UN ACTO PECAMINOSO FRENTE A SUS OJOS

1643 Words
Timoteo reía a carcajadas al ver a su hermano frustrado, la verdad que en su interior él también estuviera jodido y estuviera en el calzado de su hermano. —Te compadezco, te toco, la mujer más horrible, ni como salvarla ¿Ya le viste su rostro, lleno de esas porquerías? Es que no tiene nada bueno. —Sí, ahora comprendo por qué su padre tenía urgencia en casarla y deshacerse de ella. Y yo, como un cordero, fui acorralado por ellos. —¿Qué vas a hacer? Tarde o temprano tendrás que presentarla en sociedad. —Jamás, que siga encerrada por estos cinco años. Inventaré excusas a modo de que nadie la relacione conmigo. —A veces no sé quién es el monstruo, pero te doy toda la razón, yo estaría maldiciendo todos los días. Al menos ella está consciente y se comporta como si fuera un espectro de la casa. —Señor, la señorita Inés lo busca. —se escucha por intercomunicador. —Que pase. Lárgate, ya te hice la transferencia. —Gracias, hermanito, eres el mejor. Timoteo es el menor de los varones, pero el mayor que Margarita, es el fiestero y que sabe gozar la vida gastando el dinero en fiestas y viajes. Camilo es quien gobierna en todo lo que su padre dejo, el que le sigue es Paulo, es muy inteligente y centrado. El menor sale y entra Inés, con un vestido pegado al cuerpo mostrando sus bien torneadas piernas, saluda de beso a Timoteo quien se despide de ella, al ver a Camilo sonríe y se va de manera coqueta hacia él. Se le sienta en las piernas y se empiezan a besar sin decirse nada. —Qué rico. —Tenía ganas de verte, por eso vine, últimamente quiero estar en todo momento contigo. —Eso se oye genial. Ver a mi mujer es refrescarme los ojos. —Camilo, la otra semana nos iremos de viaje, ¿ya tienes todo listo? Estoy tan emocionada de que estemos solos. —Desde luego, muñequita, todo está listo. Te quiero ver en traje de baño, modelándome ese cuerpazo. —Los llevo, ni te imaginas los que elegí, exclusivos para ti. Otra cosa, ¿Qué has pensado hacer con esa mujer? —¿Qué mujer? —La que ocupa el puesto de esposa, eso me da rabia, no sé por qué me molesta mucho. —hace pucheros. —Tranquila, sabes que ella solamente lo es por nombre, yo no siento nada por ella, de no ser asco. Te juro que si hubiera una manera, ya me hubiera deshecho de ella. —Igual, me estorba verla en tu casa, échala de ahí, mira la manera de que se vaya. —No puedo, tengo que cumplir con un contrato. Mi amor, ten paciencia, solamente serán cinco años. —Inventa algo, amorcito, hazlo por mí, me siento mal verla en la misma casa que tú, ve la manera de que se vaya. Parece disco rayado diciendo que es tu esposa y que su esposo por aquí… estoy molesta de que diga que tú eres su esposo. —¿Cómo te lo explico? Te amo a ti, eres mi única mujer, no tengo ojos para nadie más, pero ese fue el trato que yo velaría por ella por cinco años. Tengo que cumplir porque si no lo hago pagaré el triple de lo que me dieron. —Por favor, amor, sácala de tu casa, es que me pone de malas verla creyéndose tu esposa, solamente eso tiene en la boca, no quiere reconocer que no es nadie en tu casa. —Exageras, esa mujer ni sale de su dormitorio. —Igual, ella se ha de suponer la señora de la casa, solamente diciendo mi esposo, aquí mi esposo por allá, ya me tiene hasta el copete de que sea la esposa abnegada. —Te ves hermosa hasta cuando te molestas, cuando regresemos del viaje lo solucionaré. —¡¡Deberás!! Te amo mucho, sabía que lo harías, me haces la mujer más feliz del universo. Ambos se fueron para un hotel cercano a pasar la tarde juntos, Camilo estaba embobado con la belleza de Inés, él desea que ella sea su esposa, pero ni modo, le toco la mala suerte de que su esposa sea una mujer ignorante y horrible ante sus ojos. Inés ahora está convencida de que Camilo solamente tiene ojos para ella, eso la vuelve feliz. **** Katerina, está saliendo del baño, con una bata que le puso madre, por lo general son colores opacos, ya que el color extravagante es pecado para una mujer casada. Mira su ropa y en su casa era normal la ropa, ahora que está en casa de su esposo, su ropa es extraña, ella no encaja con nadie, tiene tanto que cuestionarse. —Señora, voy a entrar. —Si pasa. —es la empleada que se ha acercado a ella de manera diferente. —¿No se ha vestido? ¿Cuál quiere ponerse? —Es que al verlos, todos son iguales, hasta de colores. —¿No se había dado cuenta? Usted solamente este tipo de ropa ha comprado, es algo extraño. —Es que en casa de mis padres, era normal vestir así. —Entiendo, es que usted es muy joven, por lo general las chicas de su edad usan ropa más moderna y colores vivos. —¿Como la señorita Margarita o Inés? —Exacto, aunque la señorita Inés ya pasa de los treinta, su piel es envidiable, ellas son tendencia en moda, si viera cómo salen en revistas, son mujeres que imponen moda. ¿Por qué no le dice a la señorita Margarita que le regale ropa de ella o le dice a su esposo que le compre? —¡Mi esposo! No lo he visto todo este tiempo. —¡Lo lamento! No se entristezca, fui imprudente con mis palabras. —¿Tú que ves en mi rostro? —Lo dice por el acné, bueno, lo tienen bien severo, pero he pensado en eso, mire, lo que le he traído. —saca unos velos de colores. —¿Qué es esto? —Velos, para cubrirse el rostro, he visto que algunos países se utilizan para que no le vean el rostro a la mujer, además son muy bonito, le traje de varios colores. —¿Tú gastaste tu dinero en esto? —Sí, no se preocupe, no eran tan caros. —Gracias. Ella se arregla como siempre, se pone el velo y sonríe porque es la primera vez que se pone algo como eso, pero al ver sus ojos azules ve algo diferente, no se enfoca en los barros ni espinillas, ve por primera vez sus ojos, sin enfocarse en la piel de su rostro. Ahora por lo menos siente que será aceptada por la familia de su esposo. Desea que Camilo la mire y se enamore de ella. —Señora, el señor está en la casa, debería ir a su dormitorio. —¿Puedo hacer eso? —ella siente que su corazón late con fuerza. —Usted es la esposa, la señora de la casa. Claro, que lo puede hacer. —Es que no quiero hacer algo que moleste a la familia. —Señora, usted puede hacer lo que quiera, recuerde que es la esposa y el señor Camilo es el dueño de la casa y todo lo que él tiene es suyo. —la empleada, la llena de confianza. —Eso lo sé, mi madre siempre me lo decía, aunque ella en muchas ocasiones enfatizo en ser obediente a lo que el esposo dice. No hacerlo enojar y ser una esposa ejemplar. —¿De esa manera fue criada? Hay señora, usted es comida de pirañas. —¿Como que comida? —Personas como usted de inocentes, suelen aprovecharse y burlarse los demás, usted tiene que ser más atrevida. Aunque no se lo diga a nadie que yo le he dicho eso porque perdería mi empleo, y tengo dos niños que mantener, soy madre soltera, un hombre me engaño y a la primera se fue con otra. Es horrible pasar por eso. —Cuanto lo lamento, yo quiero estar bien con mi esposo. —Entonces luché por su matrimonio, ya si no pasa nada, al menos usted lo intento. —Es cierto. Indícame cuál es la habitación de mi esposo. Ellas dos salen, la empleada le señala la puerta y se desaparece de su vista, no quiere tener problemas en la casa aunque le dé lástima la situación de Katerina. Ella se detiene frente a la puerta de la habitación, está por tocar cuando se percata que la puerta esta media abierta, mira a todos lados y no hay nadie, se adentra, es grande el dormitorio, tiene una sala y un minibar, en eso escucha ruidos muy extraños. Camina hacia unas cortinas, se asoma y se queda en shock al ver que Inés y su esposo están desnudos, teniendo intimidad en la cama. Se queda mirando de cómo él con deseo besa y acaricia cada parte del cuerpo de esa mujer, mientras que Inés como animal en celo gimotea en cada embestida que él le da. Karina siente que los pies no le responden, jamás en su vida había visto un acto como ese, escuchando sus palabras de amor y deseo que se profesen. Recogió su dignidad y como pudo salió de esa habitación, que el calor era insoportable, al salir sin darse cuenta agito fuerte la puerta para que se cerrara, se fue casi corriendo a su habitación, sus lágrimas salían como cascada, sentía que todo estaba perdido. Lloró amargamente, cuando le llevaron la comida se encerró en el baño y salió hasta que la empleada se marchara, no quería que la vieran en ese estado, no quería dar explicaciones, era algo inmoral lo que sus ojos presenciaron.
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