Capítulo III

1723 Words
La gentileza siempre es un signo de traición. François Mauriac —Clase número 135 de hombres, si acceden de inmediato a una petición respecto a integrarte a un entorno que no es familiar; siente remordimiento por una infidelidad.La conclusión a la que había llegado mi madre estaba a punto de hacerme llorar de inquietud, si alguien sabía sobre hombres esa era Minerva Bager.Mi madre se había casado 8 veces de las cuales ninguna duró demasiado salvo en los matrimonios que tuvo a mis hermanas Owena y Rowena fueron del mismo padre, Andy Rogers, Whitney perteneció al tercer matrimonio, mientras Lawryn y yo al sexto y finalmente nació Werian bendito entre las mujeres y según nuestra madre lo único bueno que le había dejado su último matrimonio, de hecho ella juraba que mi hermanito es el hombre que sí merece el respeto de las mujeres y nos hizo prometerle que sería él el único hombre en quien confiaríamos.— ¿Tú crees que Aeron me esté engañando mamá?—No lo creo dulzura, lo sé. Ya decía yo que ese muchacho era demasiado perfecto como para ser real —censuró ella para después tomar de su café.Como si no estuviera dándome una puñalada con sus palabras.—Yo creo que estás exagerando mamá —repuso Owena mirándola molesta—. Desde que me casé con Gens te has esforzado por decir que es tan infiel como mi padre.De pronto la mirada mi hermana se volvió a la mía.—Tú —agregó señalándome—. Eres una paranoica, ese hombre está perdido por ti, de no ser así estoy segura de que ya no estuviera contigo. Lawri, realmente envidio como te mira Aeron es como si no existiera nadie más en el mundo que tú y Minerva lo sabe. No sé por qué quieres que seamos miserables, pero no voy a permitir que plantes esas dudas en la cabeza de Lawri mamá.Minerva bufó pero yo me concentré solamente en las palabras de mi hermana que me hicieron sentir mucho mejor pero mi lucha no sería abandonada cuando apenas iniciaba.Tenía que asegurarme que Aeron no estaba siéndome infiel.—No voy a dejar de ser su asistente, hoy empiezo.— ¿Y no deberías estar ya en la oficina?Enseguida abrí los ojos horrorizada, ¡Lo había olvidado!¡Mi primer día en la oficina!Aeron no creería que quería esto enserio.— ¡Ah no! ¡Me voy! —exclamé horrorizada viendo la hora en mi móvil.— ¡Lawri, te cuidado! —gritó mi madre sin embargo no disminuí la carrera que di de la cafetería hasta mi auto.Con el corazón latiendo más acelerado que de costumbre busqué las llaves en el bolso para encenderlo pero no las encontraba.Histérica vertí todas las cosas que se encontraban en este para así encontrarlas, debía llegar ya o sería demasiado tarde.— ¡¿Dónde están?!De pronto un toque suave en la ventana me hizo sobre saltar para encontrar en ella la desconocida cara de un hombre sosteniendo mi salvación en sus manos.Aliviada bajé el vidrio tratando de encontrar el oxígeno que había perdido.—Dios, muchísimas gracias.—Te he visto dejarlas caer, te llamé pero no me escuchaste.Su voz masculina me hizo darle un vistazo a su marcado rostro pero no le di demasiada importancia, tenía que irme.Ya inventaría una excusa a Aeron.—Me has salvado la vida...—Es un placer ayudar a señoritas tan hermosas.Ignoré su comentario antes de sonreírle falsamente y subir el vidrio para luego arrancar el auto en dirección a la empresa tratando de pensar qué podía inventarle a Aeron.—Maldición ¿Cómo pude haber olvidado que hoy es el primer día? Durante todo el camino estuve pensando la excusa perfecta para salir del paso pero no podía encontrar una buena.Irritada suspiré tomando el bolso del asiento de copiloto al llegar al edificio.Como ya todos sabían quién soy esta vez las miradas de envidia de las mujeres se intensificaron, de parte de los hombres percibí que trataban de desviar su atención de mi presencia aunque todos sabemos que es imposible. Soy bellísima e irresistible de algún modo siempre lograba atraer la atención.Como la mujer educada que soy saludé a todos con una sonrisa coqueta en mis labios para no perder mi esencia y al llegar al ascensor recé en silencio para que llegara al piso de Aeron lo más pronto posible.Cuando las puertas se abrieron una vez más las miradas no se hicieron esperan, en especial la de Erika quien me miraba con desconcierto. A lo mejor Aeron no le había hablado sobre mi trabajo aquí así que sonreí maliciosa acercándome a su escritorio para saludarla con la victoria momentánea marcada en mis fracciones.—Buenos días señorita Lawri...—Señora Stephanidis ¿Te cuesta procesarlo? —Pregunté soltando un poco de mí veneno y pude ver cómo ella se sonrojaba—. ¿Aeron está en su oficina? —Si señora Stephanidis, pero él...La ignoré de inmediato antes que pudiera decirme que no podía entrar a verlo. Caminé deprisa para que no pudiera detenerme escuchando sus pasos apresurados detrás de mí.— ¡Señora Stephanidis!Sonreí divertida en el momento que la puerta estuvo justo frente a mí. Entonces entré sin darle mucha importancia y cerré justo en su cara de estúpida antes de que pudiera pasar.—Ya llegué bebé, siento la tardanza es que...Al girarme mis mejillas se volvieron rojas por la vergüenza, si quizás hubiera escuchado a la perra de Erika entendería que Aeron estaba en una reunión con dos hombre y uno de ellos era su primo Nikolai.¿Por qué me pasa esto a mí? La cara de mi esposo era un poema hasta que lo escuché disculparse con los hombres antes de levantarse y caminar en mi dirección. Sus atractivos rasgos estaban fruncidos en un ceño de molestia que nunca había visto en él y a pesar de que debía estar intimidada su gesto solo me calentó vergonzosamente.Dios mío él es perfecto.Una sonrisa coqueta se dibujó en mis labios inevitablemente sin importar que era probable que interrumpí una importante reunión para él. Entonces Aeron se notó más relajado al llegar a mi lado con un gesto estoico.— ¿Dónde estabas? —gruñó en un timbre de voz tan seductor que humedeció mis bragas.Seriamente hice todo lo que pude por no lanzarse encima de él.— ¿Por qué no me despertaste para venir juntos? —Tu... Debes descansar más.Su respuesta me desconcertó así que fruncí el ceño pero no tuve demasiado tiempo para pensarlo porque él volvió a preguntar dónde estuve.—Lawryn otra vez estaba presa, ya sabes cómo es —inventé.Lawryn es la más pequeña de las chicas de la casa y siempre se metía en problemas.Cuando se escapara de allí tenía que asegurarse de llamar a su hermana.Aeron tan comprensivo como siempre se mordió el labio y asintió.Por Dios que no sé cómo pude resistirme a besarlo.—Siento la interrupción —dije mirando a los hombres.Nikolai tenía una expresión divertida mientras que el desconocido me intimidada un poco con la fijeza de su mirada. Fue en ese momento que pude reconocer que se trataba del hombre que había conseguido mis llaves.¡¿Cómo había llegado más rápido que yo?!—Te espero afuera —susurré a mi esposo pero la voz a mis espaldas me hizo detener.— ¿No vas a presentarnos a esta bellísima mujer Stephanidis? Su timbre era masculino y aterciopelado aunque en mí no despertase absolutamente nada, no me interesa nadie que no sea mi esposo. De reojo vi como Aeron se tensaba a la vez que en su mandíbula comenzó a palpitar un músculo. No pude apartar mi vista de él porque se veía increíblemente caliente cuando sus ojos tenían esa expresión mortífera. ¡Conozco esa expresión! ¡Está celoso y yo encantada de que lo esté! Me di la vuelta irguiéndome, me gusta provocarlo porque cuando lo hago Aeron termina reclamándome dulcemente... Entre mis muslos.Antes de que pudiera abrir la boca para presentarme mi esposo tomó mi cintura acercándome y pegándome a su cuerpo duro sin que me lo esperara. —Ella es Lawri Stephanidis, mi esposa —añadió recalcando el pronombre posesivo que casi me hizo ronronear—. Lawri, él es Nash Peltier, mi socio y por supuesto a Nikolai lo conoces. Sonreí excitada por la muestra posesiva de mi hombre tratando de arrancar de mi cabeza una escena +18 que incluían a mi Aeron y a su escritorio. Se una chica buena Law, tú puedes. —Es un placer señor Peltier —repuse. —El placer es todo mío.Su acento era tentador y estoy segura que si no tuviera a mi esposo este hombre frente a mí sería una tentación, me refiero obviamente a su físico porque no lo conocía de nada. Él era alto incluso sentado, su cabello moreno estaba levemente desordenado dándole un aspecto sexy. Poseía un par de hoyuelos en sus mejillas coquetos mientras que su rostro esculpido, sus ojos atrayentes y su sonrisa seductora despertaban el interés de las mujeres seguramente. Su cuerpo a simple vista se notaba un poco más robusto que Aeron sin embargo mi hombre era mil veces más atractivo. Ante su respuesta Aeron me apretó mucho más hasta él como si se asegurara que no pudiera escapar de sus brazos y yo sonreí divertida. ¿No es un amor? Mis pupilas buscaron el rostro de Nikolai que por lo general se mantenía serio, esta vez sin embargo parecía extrañamente divertido y sospecho dicha diversión es acosta de Aeron. —Hola Nik. —Law. Me hizo un gesto de saludo y enseguida supe que mi tiempo aquí ha acabado. —Será mejor que me vaya, te espero afuera. Aeron asintió pero antes de dejarme ir su mano se aferró a mi cuello besándome con todo lo que tenía armando una revolución en mi vientre. Esto era parte del reclamo, ahora estaba ansiosa por más. Aeron nunca hacía muestras en público a menos que estuviera celoso y quisiera mostrarle a cualquier otro hombre que nos pertenecíamos. Yo lamí mis labios antes de dar la vuelta e irme de su oficina. No ha estado tan mal ¿No? Le lancé a Erika una mirada de desdén y me fui en busca del baño.
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