Camilo escucha tanto a Inés como a su hermano; ninguno de los dos recuerda el nombre de la mujer. Su ira era tan intensa que ninguno puso atención a esa parte tan importante. Solo le dice lo que leyó de que era la representante del socio mayoritario de la empresa. —El señor, Amado, ¿fue quien la envió?, está extraño de que no me haya informado nada. No entiendo, ¿por qué hizo eso? —Cariño, tienes que sacar esa mujer. Humíllala como ella me humillo a mí. No te imaginas como tus empleados se burlaban de mí, porque esa mujer con aires de grandeza me saco de tu oficina. —Yo me encargaré después, ¿Hay algo más de que debo darme cuenta? —Solamente eso, estaré en mi dormitorio si me necesitas. —Timoteo siente pesada la mirada de su hermano, con nerviosismo se retira. Inés un poco incómoda s

