Apenas dijo eso, se separó de mí un poco disculpándose, para suspirar. Antes de poder pensar en algo, un chico en una mala jugada me terminó por tirar a la alberca, a lo que maldije, Paul se fue, dejándome ahí. Rodé los ojos.
¿Por qué me dejo aquí en el agua sola? Idiota.
—¿Por qué nunca me quieres cerca?—, escuché, sabía perfectamente de quien se trataba sin girarme—, No soy una mala persona.
—Leíste mi diario—, Chasqueo la lengua, para negar—, Además...
—Ya, lo siento—, se quitó la chaqueta, para pasarme está—, Creo que la fiesta se acabo para ti, ¿Quieres ir por ese helado de disculpa?
Pensé por unos segundos, para tomar su chaqueta, mi blusa se trasparentaba un poco, mala suerte.
—Gracias... Sí, esta bien.
—Perfecto—, sonrió con diversión—, Vamos.
Asentí, para acomodar la
