaj...- El rostro de Alhena se transformó, nuevamente esa sonrisa malévola coronó su rostro.
- Te aseguro que nadie se atreverá a oponerse a tus deseos, yo voy a transformarte en lo que siempre as querido, ahora toma esa bandeja y come, te necesito fuerte y sana.- Alhena obedeció a aquella voz y devoró toda su comida.
- Muy bien pequeña, eres muy inteligente, ahora te brindaré un poco de mi poder, pero no tomes la vida de Abel aún, lo harás cuándo yo te lo diga, ponte de pie y cierra tus ojos - Alhena obedeció, y de pronto una nube color oscuro rodeo el cuerpo de la niña.
- ¡Recibe el poder de Unukalhai!,- el cuerpo de Alhena se tornó oscuro y todas sus heridas sanaron, de pronto una serpiente de color n***o se dibujó en su frente, sus ojos perdieron totalmente el brillo y sintió que el poder corría por sus venas.
- Te e obsequiado una estrella muy poderosa, esa serpiente que tienes en tu frente es tu símbolo, todos tus súbditos tendrán esa insignia y no podrán oponerse, puedes esconderla y hacerla aparecer a tu voluntad, esto es sólo una parte del poder que tendrás, ya nadie podrá herirte, sanaras en cuestión de segundos y puedes hacer lo que quieras con tus oponentes, pero recuerda que aún no debes acabar con Abel, sólo esa condición tienes, si desobedeces entonces perderás tu poder obsequiado y tendré que buscar a otra persona para reemplazarte.
- Haré lo que me pidas, as cambiado mi destino, pensé que estaba condenada a morir aquí, me as devuelto la vida, espero que algún día me digas tu nombre.
- Pequeña curiosa, sólo sigue mis instrucciones y triunfarás.
- Así lo haré, no lo dudes- y sin pensarlo Alhena obtuvo una estrella, que finalmente terminará por consumirla.
Más tarde Ana descansaba sentada en el césped y trataba de recordar algo más, pero las sombras seguían en su cabeza y no podía ver nada claro, eso la atormentaba, su corazón latía fuerte y sudaba mucho, entonces se le ocurrió llamar a Rasle, aplaudió 2 veces y el pequeño duende llegó a su lado.
- ¡Hola pequeña Ana!, ¿me as llamado?.- pero él pequeño duende se dió cuenta de algo andaba mal con Ana.
- ¿Qué te sucede?- Ana rompió a llorar y Rasle se entristeció.
- ¿Por qué lloras pequeña Ana?.
- Trato de recordar y no puedo, no comprendo porque me pasó esto, Jeff dice que me golpee la cabeza pero yo no le creo, siento que todos me mienten y ocultan cosas.
- Pequeña, te sientes así porque no recuerdas nada, desconfías de todos, pero mira, ellos están pendientes de ti, te cuidan, tienes todo a tus pies.
- Rasle, ni siquiera sé quién es o fue mi madre, no conozco nada de mi pasado, estoy segura de que si le pregunto a Jeff, él no me dirá nada- Rasle se entristeció al escuchar esas palabras.
- Vamos con Tass, quizás el pueda ayudarte, pero recuerda que él dijo que te dirá las cosas cuando sea su debido tiempo.
- Lo sé, sólo quédate conmigo Rasle, no te vayas nunca.
- No me iré, sólo recuerda que tienes un buen corazón y no debes contaminarlo con odio, tienes un lindo futuro, quizás en algún minuto recordarás todo y esto será una pesadilla nada más, ten fe pequeña.- dijo Rasle con voz tierna mientras tocaba las manos de Ana, una sonrisa se dibujó en los labios de la pequeña.
- Abre tus manos- dijo Rasle sonriente, Ana lo hizo y le entregó una pequeña bolsa color café claro.
- ¿Qué es esto?- Preguntó Ana curiosa.
- Son dulces de la alegría, cuándo te sientas mal, come uno y te darán ánimo, no quiero verte triste, eres la única persona que puede vernos, tu aura es bella, no dejes que eso cambie, es una cualidad única, eres especial y recuerda que siempre estaré aquí para ti, Ana se emocionó con las palabras de Rasle.
- Muchas gracias, pequeño Rasle.- Ana abrió la bolsa y los dulces eran pequeños, redondos y multicolores, en ese momento Sara llamó a la pequeña.
- Debes ir Ana, recuerda lo que te dije.
- Gracias Rasle, me siento mejor, nos vemos.- El pequeño duende desapareció y Ana acudió al llamado de Sara.
- ¡Es hora de almorzar pequeña Ana!- Exclamó Sara
Mientras tanto Jeff, investigaba sobre la misteriosa poción que la Reina Aurora le dió a beber a Ana para borrar su memoria, necesitaba saber si existía alguna manera de que ese efecto se pudiera revertir, tenía que tener todas la precauciones, pero no encontró nada en todos los libros que buscó, la Reina jamás le habló acerca de ello y se sentía inseguro, no quería dejar cabos sueltos, en ese momento Sara tocó la puerta.
- ¡Adelante!, exclamó Jeff.
- Joven Jeff, pase al comedor, la mesa está servida.
- En seguida voy Sara, muchas gracias.- Jeff guardó sus valiosos libros y caminó hasta el comedor.
Ahí estaba Ana, sentada en su silla, jugando con la comida, Jeff notó algo extraño en su expresión, algo de apatía.
- ¿Te ocurre algo Ana?, no as comido nada.- preguntó Jeff con voz calmada, Ana lo miró y se sentía enojada, aunque las palabras de Rasle sirvieron para calmar su pena, había algo que le molestaba, era una voz interior que le gritaba que no eran sinceros con ella.
- ¿Por qué me ocultas las cosas Jeff?- preguntó Ana muy segura, el rostro de Jeff palideció y solo respiro hondo.
- ¿Por qué dices eso Ana?
- Porque es evidente que algo ocultas.
- ¿De dónde sacaste eso?- en ese momento Ana sintió que le hervía la sangre y demostró su enojo con un arrebato incontrolable, se levantó de su silla y dio un fuerte golpe contra la mesa, tomó el mantel y lo arrastró hacía el suelo arrasando con todo lo servido, luego se subió a la mesa de un salto y se abalanzó contra Jeff tomándolo del cuello arrastrándolo hacia la puerta de entrada, Jeff la tomó de los brazos y la lanzó lejos mientras trataba de entender el por que de su reacción, Ana se levantó y su estrella comenzó a brillar de forma intensa, sus ojos se volvieron brillantes y apuntó hacia Jeff lanzando energía contra él, este sintió terror al ver que ella peleaba en serio y solo esquivó su rayo lanzándose hacia un costado, de pronto todos salieron a ver que estaba sucediendo, la señora Mercedes no podía creer lo que veía, Sara quedó paralizada y nadie se atrevía a acercarse a Ana.
Jeff se preparó para atacar ya que no había manera de calmar su ira, Ana volvió a lanzar energía contra Jeff, este esquivaba cada rayo, no se atrevía a usar su fuerza contra ella, de todas formas Ana tenía razón, él le ocultaba muchas cosas, pero Jeff estaba convencido de que eso era lo mejor para ella.
Ana logró alcanzar a Jeff y le dió un fuerte golpe de puño que lo dejó aturdido y comenzó a gritarle
- ¡Detente Ana! yo no soy tu enemigo,- Exclamaba Jeff mientras recibía los golpes de la niña, pero ella no paraba, la frustración que Ana sentía no la dejaba en paz, hasta que se cansó y se detuvo, Jeff solo la observaba y vio que estaba lleno de golpes, los ojos de Ana volvieron a su estado natural y su estrella brillaba en menor intensidad, se dió cuenta de que todos la observaban y se sintió avergonzada, entonces salió corriendo sin rumbo alguno, Jeff estaba en blanco, esa reacción era extraña y no encajaba con el carácter amable y dulce de Ana o quizás aún no la conocía bien y estaba mostrándose tal y como realmente es, Jeff estaba desconcertado.
Ana corrió y corrió por el bosque hasta que se perdió, cayó al suelo y solo rompió a llorar, recordó las palabras de Rasle y se sintió muy mal, sentía que había fallado y que estaba permitiendo que la oscuridad entrara en su corazón.
- Soy una tonta, ¿qué es esto?, ¿por qué reaccioné así?, esta no soy yo, ¿o quizás si? no comprendo nada.- de pronto recordó aquella bolsa que le regaló Rasle, la abrió y comió uno de los dulces, en un instante se sintió mejor y se dió cuenta de que estaba perdida.
Ya era de noche, Jeff estaba muy preocupado y ordenó la búsqueda inmediata de Ana, desplegó a sus súbditos por todos lados, mientras Jeff se subió a su caballo llamado Diamante, un hermoso caballo color blanco, pero Sara lo interrumpió, se acercó a Jeff con evidente expresión de enojo.
- ¡Todo esto es culpa suya jovencito!, le advertí que ella haría preguntas y usted no tomó en cuenta mis palabras.
- Este no es momento para reproches Sara, lo único que me importa ahora es encontrar a Ana, tus reclamos guárdalos para más tarde.
- ¡Mocoso atrevido!, creo que la Reina Aurora no vió bien a quién le dejó tremenda misión. - Exclamó muy enojada Sara, dándole la espalda a Jeff.
Ana se refugió en una pequeña cueva, empezó a sentir frío y pensó que quizás si utilizaba su poder, podría generar calor, recordó las enseñanzas de Jeff y logró encender su estrella pero no sabía cómo hacer fuego, así que trato de mantener esa energía viva, pero pronto terminó agotada quedándose dormida.
A la mañana siguiente los rayos de sol despertaron a Ana, que despertó con un fuerte dolor de cabeza y agotamiento, recordó que no comió nada el día anterior y usó mucha energía, aplaudió para llamar a Rasle, pero no apareció y entendió que su aura ya no era el mismo, aún quedaba oscuridad en su corazón, sintió que había perdido un amigo y que le debía una disculpa a Jeff.
- Rasle, perdóname, no seguí tu consejo, por favor aparece, no tengo a nadie más cerca de mí y no sé dónde estoy- Pero nadie apareció, Ana se entristeció y solo se levantó para caminar y tratar de llegar a casa.
Caminó varios metros, hasta que de pronto escucho a alguien que cantaba a lo lejos, era la voz de una niña muy afinada, angelical, Ana no sabía si era real o era producto del cansancio y el hambre, caminó despacio hasta donde provenía aquella hermosa voz y al acercarse vió a una bella niña que estaba sentada junto al río pescando mientras cantaba, Ana no podía creerlo, en ese momento al verla sintió un estruendo en su corazón, era como si ya la conociera desde mucho tiempo y por algún motivo sus ojos se llenaron de lágrimas, cerró sus ojos y solo se dedicó a escucharla atenta, sin hacer ruido se sentó a contemplar a aquella niña tan majestuosa. era muy bonita, cabello castaño largo claro con mechones de color verde, tomado con lazos, piel color mate y lindos ojos violetas, un año mayor que Ana.
La niña se sintió observada y al mirar vió a Ana que la observaba atenta, entonces se puso de pie de un salto, dejando su caña de pescar a un lado de la canasta de peces y también sintió un estruendo en su corazón, sintió alegría al ver a Ana y lentamente se acercó a ella.
- ¡Hola, ¿eres tú?- Preguntó la pequeña niña a Ana, pero esta no sabía qué responder.
- ¡Hola, ¿soy quién?.
- Eres ella, sin duda, mi nombre es Sasha, vivo aquí en el bosque, yo sé quién eres tú.- Ana quedó boquiabierta, sin palabras.
Sasha se inclinó ante Ana.
- Te e buscado mucho, no tengas miedo conmigo, eres la dueña de la Estrella Dorada, no tengo dudas de eso.- Ana no lo podía creer, ¿por qué esta niña que jamás en su vida había visto sabía quién era ella?.
- Disculpa, ¿cómo sabes eso? yo...
- No te preocupes, déjame explicarte, como te dije mi nombre es Sasha, soy la dueña de una de las estrellas más fuertes, la estrella verde, yo puedo controlar la naturaleza, sé de ti porque también tengo el don de sueños y en ellos te vi. te estaba esperando, no sabes cuanto anhele este día, sé que estás aquí porque te arrancaste de tu casa, debes estar muy cansada y con mucho apetito.
- ¿Cómo sabes que me arranque de mi casa?- Ana estaba sorprendida.
- Porque vi la escena en sueños, además nosotras ya nos conocíamos desde antes de nacer en este mundo.- Ana estaba sin palabras y quería seguir escuchando a Sasha.
- ¡Por favor cuéntame más! y disculpa, no me e presentado, mi nombre es Ana.
- Qué te parece si vienes conmigo para que comas algo y descanses, no puedo dejarte aquí sola, es peligroso.
- ¡Gracias Sasha!
Ambas niñas caminaron hasta la casa de Sasha, ésta llevaba muchos peces en su canasto, Ana la observaba de pies a cabeza, le llamaba la atención su forma de vestir, era muy libre, un vestido muy ligero, se sentía cómoda con ella y segura.
de pronto llegaron a una bonita casa en medio del bosque, era como de cuento de hadas, un lugar que jamás en la vida Ana hubiera imaginado ver, tenía 2 pisos, rodeada de enredaderas, flores de muchos colores.
- ¡Pero qué lugar tan hermoso!- Exclamó Ana.
- Me alegra que te guste, ésta es mi casa, por favor dame el honor de que entres en ella.- Ana entró y se sorprendió aún más
todo era hermoso, muchos colores, no era lujosa, pero sin duda era el lugar más bello que Ana había visto, todo era natural, materiales nobles, de pronto se acercó una linda mujer a Ana, no era muy alta, tenía ojos de color rosa, cabello rizado color n***o,vestía con un vestido color blanco, era muy linda y amable.
- ¡Buenas tardes Sasha, veo que encontraste a quién tanto buscabas, me alegro mucho - Dijo la linda mujer mientras le sonreía.
- Ana, te presento a Flora, ella es quién cuidó de mí desde bebé, yo fuí criada por las hadas.- Ana cada vez se sorprendía más.
- Mucho gusto señorita Flora, saludó Ana un poco tímida.-
- Por favor ponte comoda pequeña, si quieres puedes darte un baño caliente, te ves muy agotada, después les traeré comida, veo que trajiste muchos peces Sasha.
- ¡Muchas gracias Señorita, pensé que nunca saldría de ese bosque, estaba asustada.
- Es el destino Ana, hoy era el día en que teníamos que encontrarnos- Dijo Sasha muy reflexiva.- Ana sin duda le creyó y le sonrió.
Más Tarde, ambas se dieron un rico baño caliente, Flora le regaló a Ana una linda pijama de color blanco, comieron su cena y era hora de dormir.
- Es hora de que ambas duerman, le preparé a Ana una cama al lado de la tuya Sasha, sé que tienen mucho de qué hablar.
- ¡Claro, han pasado siglos si hablar- Dijo Sasha muy segura, Ana aún no podía creer cómo es que su nueva amiga sabía tantas cosas.
Ambas niñas fueron a la cama, la habitación de sasha era realmente bella, muy colorida y tenía una gran ventana en la que se podía apreciar la luna.
- Bueno Ana, ahora podemos hablar con más calma.
- ¿Cómo sabes tantas cosas Sasha?, la verdad es que yo no sé nada de mi pasado, perdí la memoria supuestamente con fuerte golpe y no puedo recordar nada.
- ¡Cielos Ana!, lo lamento mucho, ¿pero por qué dices supuestamente?.
- Porque tengo muchas dudas, creo que Jeff me miente.
- ¿Quién es Jeff y por qué dices que te miente?
- Es quién está a cargo de mi entrenamiento, para poder controlar mi estrella, siento que no es cierto lo que dice.
- Pero si dices que está a cargo de tu entrenamiento ¿por qué habría de mentirte?, eso sólo los separaría y entre un maestro y su alumno debe haber confianza.
- No sé Sasha, ¿por qué siento que ya antes e hablado contigo?
- Porque ya lo hemos hecho, lo que pasa es que como perdiste la memoria, no lo recuerdas.
- Pero no comprendo, yo no te había visto nunca, pero cuándo escuche tu voz me sentí tan bien y al verte, me emocioné, como si ya te hubiera visto antes.
- Te lo voy a explicar, nosotras siempre estaremos unidas en todas nuestras vidas, cada mil años nacemos, somos parte de las 4 estrellas legendarias, las más poderosas, la mía es la verde, que controla la naturaleza, existe la azul que controla el agua, la roja que controla el fuego y la más poderosa de todas, la dorada de la cual no existe mucha información, existen más estrellas, pero no tienen el mismo poder que manejamos nosotras.
- ¡No lo puedo creer!- Exclamó Ana
- ¿De verdad existen más estrellas?, ¿dónde están las demás?
- No lo sé, supongo que no es el momento de encontrarnos aún, lo importante es que nos encontramos nosotras, ya no estás sola Ana, yo fuí criada por las hadas, ellas me ayudaron a ser quién soy, me han enseñado tantas cosas y me premiaron, me obsequiaron estos mechones de cabello verde, mis ojos color violeta y mi último regalo fue mi voz.
- ¡Que hermoso Sasha, debe ser genial recibir esos regalos!
- Pero no son gratis, ellas me los obsequiaron por mi esfuerzo en aprender lo que ellas me enseñan, como mi estrella tiene que ver con la naturaleza, ella me han ayudado a desarrollarlo, a sido dificil pero lo e logrado, además son muy buenas conmigo.
- Me encanta como suena tu voz cuando hablas de ellas, suena emocionante, agradecida, con mucho amor, espero en algún minuto encontrar mis orígenes, quizás como llegué al mundo.
- Ana, nuestro origen no es el mismo que el de la gente común, una vez escuché una historia que decía que las estrellas que nacemos, somos quitadas de nuestras familias porque tenemos una misión que ellos jamás van a saber cumplir, yo no sé mi origen, quién fue mi madre o mi padre, quizás jamás lo sabremos, lo único que sí te puedo decir es que son buenas personas, porque sólo unas buenas personas pueden engendrarnos, no sufras por eso, enfócate en tu misión, eres la estrella más poderosa y debes mantener tu corazón limpio.
- Me siento más tranquila cuando me hablas, mi corazón comienza a tranquilizarse, hice algo muy malo en mi casa y le debo una disculpa a Jeff.
- Lo sé, vi la escena en sueños, pero tómalo como una lección, ya sabes que perder el control está mal, estoy segura de que ese tal Jeff te va a perdonar, no debes angustiarte, no estás sola, ahora me tienes a mí, yo no te voy a soltar jamás, mi misión es cuidar de ti, así como lo hacen todos los que viven contigo, pero también es guiarte.- Ana se sintió por primera vez amada por alguien, Sasha irradiaba amor, había encontrado una gran amiga.
- Estoy emocionada Sasha, agradecida de haberte encontrado, ahora mi mente se a calmado, creo que no e visto las cosas claras, soy una malagradecida, todos cuidan de mí y deben estar muy preocupados buscandome.
- No seas dura contigo misma, debes pensar que estás aprendiendo y hay muchas cosas que no sabes, yo te e dicho algunas, pero la verdad es que yo tampoco lo sé todo, espero poder aprender más y ayudarte.
- Con todo lo que me as dicho acerca de nosotras como estrellas me siento más tranquila, tu me dijiste que tú sabes cuál es tu misión, ¿cuál es la mía?.
- Tu principal misión es proteger a las personas de este mundo, no permitir que el mal haga lo suyo, debes cuidar y proteger la tierra a cada ser vivo, llegar a tu máximo poder y trascender.- Ana se sintió un poco asustada, pero entendía cada palabra dicha por Sasha.
- Comprendo, creo que es muy difícil ser la Estrella Dorada.
- No pienses así, porque no estarás sola nunca, yo soy la estrella más cercana a ti, ahora somos como una sola.
Ana se sentó en la cama y Sasha hizo lo mismo, ambas se miraron entre las sombras que se dibujaban en su rostro con la luz de la luna en la ventana y Ana tomó la mano de Sasha en señal de amistad, ambas sonrieron.
- Gracias Sasha, llegaste en el momento justo, mañana le pediré una disculpa a Jeff y espero que jamás nos separemos, desde hoy eres y serás siempre mi mejor amiga.- Sasha sonrió tiernamente.
- Así será Ana, te lo aseguro.
Al día siguiente Flora le obsequió a Ana un hermoso vestido color púrpura
- Pequeña Ana, hay una lección que debes aprender, dame tu mano- Dijo Flora, Ana obedeció.
- Una de las pocas cosas que sé de tu estrella es que tienes poderes curativos y te voy a enseñar a usarlo- Ana observaba atenta, Sasha también observaba sentada sobre una roca, de pronto Flora sacó un pequeño cuchillo e hizo un pequeño corte en la mano de Ana, ésta dio una pequeña queja de dolor, pero era soportable.
- Ahora imagina que esa herida se cierra y envía energía a esa zona, ¡vamos, tú puedes!- Ana respiró hondo e imaginó su herida cerrándose y mandó energía sintiendo cómo poco a poco, la sangre se evapora y finalmente sanó por completo.
- ¡Lo logré- Exclamó Ana, Feliz, Sasha aplaudía y Flora le sonreía.
-Aprendes muy rápido pequeña, ambas son muy inteligentes, te voy a obsequiar algo, cierra los ojos.
de pronto Flora sacó su varita mágica y apuntó sobre la cabeza de Ana y le obsequió un hermoso mechón de cabello dorado.
- Oro para la estrella majestuosa, - Ana no lo podía creer.
- ¡Muchas gracias señorita Flora!
- ¡Te ves hermosa Ana!- Exclamó Sasha.
- Recuerda que tienes una gran responsabilidad, procura llevarla con honor y cumple tu misión con toda la fe, es hora de que regreses a tu casa, pero podrás venir cuándo quieras, siempre serás bienvenida, Sasha te llevará de regreso.
- ¡Gracias, usted es muy amable señorita Flora!
- ¡Vamos Ana, yo conozco el bosque como la palma de mi mano!
Ambas emprendieron rumbo a la casa de Ana, mientras Jeff estaba muy angustiado en casa, había buscado a Ana sin éxito y temía lo peor, de pronto uno de los guardias fue corriendo a la oficina de Jeff.
- ¡Joven Jeff, joven Jeff!
- ¿Qué sucede?
- La niña Ana, ya está aquí y viene acompañada.
- ¿Qué?- Jeff salió corriendo a encontrar a Ana, ella venía junto con Sasha quién traía un canasto con regalos.
- ¡Ana, por Dios!- Exclamo Jeff emocionado, abrazó a la pequeña.
- Jeff por favor perdóname, no estuvo bien lo que hice, me dejé llevar por la oscuridad que quería invadir mi corazón.
- No te preocupes pequeña, yo comprendo tu frustración, sólo que espero que al momento de entrenar pelees así de esa manera, jajajajaja.. ¿quién es ella?
- Te presento a Sasha, ella es mi amiga.
- ¡Hola, mucho gusto, soy Sasha, le traigo estos presentes - Sasha le entregó la canasta a Jeff, contenía muchos frutos, miel, hongos comestibles, todo se veía delicioso.
- ¡Muchas gracias Sasha!- Jeff sintió algo de desconfianza
- No tenga miedo de mí, yo poseo la estrella verde y soy la más cercana a la Estrella Dorada, puedo controlar la naturaleza.- Jeff quedó boquiabierto al escuchar a Sasha.
- ¿ De verdad?, Jamás había escuchado de esa estrella.
Sasha le sonrió.