Necesitaba ir a tomar un poco de aire, ya estaba por salir de la pensión, pero Jon me detuvo.
- No lo hagas –me dijo mientras me agarró por detrás.
- ¿Hacer qué? –le pregunté.
- No abandones a Rachele –me lo dijo mirando a los ojos– a ella le dolerá mucho.
- Pero no iba a abandonarla…
- Entonces, ¿Por qué estas saliendo a esta hora? –me apretó más el brazo, yo bajé la mirada hacia donde me estaba causando daño y luego volví a mirarlo– ¡Oh! Lo siento Thomas.
- Yo estaba yéndome a caminar un rato, necesitaba tomar un poco de aire… -me acerqué a él– jamás abandonaré a Rachele -una sonrisa se le dibujó en el rostro.
- Yo pensé que te irías… -me dijo disculpándose– la queremos como a una hermana, ha sabido ganarse nuestro cariño y respeto en estos días, por eso mi abuelo la invita a desayunar y a cenar cuando ella no trabaja –yo asentí sonriendo– no te vayas, mejor quédate a hacer guardia conmigo y conversamos un buen rato.
- Está bien.
La cabina de guardia era de unos 2 o 3 metros cuadrados, tenía una cama un poco vieja, un velador junto a ella y un solo foco; en frente estaba una ventana por donde atendía a los clientes y junto a ella había un poster antiguo de Los Diablos Rojos, yo me quedé observándolo por un gran momento y Jon se dio cuenta.
- ¿También eres seguidor de Los Diablos Rojos? –me preguntó.
- Yo crecí en las instalaciones del Bunker, yo me formé en sus canchas –le respondí sin dejar de mirar el rostro de mi abuelo que estaba en el poster.
- ¡Cierto! Practicabas fútbol, deberías regresar ¿O no eras bueno?
- A mis 18 años ya estaba jugando por la reserva de Los Diablos Rojos, también jugué en las divisiones menores de la selección nacional, hasta que dejé el futbol…
- Perdona que me meta en tus cosas Thomas, pero creo que tu abuelo estaría feliz de que tu pudieras seguir con el deporte que él tanto amó…
- Si, algo así me dice Rachele…
- Entonces ¿volverás a jugar?
- El lunes iré al bunker a probarme, el mercado estará abierto desde el primero de junio y si me va bien puedo volver a formar parte de ellos.
- ¡Eso! Muy bien dicho Thomas –dejé de ver el poster en la pared y me senté al otro extremo de la cama-, yo también estuve pensando en ir…
- Entonces vamos el lunes a las pruebas.
- Si, pero no le digas nada a nadie, no quiero que mi abuelo se haga falsas ilusiones… es hincha de Los Diablos Rojos.
- No te preocupes Jon –le respondí sonriendo, él también sonrió y miró hacia la ventana para luego mirarme.
- Tú no estás acostumbrado a vivir en este tipo de lugares ¿verdad?
- No entiendo…
- Tu casa, la casa de tus amigos deben ser mucho más lujosas y grandes que este lugar, se nota que eres un chico de familia adinerada…
- Mi cuarto era como tres o cuatro veces más grande que la habitación en la que dormí anoche –empecé a decirle mientras miraba sin un rumbo fijo- tenía mi propio baño, una tv plasma de 55´, una cama de dos plazas; mi casa era dos veces más grande que esta pensión, tenía dos empleadas que mis padres despidieron hace poco, una cochera para mi moto y los autos de mi padre, un gran patio y una piscina –volteé a mirarlo– pero jamás me sentí tan bien como me siento aquí con Rachele, tu abuelo y tus hermanos; son una verdadera familia y ninguna cantidad de dinero o cosas, puede pretender reemplazar aquello.
- Aquí siempre tendrás una familia Thomas, ya verás que seremos como hermanos…
- No lo dudo.
- ¿Quieres una cerveza?
- ¡Claro!
Jon fue a su cocina por unas cervezas, mientras que yo me quedé cuidando si venia algún cliente a la pensión. Pasaban los minutos y Jon no se aparecía, quien si se apareció fue un muchacho de unos 17 o 18 años.
- Ho-hola ¿Me alqui-quilas una habitaci-ción? –me preguntó a través de la ventana. Por su rostro nervioso y por los pocos bellos que le estaban apareciendo en el mentón, podía ver que era su primera vez en un hotel, aunque esto era una pensión, no un hotel…
- No sé si deba hacerlo –le dije cuando ya estaba junto a la ventana, junto a él estaba una muchacha de unos 17 años o menos.
- Tengo 18 años –se puso a buscar entre sus bolsillos de su pantalón– mira –me mostró su DNI.
- ¿Y ella es mayor de edad? –pregunté como un viejo desconfiado, quería reírme, pero no podía, la cara del muchacho era tan chistosa que me olvidé del mal rato que pasé junto a Rachele.
- Si, sí; pero olvidó traer sus documentos…
- ¿Cuántos años tienes niña? –le pregunté.
- 18 años, señor.
- Bien ¿Y quieres habitación por toda la noche o solo por horas? –le pregunté al muchacho.
- ¿Cuánto cuesta la noche? –me preguntó ya un poco más calmado, Jon no me había dicho los precios y en las paredes no estaba algún tipo de tarifario que me guiara.
- La noche cuesta S/.40.00 –improvisé, el muchacho abrió tanto los ojos que delató el poco dinero que traía.
- ¿Tan caro?
- Bueno, las dos horas están S/.25.00 y una hora adicional S/.9.00
- Creí que no iba a ver clientes hoy –Jon ya había llegado con las cervezas.
- Sólo es una joven pareja que quiere alquilar una habitación por unas horas –le respondí– yo me encargo.
- Claro –me dijo acercándose a mí– ¡Bonita tu chica he! –le dijo al muchacho y se rio de su expresión
- ¿Y bien? –le pregunté.
- To-toma –me entregó un billete de S/.20.00 y otro de S/.10.00- por dos horas.
- Toma –le entregué el dinero a Jon– son S/.5.00 de vuelto –el metió el dinero en la caja y sacó el vuelto, fue a la repisa por una llave.
- A las 3:00 am ya debes estar aquí muchacho –le advirtió antes de entregarle la llave.
- Si señor… -le respondió antes de marcharse, Jon presionó el seguro de la puerta eléctrica y esta se abrió para que los muchachos puedan pasar.
- Oye muchacho –llamé al chico desde la puerta, el dejó a su enamorada o amiga y se devolvió.
- ¿Qué pasa?
- ¿Tienes preservativos?
- No –me respondió avergonzado y confundido. Saqué mi billetera y le di dos condones que había allí.
- Jamás vayas a la guerra sin armas –le palmeé el hombro y él se marchó apresurado.
- JAJAJA –Jon se estaba riendo– creo que también deberías enseñarle a coger.
- No creo que no sepa hacerlo, bueno lo sabremos cuando baje.
- Así es Tom, toma tu cerveza –yo me extrañé- Si puedo decirte así, ¿no?
- ¡Claro Jon! –abrí mi cerveza y empecé a beber, él ya estaba bebiendo hace un buen rato– No sabía cuánto cobrarle…
- No te preocupes, le cobraste mucho más de lo que cobramos aquí –me respondió riendo- ¿Cómo fue tu primera vez en un hotel? –me preguntó de repente.
- Pues fue muy parecida a la de este muchacho –confesé riendo– tenía 14 años y…
- ¡¿14 años?! –me preguntó sorprendido.
- Si –le respondí extrañado por su reacción.
- ¿Cómo le hiciste para pasar un hotel con 14 años?
- Hay miles de hoteles que dejan pasar a jóvenes en esta ciudad, además la chica tenía 19 años…
- Waoooo –exclamó en voz baja- ¿Cómo le hiciste para cogerte a una chica de 19 con apenas 14 años? Yo salí de casto con una chica menor que yo.
- Pues… Supongo que era porque era muy guapo y el nieto de Manuel Patherson –Jon escupió su cerveza.
- ¿Eres el nieto del legendario “Manu Patherson”? –me preguntó alterado.
- Si…
- Ahora entiendo porque te quedaste mirando el poster –se había puesto en pie– en esta casa lo adoramos, mi abuelo tiene una colección de posters y camisetas de él, ni mis hermanos ni yo, lo vimos jugar, pero en internet encontramos varios videos de él y quedamos maravillados, el día de su entierro estábamos en el estadio en la ceremonia que le hizo el club… -Jon no dejaba de hablar, me hablaba maravillas de mi abuelo que ni yo conocía, era gratificante saber que habían personas que si amaban a mi abuelo sin siquiera conocerlo… cada segundo que pasaba en esa pensión me confirmaba que en aquel lugar iba a encontrar una verdadera familia.