Sí, para siempre (4ta temporada)

- ¡Ya deja ese teléfono y ven a desayunar! – gritó Nick dando vueltas por la cocina, mientras que Elaine, su esposa, estaba sentada mirando el teléfono. Esperando una importante llamada. - Pero aún no me llama, dijo que lo haría – reclamó ella, resoplando y haciendo que el cabello que le cubría el bonito rostro medio-pecoso medio-blanco, se elevara y volviera a caer tapando un poco su visión. - Que mires el teléfono, no significa que sonará pronto, Elaine. El Sr. Moon siempre te llama cuando dice que lo hará, es tu representante, cariño, no se olvidará de ti – musitó él con un dejo de ternura en la voz. Finalmente Elaine cedió y se sentó frente a Nicholas para desayunar. - No he podido revisar iTunes durante una semana, este hombre quiere torturarme – refunfuñó, Elaine tomando su taza de café. - Es por tu bien, así te llevarás una sorpresa cuando sepas que mucha gente ha descargado tus canciones. Tranquila. - Se me caerá el cabello de los nervios. - No exageres cariño. - ¿Y si el álbum de Jack me está ganando?, se estrenaron el mismo día – Elaine hizo una mueca y Nick soltó una risa. - No sé… Greenwood empezó con esto del álbum mucho antes, y si le va mejor deberías estar feliz por tu futuro cuñado. - Eso me recuerda que hay que comprar un regalo de bodas para Kathleen y Jack – Elaine dio un mordisco a su tostada con mantequilla y Nicholas le limpió la comisura de la boca con un beso suave. Elaine abrió su libreta planificadora. Su representante y maestro de actuación, el Sr. Moon, le dio un horario con todas las cosas que debía hacer. En dos días, firma de autógrafos en Bradford. En una semana, presentación en un programa matutino. En dos semanas, el matrimonio de su hermana. En un mes, el inicio de la gira por el Reino Unido, doce conciertos. Y luego de dos meses por fin podría pasar algo de tiempo de calidad en Navidad con su esposo, Nicholas. Suspiró. ¡Todo era tan difícil! La universidad le dejaba poco tiempo a Nick y Elaine estaba constantemente angustiada por ello. Concentraba su fuerza y energía en pasar la mayor cantidad de tiempo en Oxford, y viajaba constantemente a Londres por cosas del trabajo. Era una estrella, joven, ocupada, y en el inicio de su carrera. Y todo le parecía tan pesado, tanto para tener veinte años. Cerca de las tres de la tarde, recibió un mensaje de su representante. Lo leyó casi temblando, y sin saber qué rayos pensar soltó un suspiro. “Cenemos tú, Nicholas y yo en Kinggen’s hoy a las ocho. Tengo noticias sobre el álbum y la gira. Un abrazo. Edward Moon” - ¿Es malo? – Nicholas la vio medio pálida y se acercó a ella, para sostenerla. - No sé… - Cariño – la obligó a mirarle. Ella tenía las cejas curvadas, en una expresión de cachorrito sin hogar. Nicholas admiró su rostro y la besó suavemente – Sea lo que sea… te apoyaré. Nicholas sabía que Elaine estaba nerviosa. También sabía lo que le esperaba a su esposa de parte del Sr. Moon. Pero quería que él le diera la noticia, o arruinaría todo. Luego de horas de nervios y paseos en círculos por toda la casa, Elaine decidió que era hora de salir. Jaló a Nick hasta la calle y se subieron al pequeño carro n***o y sencillo que el había comprado para que ella pudiera pasear por Oxford mientras él estudiaba. Llegaron con quince minutos de anticipación al elegante restaurante y se sentaron en una mesa alejada de los murmullos de las personas que comían a ahí. La mesera reconoció a Elaine y se tomaron una foto juntas. Nicholas sonrió. Tenía que compartir a Elaine con todo el mundo, nunca tenían un momento privado, pero le gustaba que todos admiraran a su chica, le gustaba saber que Elaine siempre se sentiría amada, en especial porque él pasaba poco tiempo con ella, por culpa de sus estudios. El Sr. Moon tomó asiento junto a Elaine y le dio un afectuoso abrazo. Elaine siempre lo vio como a un tío muy viejito o un abuelo cariñoso. Quizás porque no tenía más tíos que los de Kathleen, y los padres de Patrick habían fallecido hacía mucho. Y ni hablar de los padres de Sally, Elaine jamás los conoció, Patrick nunca la dejó hacerlo y ella siempre se preguntó por qué. - ¿Ya ordenaron? – preguntó el Sr. Moon quitándose el sombrerito que traía puesto. - No – respondió Elaine temblando de los nervios. Sentía el sabor de la bilis en la garganta, ni siquiera tenía ganas de comer. - Que bien. ¡Señorita! – llamó a la mesera – Tráiganos la mejor Champaña del lugar, por favor. - ¿Champaña? – Los ojos de Elaine se abrieron de par en par mientras que la mesera iba por el pedido. Nicholas sonrió cómplice ante la mirada del representante de su mujer. - Revisé iTunes esta mañana… - ¿Y bien? - Llevas la semana completa siendo número uno. Felicidades, Elaine Weyler. - ¡Oh mi Dios! – ella se tapó la boca con las manos y Nicholas sonrió en grande. – ¿Ya lo sabías? - Yo compré el álbum digital completo – Nick se encogió de hombros riendo. - ¡Lo supiste todo este tiempo! - Quería que fuera sorpresa, amor. - ¡Esto es increíble! – ella se mordió el labio. ¡Lo había conseguido! Su álbum digital era número uno en iTunes, y ya quería saber qué esperar de las disquerías… ¡Era el mejor comienzo! Se sentía satisfecha. - Y la gira se adelanta dos semanas, hemos incluido otros cuatro conciertos – anunció el Sr. Moon. Elaine y Nick dejaron de sonreír y se miraron preocupados. - No, no, no – ella negó con la cabeza – La boda de Kath. - Lo siento Elaine… - No, yo lo siento Sr. Moon. No faltaré a la boda de mi hermana – ella levantó un poco la voz. - Pero la gira… - Elaine ya decidió – interrumpió Nick con firmeza, tomando la mano de su esposa – Irá a la boda. - ¡Tú no te metas Weyler! Esto es entre Elaine y yo – regañó el Sr. Moon. - ¡Claro que no! – protestó Elaine – Esto es entre los tres, Nick es parte de esto. Tiene tanto poder de decisión como yo. - No es cierto, tú has firmado el contrato, no él. - ¡Eso no significa que pueda hacer callar a mi esposo! - Elaine, déjalo, linda – pidió Nick fulminando al Sr. Moon con la mirada. Tragó saliva – No vale la pena discutir. Si quieres ir a la boda, ya está, iremos a la boda. No hay otra alternativa. Es simple, Edward. “Lo ha llamado por su nombre de pila” Elaine se sorprendió en su interior. ¡Nadie llamaba al renombrado e importante Sr. Moon por su nombre de pila! “Ese es mi hombre” ella suspiró para sus adentros mientras sonreía a Nick por defenderla. El Sr. Moon alzó la barbilla y se lo pensó. Parecía disgustado y ofendido. Pero no dijo nada más que: - Bien, ve a la boda. Pero te quiero en un avión al día siguiente. Es todo. - Ya traje la champaña, señor – anunció la mesera. El Sr. Moon asintió con la cabeza y la recibió. En cuanto la mesera se fue, miró a Elaine con cierto recelo en los ojos, se puso de pie, y se largó. Todo lo que quedó en su puesto fue la botella de champaña. Elaine se mordió el labio, y Nicholas agarró la botella. - Celebremos – la animó con una sonrisa dentada. Ella asintió un poco más animada. - Porque soy número uno en iTunes – sonrió ella. Él llenó las copas con la bebida burbujeante. - Porque mi bella esposa, es número uno en iTunes.