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Heridas

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Blurb

Megan se había ido a Londres, estaba escapando de su pasado, un pasado con nombre, Gastón, quien le había roto el corazón y había destruido sus sueños de tener una familia, la había destrozado por completo. Cinco largos años habían pasado desde aquel día y en su cabeza no pasaba si quiera la idea de volver a Estados Unidos, hasta que una llamada lo hace cambiar todo, su tío Lucas, el hombre que se había hecho cargo de ella desde los 5 años había muerto y debía volver al país que juró nunca regresar, debía volver para despedirse de él. Ella sabía que tendría que quedarse y hacer su vida en el lugar donde lo había perdido todo, puesto que Lucas le hizo saber muchas veces que ella era la Heredera de las empresas constructoras que él y su padre habían creado, las mismas que llevaban el apellido de su madre.

Poco tiempo después Gastón se vuelve a cruzar en su vida y le duele verlo como aquella última vez. En el proceso de su confusión conoce a Ignacio, un hombre que la llena por completo y hace que olvide la soledad y el vacío que sintió por tantos años, pero una promesa la hará separarse de él y hacerle lo que ella más temía hacerle a un ser humano, romperle el corazón. 

Ignacio se vuelve alguien frio y la odia, se lo hace saber todo el tiempo. Pero Megan no se da por vencido y cree firmemente que puede recuperar su amor.  

             nuevamente. 

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CAPÍTULO 1
El sonido de mi teléfono me sacó de mi concentración. Miré la pantalla y era la tía Kate. Eran la 1 de la mañana, ella Seguro iba a regañarme por estar en la oficina. -Hola -contesté lista para el regaño. -Megan cariño, Lucas murió. -Dijo ella sollozando. Me quedé en silencio no sé por cuánto tiempo. -Megan. Estas ahí? -Pregunto Kate sacándome de mi silencio. -Si, lo siento. Puedes hacerte cargo por favor? estaré ahí en unas horas. -Si cariño, yo me haré cargo de todo. -Kate. -Dije después de un rato de silencio.- ¿Cómo paso? -Un infarto. -Dijo ella sollozando- Estaba solo Megan, Esto es mi culpa. Nunca debí divorciarme de él. Yo rompí en llanto. –No Kate, es mi culpa, yo lo dejé solo por años. Nunca lo fui a ver. -Dije con la voz rota. Me disculpe con ella, corte la llamada. Y lloré. lloré todo lo que no había llorado en años. Despues de un rato, cuando pude calmarme, llamé a mi secretaria. -Hola. Respondió ella con voz soñolienta. -Lisa Perdona la hora. Por favor, llama a mi piloto, necesito ir a estado Unidos ahora mismo, llama a casa, que me armen una maleta con ropa y pasen por mi a la oficina por favor. -Enseguida arreglo todo Srita. Kunzli. Corté la llamada y me derrumbe. Empecé a llorar como hace 22 años, como esa pequeña de 5 años que había perdido a su padre. Como esa pequeña niña que no tenía a nadie más en el mundo. Lloré no se por cuánto tiempo. Mi teléfono sonó interrumpiendo mi llanto desconsolado. -Señorita Kunzli, esta todo listo, su auto está abajo esperandola. Que tengo un buen viaje. -Gracias Lisa. -Respondi con voz aguda. El vigilante me saludó y no se sorprendió de verme, era común que yo me quedara hasta horas de la madrugada en la oficina. El vuelo duró 7 horas de 35 minutos para ser exactos pero a mi me parecieron 100 largos días. Lloré todo el viaje mientras recordaba al tío Lucas. En 5 años solo lo había visto dos veces, y es que el no era de demostrar afecto. Al llegar al Aeropuerto me esperaba un chófer. -Señorita Kunzli, tengo órdenes de llevarla a casa para que se refresque un poco. -Dijo el con cara seria. Pero yo negué -Quiero ir a la funeraria por favor. En el camino a la funeraria iba viendo la ciudad que había dejado hace 5 años. Todo estaba tan distinto. Cuando llegamos, a la primera que vi fue a kate, ella me abrazó y lloramos juntas. Era un día tan triste para las dos. Parecía una jodida película, el día estaba nublado. Como si el también estuviera triste. Yo me sentía la peor persona del mundo, había dejado solo al tío Lucas y no me lo iba a perdonar nunca. El entierro fue aún mas triste. Todos se acercaban a saludarme y lo curiosos es que no recordaba en 60% de los rostros. Y como si de una película se tratase cayeron unas pequeñas gotas, como si el cielo llorara. Pero jodido cielo, como ibas a llorar si tu te lo había llevado? No se cómo demonios me sentía, estaba enojada, estaba triste. Estaba hecha un desastre. Después del entierro me fui con kate a su casa, ella se notaba tan triste. En el auto puse mi cabeza en su hombro y lloré, lloré como esa niña de 5 años que había perdido a su padre. Pero era una mujer de 27 años que había pedido a su padre, eso era Lucas para mí, mi padre. Kate se pasó los días triste, no quería comer y solo quería dormir. -No puedo perderte a ti también, le dije abrazándola. -Lo siento, es que yo lo amaba. Dijo ella cerrando los ojos -Lo sé. –Dije haciendo una pausa ¿Porque se divorciaron? -Ella inmediatamente me miro -No lo sé cariño, un día discutimos y fue horrible Megan. Lucas me dijo que lo mejor era divorciarnos, sé que no lo decía en serio, pero lo dejamos correr y cuando nos dimos cuenta ya habíamos firmado los papeles del divorcio. Fui una tonta, debí haberle insistido. Haberle dicho que lo amaba. Yo la abracé y ella se derrumbó en mis brazos. Era extraño ver a Kate así, ella siempre había sido tan fuerte. Ella siempre había sido mi roca. Pero es que hasta las ricas tienen su punto débil. Eso lo había entendido estos días. Así pasaron los días, kate se arrastraba por la casa, ella estaba realmente deprimida. Y yo estaba tan preocupada por ella. No la dejaba sola ni un segundo. Le decía cuanto la quería todo el tiempo posible. La lectura del testamento del tío Lucas fue muy rápida. Yo era su absoluta heredera y debía hacerme cargo de la empresa que él y mi padre habían creado. Un mes después kate empezó a estar mejor y a sonreír un poco. Así que me mudé a la casa del tío Lucas, Igual comía con ella y los fines de semana la pasábamos juntas. Ella era mi única familia, lo único que me quedaba. Ocupar la silla y del tío Lucas era muy extraño para mí. Nunca había estado de este lado del escritorio. Me hacía sentir triste, nostálgica. No lo sé, era extraño. Así paso el tiempo y yo me volví como el, alguien callada que trabajaba mucho. Alguien entró a mi oficina, pensé que era Elizabeth mi secretaria, al levantar la mirada me encontré con unos ojitos que mi miraban intrigados. -Hola, me dijo un niño rubiecito con ojos hermosos. -Hola - le respondí – ¿estás perdido? ¿Puedo llevarte con tus padres? -No - Dijo el negando con la cabeza - solo estoy de paseo. -Quieres comer algo? Justo estaba por pedir desayuno - Le pregunte levantándome y saliendo del enorme escritorio que nos separaba. El pequeño niño Abrió la boca – Woooow, eres una princesa. Eso me hiso sonreír – Wooooow, tienes una hermosa sonrisa.- Dijo el pequeño. -Gracias. Respondí mirándolo. –Me llamo Megan dije tendiéndole mi mano. -Yo soy Robert, pero puedes decirme Rob. – Dijo el sonriendo. -¿Muy bien Rob, Que quieres pedir de comer? Él lo pensó unos segundos – Quiero cereal de colores - Dijo sonriendo. Y esa si que era una hermosa sonrisa. Él era realmente un hermoso niño. Después de terminar su cereal me ofrecí acompañarlo a la guardería de donde había salido a dar un paseo como decía él. Eso me hacia reír. Robert tenía 4 años y sus dos padres trabajaban para mí. Cuando le pregunté sus nombres el solo dijo –Se llaman papá y mamá. Muchas veces salía de reuniones y lo encontraba esperándome en mi oficina, no sé cómo mi secretaria nunca lo vio. Y tampoco sabía cómo lograba salir y entrar de la guardería sin que lo vieran. Cuando no llegaba a ir a mi oficina lo extrañaba. Fui a visitarlo en la guardería varias veces, pero no entraba, me quedaba observándolo de lejos. Yo siempre había querido ser madre, y Rob despertaba esos instintos en mí. Un día estaba teniendo un ataque de ansiedad así que salí a correr para intentar calmarme, estaba absorta en mis pensamientos cuando choqué con alguien y caí al suelo lastimándome la muñeca. Me queje del dolor sin levántame. -¿Lo siento, te lastimaste? -Preguntó alguien agachándose. Al subir la mirada me encontré con un par de ojos que me miraban preocupados. Y podría que jurar que eran los ojos más hermosos del mundo, te podías perder en el azul de ellos. -Te lastimaste la mano? Dijo al mirar que me agarraba la muñeca. – Puedo mirar? -Volvió a preguntar. Y debió pensar que yo era una estúpida porque no respondía. Cuando logré reponerme solo asentí. ¿El tomó mi mano – Te duele? -Dijo apretando mi muñeca. Yo inmediatamente me quejé del dolor. -Esto es mi culpa, te llevaré a urgencias, mi auto esta por allá dijo señalando con el dedo. Yo inmediatamente me negué – No te preocupes. - Y es que no estaba loca para subirme al auto de un extraño. Y Podría jurar que me leyó el pensamiento. -Que loco estoy, perdón, sé que no te subirías al auto de un extraño. –Dijo sonriendo. Y joder que era la sonrisa más linda que había visto. El saco su teléfono del bolsillo de su chaqueta – Siri busca hospitales cercanos a mi ubicación. Inmediatamente siri le arrojó resultados – Hay uno a dos cuadras, vamos dijo tomándome de la otra mano y prácticamente arrastrándome, ya que un paso de él, eran dos míos, el realmente era alto. -Soy Ignacio, por cierto. -Megan. -Respondí yo. Una vez en emergencias me atendieron y sacaron placas de mi mano, y si, había una pequeña fisura. Así que debía usar una férula por un mes. Él no se separó de mi lado ni un segundo y me pedía disculpas todo el tiempo. -Tienes un novio muy atento Megan –Dijo una de las enfermeras saliendo del cubículo. Que? Novio? Pensé yo sorprendida. Lo miré y él estaba avergonzado. – Les dije que era tu novio para que me dejaran estar contigo, ya sabes, eso de solo familiares. –Dijo encogiéndose de hombros. Yo sonreí. –Vaya al fin sonríes. Dijo Mirándome. Salimos de emergencias y él se empeñó a acompañarme. Yo estaba muy lejos de casa así que era imposible que yo caminara esto sin una crisis de ansiedad. -Vivo muy lejos. - Dije para que desistiera de acompañarme -Pues te acompaño. -Respondió sonriéndome. -Vne caminando, así que será mínimo una hora de camino. -Dije mintiendo para sacármelo de encima. Él se encogió de hombros. –Te acompaño Megan, lo de tu mano es mi completa culpa. Así que es mi responsabilidad que llegues bien a tu casa. -No te preocupes, voy a llamar a alguien para que venga por mí. -Te voy acompañar hasta que vengan por ti. -Dijo sonriente. Joder, que nada lo detenía, creo que esto era considerado como acoso. Joder no seas así Megan, el solo intenta ser amable. Llamé a mi chofer, y le di la dirección, cuando corté el me miró -Eres Inglesa? Tu acento me confunde. -No -Respondí. -Estuve una temporada allá, tal vez por eso tengo mezcladas las pronunciaciones. -Vaya -Respondió el. - Hace cuánto volviste? -Unos meses. -Respondí yo. Y así estuvimos hablando por un rato. Ignacio era un hombre agradable aparte de apuesto obviamente. Yo había dejado de darle respuestas cortas y empecé a mostrarme más amable. El realmente era una persona amable. Mi chofer se estacionó justo en frente de nosotros. –Es mi auto, debo irme. Dije señalando. -Puedo verte otra vez? Dijo el dándome una hermosa sonrisa. –Obvio no como en esta vez que te hice daño. Yo me reí y le di mi número. –Gracias por todo Ignacio. Dije despidiéndome y tendiéndole la mano. El tomo mi mano me atrajo hacia el y me dio un beso en la mejilla. -Adios Megan.

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