¡No acepto!

1357 Words
La castaña parpadea varias veces, y se pregunta, si es que ese hombre había perdido el juicio. Como se le ocurría proponer una atrocidad como esa, tenía en frente a un sádico potencial y de los peores. Lo único que estaba buscando de ella era tener sexo, ¡Estaba loco! —¿Ha perdido la razón? —Pero Fabián no le responde, se limita a mirarla seriamente —. Yo no pienso acostarme con usted. —Entonces, te quedaras aquí hasta que decidas aceptar —Fabián se da la vuelta, dispuesto a marcharse. —Espere un momento —Ella se pone en pie y lo sigue —. No puede tenerme aquí encerrada, lo que usted me está pidiendo es una locura. Prácticamente me está obligando a hacer algo que no deseo —El CEO se detiene dándole la espalda —. Esto es un delito. Fabián se da la vuelta encarando a la castaña, pero al hacerlo, nota que ella intenta da un paso hacia atrás. —O aceptas, o te quedas aquí hasta que me dé la gana. Tú eliges. —No pretendo ceder ante sus caprichos, se le nota que le gusta que las mujeres hagan lo que quiera —Con todo el mido del mundo, Ángela lo enfrento. Ella esperaba una contesta, pero lo único que recibió a cambio fue que ese hombre se abalanzara sobre ella, tomándola por la cintura y apretará su cuerpo contra el suyo. —Yo siempre consigo lo que quiero. Por eso soy quien soy en este país. Ella amplía los ojos ante la respuesta de ese sujeto, lo que la lleva a preguntarse, ¿Quién demonios era? ¿Y porque se había fijado en ella? —Yo no sé qué se está creyendo usted, pero yo no pretendo caer en su… Y de la nada, las palabras de la castaña fueron detenidas por un arrebatador beso por parte de su captor. Inmediatamente, ella intenta defenderse y alejarlo, pero no lo consigue. Mientras más forcejeaba con él, ese hombre la apretaba contra su cuerpo sin piedad. El beso era fiero, posesivo, demandante… no le daba oportunidad de respirar, ni mucho menos de pensar. Era como si ese beso ahogara todos sus miedos y dudas, era una sensación extraña, ni conocía a ese hombre y ella estaba sintiéndose extraña por un simple beso. En eso, la mano de aquel sujeto se posó en su muslo; y con ello elevo su pierna, mientras no paraba de besarla con pasión y lujuria. De un momento a otro, Ángela se dejó envolver con aquel beso. Y sin poder evitarlo, la parte baja de su vientre comenzó a mojarse, el beso era tan intenso, y húmedo que ella no conseguía mantener la cordura. Hasta que, la mano de aquel hombre se posó por debajo de los pliegues de sus bragas. En ese momento, ella perdió la cabeza, llevó ambos brazos alrededor del cuello de él rindiéndose al beso y caricias. Mientras que Fabián frotaba la pequeña protuberancia de Ángela, sintió como ella se rindió a sus besos. Y en cuento ella cruzo los brazos por su cuello, supo que tendrían sexo esa noche. Sin perder el tiempo, o antes de que entrará en razón, elevo su cuerpo, llevándola nuevamente hasta la cama. De inmediato, ambos se acostaron y él se metió en medio de sus muslos. Subió su vestido hasta la altura de su cintura para luego bajar aquellas diminutas bragas de encaje que llevaba puestas. La desnudez de la parte baja de la castaña, lo incito a quitarse la ropa rápidamente. Segundos después; busco los labios de Ángela y con la misma que la beso también la penetro, y lo hizo con tanta fuerza que ella pego un grito ahogado que fue apaciguado por los labios de Fabián. El CEO no se detuvo por nada del mundo, más bien continuo entrando y saliendo de ella sin contemplación alguna. Quizás la rabia que esa mujer le había hecho pasar, lo llevo a follarsela de esa manera, por lo general no era tan brusco con una mujer. Sin embargo, el que ella se negara desde un principio le había hecho hervir la sangre, y termino por tomarla sin quitarle la ropa. Que se hiciera la dura, únicamente acrecentaba la lujuria que intentaba controlar. Pero la realidad era que, después de besarla, le provocó tomarla y hacerla suya. Quería que viera que no podía hablarle como le diera en gana, y salirse con la suya así como si nada. […] No más al sentir el primer rayo de sol reflejado en su cara, Ángela frunció el entrecejo. La castaña abrió los ojos y luego los cerró de nuevo al recibir la luz del sol directamente en la cara. Gira el rostro hacia un lado y es cuando se fija en la figura masculina que tenía al lado, ella amplia la mirada al recordar lo que había sucedido la noche anterior. Se había entregado a un hombre que no conocía, a un completo extraño. Al mismo que la secuestro, debía de estar loca para hacer una cosa como esa. Y eso que no había ingerido una sola gota de alcohol. Niega, sintiéndose mareada por lo ocurrido, aquello fue un gran error, pero al menos, se ganó su libertad. Como pudo, se quitó el brazo de ese hombre de encima y se puso en pie. Rápidamente, se vistió sin hacer el menor ruido posible, lo que menos deseaba era que se despertará y la pillara en plena huida. Miró una vez más las facciones de ese tipo, ni siquiera sabía su nombre. Bueno, tomaría aquella noche como una noche fugaz y nada más. Como si hubiera ido a la disco y ligara con un sujeto cualquiera. Pero la verdad es que no era así, ella vio la desnudez de ese italiano y de la nada su cuerpo vibro. Ella abofetea esos pensamientos lascivos, y se encamina hasta la puerta, implorando al cielo que estuviera abierta. Para su suerte lo estaba, pero no más al salir de la misma, se topa con un moreno alto de ojos verdes grisáceos, bastaste atractivo e intimidante. —¿Se marcha? —Leonardo la mira de pies a cabeza, con sus zapatos en las manos y el cabello todo alborotado. Ángela se queda muda por un momento, se imaginó que ese sujeto le diría otra cosa, sin embargo; le pregunto si ya se iba. ¿Qué estaba pasando? —Yo… —Entiendo, sus pertenencias están en la entrada. Alguien la llevará de regreso al hotel. Sin entender que estaba sucediendo, ella observa como ese moreno le hace señas a un hombre, el cual se acerca a ella para llevarla a la salida. O eso pensó la castaña, la verdad es que a esas alturas, no sabía si la iban a matar. Mientras caminaba a la salida, miró un momento hacia atrás, y observa aquel hombre parado en la entrada de aquella habitación donde tuvo una loca aventura con un completo desconocido. Ese moreno no le quito los ojos de encima, hasta que cruzo el corredor y lo dejo de ver. Ángela iba muy confundida y distraída, pero al mirar que alguien le entregaba su bolso de mano ella entro en razón. Abrieron una enorme puerta de roble y es cuando ve la luz del sol, su libertad estaba tan solo a un paso. Un coche n***o se detiene en frente y ella simplemente lo ve… —La llevará a donde quiera ir —El sujeto de traje le dice a sus espaldas. Entonces, si era cierto, la estaban dejando ir. Tal cual como le prometió ese hombre, a cambio de una noche de sexo, él la dejaría libre. No le importaba si ella lo denunciaba por haberla secuestrado la noche anterior, tenía que ser una persona muy importante con la que estuvo esa noche. ¿Pero quién? ¿Qué clase de hombre podía estar dormido tan tranquilo en su cama, mientras que la mujer que secuestro era liberada al día siguiente? —¿Cómo se llama el dueño de esta casa? —Pregunta sin siquiera darse la vuelta. —Don Fabián Morello.
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