Capítulo 2 “Su sensación”

2282 Words
Lo primero que pasa por mi cabeza es la incredulidad hacía lo que estoy escuchando, pero rápidamente ese sentimiento es reemplazado por enojo, y luego, simplemente, resignación. En realidad, estaba preparada para que algo como esto ocurriera, de hecho, estaba lista para escuchar este mismo discurso y ya incluso tenía planes de lo que iba a cocinar al llegar a casa para desahogarme. Una ensalada que requiera picar muchas cosas. –Usted es una mujer competente, fuerte y hermosa, estoy seguro que podrá superar sus obstáculos y llegar alto en el mundo, si sigue esforzándose cómo lo ha hecho hasta ahora – me resisto a hacer alguna mueca. Otro discurso motivacional, otra palmada en la espalda y otra entrevista llena de palabras de apoyo. Para comenzar ¿Qué tiene que ver ser hermosa con poder lograr mis ambiciones? Por obvios motivos, el físico no podría importarme menos, y él menciona el mío como si fuese algo que valga la pena mencionar. Simplemente, no sé ni qué más insultar de toda la porquería que este tipo está hablando. Estoy molesta. –Entiendo – lo interrumpo lo más amablemente que puedo, porque no sé cómo podría reaccionar si sigo escuchando todo su vómito verbal por más tiempo. Sé que sus palabras no son con mala fe, pero aun así no me puedo evitar irritar. Estoy cansada de esto, de que me traten como si fuese de cristal. Sí, soy ciega, nací así, no es gran cosa, no se puede extrañar algo que nunca he tenido. –Muchas gracias por la entrevista, también por sus palabras – finjo una sonrisa y me pongo de pie, estirando una mano hacia su dirección. Siento como la estrecha quizás por más tiempo del adecuado. – Gracias a usted por su interés, espero pronto tenga éxito en su búsqueda – yo también lo espero. Finalmente me suelta, y utilizando mi bastón de guía, me apresuro a salir de la oficina de la pequeña compañía de marketing en la que esperé trabajar. Otra opción tachada, otro día para llevarle el almuerzo a mi hermano, y otra oportunidad de sentir ese cosquilleo desconocido. Ya van tres entrevistas seguidas, tres molestos rechazos, tres almuerzos abundantes y tres días en los que me invade está presión y cosquilleo por unos cortos minutos mientras me encuentro siendo regañada por mi hermano. Eso ha sido lo único que me ha entretenido lo suficiente como para dejar atrás mi fracaso y distraerme hasta hacer que prácticamente dejé atrás mi molestia. He llegado a la conclusión de que se trata de alguna mirada profunda puesta en mí, ahora, el verdadero misterio es conocer a la persona que tiene una mirada así de penetrante. Es asombroso como ese alguien puede hacer que lo sienta pegado a mi espalda viéndome aun cuando está a una distancia razonable, o al menos deduzco que me observa a lo lejos si Adrien no ha mencionado nada al respecto. Mi hermanito es bastante celoso, claro que él hubiese hecho al menos un comentario si se da cuenta que hay alguien viéndome. –Hola, mi pequeño bebé precioso – saludo apenas pongo un pie en mi hogar y soy rápidamente abordada por mi hijo perruno, quien no tarda en ladrar. Siempre me recibe de esta manera las pocas veces que salgo sin su compañía, y en el fondo creo que me regaña por salir sin él. –Lo siento por no llevarte, mi Rey, en este lugar no te iban a permitir entrar, pero no te preocupes, no me dieron el trabajo, no tendrás que preocuparte porque salga sin ti – siento como empieza a lamer mi mano lo que me hace sonreír sin poder ocultar la tristeza que siento. Sé que él me entiende perfectamente, Rey también sabe mejor que nadie toda la frustración que siento diariamente, después de todo, él es testigo de mis pequeños ataques de histeria. –No te preocupes, mi amor, mientras haya comida en el refrigerador no tendré otro de esos, no te daré más trabajo – acaricio su cabeza suavemente mientras sigo mi camino a la cocina. Hoy cortaré algo de carne. Tal y como vengo haciendo los últimos días, me tomo mi tiempo en cocinar para no hacerme daño, aunque quizás hoy estoy un poquito más alterada que las últimas veces, porque me cortó un dedo, me quemo otros dos, y a la tercera vez que el cuchillo se me cae al piso tengo a Rey golpeando mi pierna con su hocico y ladrando como loco a mi lado. –No me haré daño, al menos no más, ya cálmate, ya casi termino – bufo y dejo un pequeño empujoncito en él para seguir con lo mío. Para cuándo estoy satisfecha con el sabor de todo y ya he guardado mi cena y apartado lo de Adrien, le pregunto a Rey por la hora y casi me caigo al piso al escuchar que ya voy tarde. –Rey, hoy vamos tarde – apenas me terminó de vestir tomo el bolso con el envase de comida de mi hermano y salgo prácticamente corriendo, llevando en mi otra mano la correa de Rey mientras él comienza a ladrar, seguro alarmado por mi carrera. No puedo evitar reír. Si mis padres o Adrien me vieran correr de esta manera tan descuidada seguro les daría un infarto. También estoy segura que, si Rey hablara, estaría regañándome en este momento. –¡Disculpe, no lo vi! – suelto en un grito cuando tropiezo a alguien y no puedo retener la carcajada que me invade justo después de hablar. Mis padres y Adrien también me regañarían por burlarme de esa manera. Cuando Rey se detiene, indicándome que llegamos, me tomo un minuto para respirar profundamente, pero antes de llamar a mi hermano me sorprendo cuando percibo a alguien pararse frente a mí, esa persona pone sus manos sobre mis brazos y me tranquilizo al reconocer su voz. Es inevitable no alarmarme cuando alguien simplemente me toma, pero mientras Rey no gruña sé que no se me acerca alguien desconocido y menos alguien sospechoso. –¡¿Cómo se te ocurre venir corriendo?! – arrugo un poquito la frente, aunque luego quiero reír al tener una idea. –¿Cómo supiste que venía en camino? ¿Rey te lo dijo? no vi cuando, supongo que debo prestarle más atención a mi entorno – lo escucho resoplar y eso me hace carcajear otro poco. Tanto él como mis padres son algo sensibles al tema de mi ceguera, lo que hace que me burle todavía más. Lo bueno de mis burlas es que después de tantos años se acostumbraron a ello e incluso tienden a tranquilizarse luego de escucharme lanzar alguno de esos chistes que mamá y Adrien clasifican de mal gusto. Y es que los tres saben que después de un momento complicado me encuentro bien porque me burlo un poco de mí. Por otra parte, papá a veces hasta se une a mí, creo que también es su método de aliviar mi estrés en diversas situaciones, burlándose conmigo de mi pequeña deficiencia. –Sabes que no me causa gracia. –Tienes razón, sabía que eres un aguafiestas, hermanito, papá es más simpático que tu – le saco la lengua, queriendo molestarlo un poco más con actitudes infantiles, pero me quejo al sentir como aprieta un poco más de la cuenta mi nariz. –Estoy siendo serio, Amari, fue muy peligroso que vinieras corriendo, aun si fuese acompañada o sola, no debiste ser así de imprudente – arrugo la nariz, pero al final simplemente asiento y me encojo de hombros. Si fui algo imprudente y pudo pasar algo peor que solo tropezar a alguien, no soy idiota, lo sé muy bien, pero tiendo a actuar y luego pensar. Mi culpa. –Lo sé, lo siento, no volverá a pasar – suelto un suspiro y le sonrío para intentar relajarlo al menos un poco – Eres tan grande y maduro, pareces el mayor. Lo escucho soltar una pequeña risa. –Yo también sospecho que en realidad yo nací primero – le dejo ir un pequeño golpe a su dirección, pero como siempre, fallo. –Recuerdo tu nacimiento, tonto, yo vine primero – y para terminar con el tema, levanto el brazo con su comida en su dirección, justo al mismo tiempo en el que siento ese ya familiar cosquilleo recorrer el dorso de mi columna. Resisto mi necesidad de voltear. Tampoco es como si yo pudiese ver si hay alguien acosándome a la distancia. –Mierda, Amari, estás herida – siento como sostiene mi mano. Me quejo un poquito. Quizás si necesite algo de alcohol y una curita. –Hoy no ha sido el mejor de mis días, lo siento – siento como pone un dedo bajo mi barbilla, haciéndome levantar el rostro, y vuelvo a hacer una mueca. Seguro me veo demacrada. Ya más de una vez tanto él como mamá me han informado que no hay manera en que yo pueda ocultar cuando no duermo bien, aun cuando aprendí a usar el corrector. Papá dice que siempre me veo hermosa y que nadie con un par de ojos funcionales podría maquillarme mejor. Yo prefiero quedarme con el testimonio de mi papi. –No tenías que cocinar si no te sentías bien, te distraerás más de la cuenta y te harás daño, si ya es peligroso que lo hagas cuando estás concentrada… – me separo un paso de él, apartando su mano de mi rostro. –Estoy bien, solo sigo molesta, tuve una entrevista ayer en la tarde y otra hoy temprano, solo necesitaba drenar y Rey se molestó la última vez que intenté con romper cosas. –Solo a ti se te ocurre romper tu vajilla en el salón – suelto una risita que muere lentamente al sentir como la presión en mis hombros y el cosquilleo en mi estómago se hace más intenso. Instintivamente volteo a mi derecha justo antes de escuchar un carraspeo provenir de ese lugar. Siento como mi estómago se contrae, junto con unos nervios inexplicables que me hacen sentir todavía más curiosa sobre que o, mejor dicho, quien podría hacer que mi cuerpo experimente todo esto. Se siente como si estuviese a punto de saltar de un avión en paracaídas. –Señor Carter, buenas tardes ¿se le ofrece algo? – escucho a mi hermano hablar al mismo tiempo que siento como prácticamente se me pega al costado y toma mi muñeca, como si tuviese que evitar que cometiera una imprudencia. Evito mencionar algo al respecto solo porque sé que diría algo imprudente, y por la manera en la que se dirigió al Señor Carter, asumo que es alguien importante con el que tengo que tener cuidado al dirigirme. Ahora, mi pregunta es si este mismo señor es el motivo por el que mi cuerpo está llenándose de adrenalina. –Prisloo, no, la verdad no – mi cuerpo vibra al escuchar su tono profundo y eso es todo lo que necesitaba para confirmar que sí, este hombre es el motivo por el que sigo viniendo con la excusa de traerle comida a mi hermanito. –Amari Prisloo – suelto, levantando mi mano hacia donde supongo que está. También le sonrío. Mamá siempre decía que una sonrisa puede alegrar el alma, y es un aprendizaje que no puedo dejar de llevar a cabo aun cuando yo no soy capaz de ver ninguna. Siempre me esfuerzo por mantener las buenas costumbres. –Un placer conocerlo – culmino mi presentación, esperando pacientemente porque tome mi mano. Al no poder ver, mi primera impresión se basa en el tono que utilizan las personas a mi alrededor y en el apretón de manos al momento de presentarnos. Así que sí, estoy algo impaciente por tomar la mano de este misterioso hombre que me llena de misteriosas sensaciones con solo una corta mirada a la lejanía. También me gustaría saber que hacia mirándome. –Un gusto, Thomas Carter – lentamente, su mano se posa sobre la mía y con la misma parsimonia la aprieta, estrechándola con delicadeza, pero firmeza. Su mano es grande, se siente fuerte, gruesa, su tono de voz también es profundo, y marca cada palabra con seguridad. Me gusta, quiero escucharlo más. También me gustaría sentirlo un poco más. Ese último pensamiento me dirige a unos un poco más impuros que me hacen reír bajito. Seguro Adrien me regañará si me permito decir lo que pienso. –Amari – inclino la cabeza hacia donde sé que está mi hermano, pero no volteo, sino que me mantengo de frente a este Señor Carter. Otra cosa que no mencioné y que vale la pena recalcar, es que huele delicioso, huele a dios de pecado y a perfume ridículamente caro, pero que fácilmente podría venderse bajo el slogan de “baja bragas” –Es tarde, tendré que volver al trabajo pronto, y me gustaría enviarte a casa antes de eso – esta vez sí volteo en su dirección. – Si me disculpan – otra vez vuelvo a girar, ahora hacia donde el señor Carter, pero no alcanzo a decir algo antes de sentir que se alejó de nosotros. –¿Qué fue eso? – le pregunto a Adrien. –Como si supiera, ese tipo es extraño, parece odiar a todo el mundo y dicen que es un hijo de puta, pero es brillante – intenta quitarle importancia, pero lo conozco mejor que nadie, y sé que se está guardando varias dudas para sí mismo. Igual no voy a insistirle porque exteriorice sus dudas sabiendo que son las mismas que las mías. ¿Por qué el señor Carter se acercó así de repentinamente?
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD