Algo inesperado

2042 Words
Habían pasado dos semanas desde la reunión que marcó un punto de quiebre con los ejecutivos de la empresa Ainsley. Los que un día se llamaron amigos de Edward Ainsley fueron juzgados por cada fraude y desvío de fondos de la empresa. El proceso legal contra esos hombres no fue nada fácil para Victoria, a la mayoría de ellos los conocía desde que era pequeña, eran “amigos” de su familia, estuvieron en el funeral de su madre apoyando a su padre. Se suponía que lo apreciaban. Para Victoria era incomprensible que hubieran sido capaces de ponerse de acuerdo para destruir la empresa que su padre había construido con tanto esfuerzo y sacrificio. Ellos eran los responsables de causar el declive económico que llevó a su padre a endeudarse con Liam Cárter. Para Victoria, testificar contra ellos era un conflicto que le causaba sentimientos encontrados, Liam lo comprendió a la perfección. Conocía muy bien el sabor amargo de la traición, así que decidió volverse su ayuda, su consejero y su apoyo durante todo el.p proceso. Una tarde después del último juicio, Victoria se hallaba exhausta emocionalmente, al salir del juzgado Liam le propuso: — Caminemos un poco. —- ¿Caminar? … La verdad prefiero volver a mi casa, darme un baño y meterme en la cama. — Te aseguro Ainsley que caminar te hará bien. — ¿Ah sí? ¿Y tú cómo lo sabes Liam? Era la primera vez desde lo sucedido entre ellos que Victoria lo llamaba por su nombre, para él eso fue un paso hacia el perdón de Victoria. Liam no había podido sacarse de la cabeza la noche en que la amó, había tratado de concentrarse en los negocios y olvidar lo sucedido. Pero no lo había logrado. Aquella invitación inesperada, cargada de una pasión que no había sentido nunca, lo había hecho temer y alejarse. Para volver a la empresa de Victoria Ainsley, Liam se había envuelto en la coraza de acero que generalmente cubría su corazón. Pero cada día que pasaba cerca de ella, se encontraba a sí mismo más alejado de su paz interior. Había aprendido a no mostrar sus sentimientos, a no sentir afecto por nadie y mucho menos por una mujer. Era un hombre de negocios que no permitía que sus emociones se interpusieran entre él y sus objetivos. Sin embargo, con Victoria todo era diferente. La noche que pasaron juntos había dejado una huella imborrable en él. A lo largo de las semanas que habían trabajado construyendo un caso sólido contra los ejecutivos, él luchaba por tener el control en sus pensamientos y deseos, luchaba por mantener la distancia, pero había una constante que se repetía en su mente: la oportunidad de disculparse con ella por lo que había hecho aquella noche. Al irse de su departamento de madrugada sin despedirse, actuó como un cobarde, tuvo miedo de lo que sentía, pero no se lo diría. Pues eso sería reconocer que ella significó mucho más que una aventura de una noche. No iba a permitirse albergar sentimientos por ella. Aun así deseaba tener la oportunidad de decirle: Lo siento. Liam quería saber si ella creería que lo que había pasado entre los dos fue un error. O si actuaba tan distante con él porque seguía molesta. No quería que Victoria pensara que él la había usado para luego desaparecer de su vida como hombre. Liam estaba preocupado por lo que ella estuviera pensando de él. Decidido a pedirle perdón, aunque no sabía qué palabras usar, aprovechó que ella se veía vulnerable para invitarla a caminar y así iniciar una conversación que le permitiera hablar de lo sucedido y disculparse. Pero ella no le hacía el camino fácil. Caminaba dos pasos delante de él sin dirigirle una palabra. Los minutos se deslizaban en silencio entre ellos, sus pasos firmes mostraban la tensión que existía entre ellos, pero ninguno de los dos decía nada . Liam había intentado ser cercano, ser su apoyo, que ella supiera que entendía cómo se sentía. Quiso en varias ocasiones acercarse a ella y ofrecerle su hombro, pero ella siempre mantenía una distancia, una barrera impenetrable que, si bien no era visible, él la sentía en cada palabra, en cada gesto. Liam entendía que se había equivocado, que la había lastimado. A él nunca le había importado lo que pensaran sus amantes, las compensaba con un regalo costoso y las usaba de nuevo cuando quisiera diversión, aunque por lo general nunca repetía una noche con la misma mujer. Solo había sucedido con Rachel y ella no significaba nada para él. En cambio con Victoria Ainsley las cosas habían sido diferentes, ella no lo perseguía como sus otras amantes, ella era orgullosa, segura de sí misma. Liam extrañaba su coqueteo, sus miradas intensas y enigmáticas que lo dejaban inquieto y con deseo de más. Esa tarde, después de semanas tensas y difíciles para ella, Liam decidió arriesgarse. Se encontraban caminando en una calle vacía, su intención era alejarla del estrés de lo sucedido. A Liam le importaba sinceramente que ella se sintiera bien. En su cabeza Liam buscaba las palabras correctas para iniciar una conversación que le abriera la puerta para disculparse con ella. De repente y sin esperarlo Victoria se volvió hacía él, lo miró a los ojos y preguntó: — Liam, ¿Por qué te fuiste esa noche? La pregunta de Victoria fue directa e inesperada. Él no esperaba esa reacción de parte de ella — Victoria yo… – guardó silencio por unos segundos tratando de pensar que responder, y lo único que se le ocurrió decir fue: — Lo siento. Respondió, intentando sonar relajado, aunque una leve tensión se reflejó en su tono de voz. — ¿Lo siento? … No respondiste a mi pregunta Liam... ¿Por qué lo hiciste? Victoria lo miraba fijamente pero Liam no respondió. — No quieres decirme por qué… Victoria tomó una pose segura, tan segura que Liam por primera vez en toda su vida se sintió intimidado, vulnerable y desnudo. Victoria parecía leer sus temores, y eso era algo que él jamás le permitía a nadie. Liam guardaba silencio, buscaba en su mente las palabras indicadas para responder, pero no se le ocurría nada. — Está bien Liam, no tienes que responder, comprendo que lo que pasó entre nosotros no significó nada para ti… Suspiro hondo y continuó: — Somos adultos y tomamos decisiones de adultos, lo que sucedió fue culpa del champán, una noche de locura y nada más. Liam observó decepción en los ojos de Victoria, sintiéndose mal por lo que ella pensaba de él. Con otra mujer ni siquiera le habría importado que lo acusara de frívolo, pero lo que ella le decía y lo que pensara sobre él, le importaba mucho. Pero no sabía cómo resolver lo que estaba causando su silencio. — Estoy cansada… Me iré a descansar. – dijo, dandole la espalda a Liam. Cuando la vio alejarse dijo: — Victoria… Aunque no lo creas, siento mucho lo que pasó, discúlpame. — ¿Cómo debo tomar tu disculpa Liam?.... — ¿Cómo una manera de decir que te arrepientes de lo que pasó, o una forma indirecta de decir que te equivocaste al dejarte llevar por mi? La mirada de Victoria era firme, le exigía una respuesta a sus preguntas. Él tenía en su mente la respuesta, su corazón sabía que decir, pero eso significaría reconocer lo que sentía. Había deseado disculparse, y poder tener una nueva oportunidad de dormir con ella, pero ahora estaba de pie ante Victoria, observándola perdido en sus pensamientos, con la luz del atardecer iluminando el rostro de Victoria Esa imagen era un contraste hermoso y doloroso para Liam. Podía ver su rostro, pero no podía alcanzarla, no podía adentrarse en su mundo, no debía reconocer ante ella ni ante sí mismo lo que le hacía sentir. Ese sentimiento lo quemaba por dentro más que cualquier otra cosa. ¿Qué le podía responder? Lo que dijera podría alejarla en lugar de que ella comprendiera lo que pasaba dentro de él. Además ni él mismo estaba seguro de sus sentimientos por Victoria, si eran sentimientos o deseo, atracción o algo más. Se acercó a ella lentamente, con cuidado de no interrumpir su silencio, con una sonrisa sutil que trataba de disimular su creciente nerviosismo. Se quedó mirándola, buscando algo en su expresión. Pero no encontró lo que esperaba. Sólo había distancia. Era como si la barrera entre ellos fuera aún más fuerte ahora. — Deberíamos hablar —dijo él, con voz más suave de lo habitual. Ella lo miró fijamente, sus labios apretados en una línea delgada, como si estuviera evaluando si valía la pena escucharle. — ¿Hablar de qué, Liam? —su tono ya no era tan frío, pero aún mantenía una sombra de desconfianza. Él dio un paso más cerca de ella, pero no lo suficiente como para invadir su espacio personal. — De lo que pasó entre nosotros. De por qué te dejé aquella noche sin una explicación, sin disculpas. —su voz era clara y directa, pero el peso de sus palabras colgaba entre los dos, dándole una dureza que no podía disimular. Victoria lo observó durante un largo momento, y Liam pudo ver cómo su expresión cambiaba sutilmente. Victoria era una mujer herida. — ¿Sabes qué, Liam?... No sé si quiero escuchar lo que tengas que decir. —respondió, sus palabras sonaron como pesadas piedras que golpeaban su armadura. Liam bajó la mirada, frustrado consigo mismo por no haber hablado antes, por no haberse detenido en ese momento crucial. — Te debo una disculpa, Victoria. Sé que no hice bien ....Lo siento. Sus ojos se cruzaron en una mirada profunda, el muro que los dividía se quebraba. La tensión entre ellos se rompió y el deseo de besarse se sintió en el ambiente. Cuando la distancia entre ellos se acortaba y el deseo de besarse se hacía inevitable e irresistible, la puerta de un auto se abrió de golpe, y la figura de un hombre entró en escena sin previo aviso. Era un hombre alto, de mirada fija y una postura militar que no podía pasarse por alto. Victoria giró su rostro al escuchar pronunciar su nombre. lUna expresión involuntaria de sorpresa y, quizás, algo más, cruzó su rostro. — ¡¿Qué haces aquí?! —exclamó, visiblemente sorprendida e incómoda. Liam se giró rápidamente. No conocía al intruso, pero obviamente Victoria sí. El hombre que acababa de entrar era un soldado de la fuerza naval, su uniforme lo decía. — Victoria —dijo con voz grave y autoritaria—. He venido a hablar contigo… — Amor, no importa lo que dijiste, yo no voy a quedarme fuera de tu vida… Te amo. Liam sintió un golpe directo en su pecho. La reacción en su interior fue inmediata: celos, furia y un miedo que no había anticipado. Algo se desmoronó dentro de él, y la tensión creció al instante entre él y ese sujeto. Victoria, con una mirada dura, puso distancia palpable entre ellos. — Noah, no es el momento ni el lugar para esto —respondió, su voz temblaba ligeramente, lo que hizo que el corazón de Liam se acelerara. Liam no podía soportarlo. Sintió el peso de la competencia en su pecho, una competencia que no sabía cómo enfrentarla. — ¿Noah eh? —Su tono firme y tenso no pasó desapercibido para Victoria. Ella lo miró, y por un momento Victoria sintió que todo se desmoronaba a su alrededor. Una sombra de duda cruzó su mirada, y Liam no pudo evitar preguntarse si aún había algo entre ellos, algo que él no había logrado entender. El soldado dio un paso hacia ella, con una mirada desafiante hacia Liam. — Vine a hablar con Victoria —dijo Noah, sin apartar los ojos de Liam. Liam sintió una oleada de ira recorrer su eapina dorsal. No iba a permitir que un hombre como Noah, entrara de nuevo en la vida de Victoria. Era obvio para él que ese tal Noah era parte del pasado de Victoria. Sin embargo, ella había sido su mujer, él era su presente, y no iba a renunciar al derecho que sentía sobre ella.
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