- Esta es una cama matrimonial –empezó a decir el vendedor del Home Center– Es de dos plazas y media y la madera –golpeó el mueble- es de Roble –finalizó con una sonrisa.
- Claro que es roble, es por ello su color pardo amarillento –le mencioné acercándome a palpar el mueble, la verdad es que nunca había comprado artículos para el hogar, y lo único que sabía de ellos, era que los mejores muebles son de Roble y de Caoba.
- Así es joven –afirmó el vendedor sin dejar de sonreír.
- ¿Cómo es que sabes tanto de muebles? –me susurró Rachele, que no dejaba de agarrar mi mano desde que salimos de la pensión.
- Solo es uno de mis tantos dones cariño, ¿Acaso no te mencioné que soy perfecto?
- Eso no es perfección, es arrogancia –me respondió riendo, quien también empezó a reír fue el vendedor, era un señor de unos 35 años de edad, de muy buena presencia y labia.
- El colchón es de espuma con muelles…
- ¿Qué son muelles? –me preguntó Rachele.
- No sé cariño, solo probémoslo –la jalé y caímos en la cama. Era muy suave y flexible, por un segundo creí estar volando, y ya no era una consecuencia de estar con Rachele, sino, una consecuencia de estar literalmente echado en las nubes.
- Pues bien, jóvenes enamorados, acompáñenme… -él se adelantó a la cabecera de la cama– cabe recalcar que esta cama viene con una cabecera acolchonada…
- ¡Eso es perfecto! –exclamé cuando ya estaba de pie.
- ¿Por qué? –preguntó Rachele.
- Porque así podré leer por las noches sentado, sin que me duela la espalda
- Tu no tienes cara de leer por las noches cariño…
- Eso es porque aún no hemos dormido juntos mi amor, pero ya verás.
- Y bien –nos interrumpió el vendedor- ¿Quieren que les muestre mas camas o se quedan con esta?
- ¿Te gusta? –le pregunté a Rachele.
- ¡Me encanta!
- Bien, la llevamos amigo…
- ¡Perfecto! –exclamó el vendedor muy alegre– ahora vuelvo…
- Claro, aquí lo esperamos… -le respondí; el se fue y Rachele y yo nos quedamos tirados en la cama sin decirnos nada y sin soltarnos de la mano.
- No preguntamos el precio –me dijo después de unos minutos.
- El precio está junto a la cabecera cariño –ella se puso en pie, seguramente para ver el precio.
- Thomas –me hablo volviendo a mí– cuesta S/.2,700.00
- Pues si…
- No puedes pagar tanto, es mucho dinero…
- Claro que puedo cariño, no te preocupes, será para nuestra “Guarida de Amor” recuérdalo…
- Igual es mucho dinero
- Ve a darle la vuelta a la tienda entera y te darás cuenta de que hay muebles mucho más caros que este, las cosas cuestan cariño…
- Quiero comprobarlo.
Se fue a darle la vuelta a la tienda, yo sólo esperaba que no terminara perdiéndose. Me quedé en la cama observándola
a ella y a toda su terquedad comparando precios; después de unos minutos llegó el vendedor.
- Necesito que llene esta hoja, parea completar su compra amigo –me ofreció la hoja sin dejar de sonreír.
- Aun no es necesario señor
- ¿Ya se arrepintió? –me preguntó.
- Claro que no amigo, lo que pasa es que queremos amueblar un piso que alquilamos y pues aun tenemos que ver el baño, los muebles de la sala, el comedor y todos los demás muebles para nuestra “Guarida de Amor”
- ¿Nuestra? –me preguntó algo confundido.
- Bueno, no me refería a usted ni a mí, sino a Rachele y a mí…
- Claro… Pues aquí encontrará todos los muebles para su “Guarida de Amor” amigo mío.
- Perfecto, pues alcancemos a Rachele, ella está viendo unos muebles, y la verdad espero que no tardemos mucho en elegir porque ella entra a trabajar a las 11:00 am.
- Terminaremos lo antes posible amigo mio.
Fuimos en busca de Rachele, pero ya la había perdido, la buscamos y buscamos, hasta que luego de varios minutos la encontramos sentada en juego de sala.
- ¿Tanto te gustó que ya lo estas cuidando? –le bromeé.
- ¡Qué va! –expresó jadeando– me cansé de buscarte.
- Creí que estabas viendo los otros muebles cariño…
- Si, y tienes razón, comprar muebles no es nada barato…
El vendedor aprovechó y nos habló del juego de sala en el que Rachele estaba sentada; eran cuatro sofás de color café con toques de miel, dos eran cuadrados, uno rectangular y el otro era un sofá cama, que la verdad más parecía un mueble Kamasutra.
- Lo llevamos –le dije al vendedor.
- Pero aún no le he dicho el material amigo…
- No importa, me gustan mucho –la verdad mi decisión fue única y exclusivamente por el último mueble, y por todo lo que Rachele y yo haríamos en él- ¿Verdad que están hermosos cariño?
- Pues si… Son muy bonitos cariño…
- De seguir así terminaremos muy pronto amigos –nos dijo sonriendo el vendedor.
Y así seguimos escogiendo el resto de los muebles; la verdad es que escoger los demás se nos hizo más fácil con la revista que el vendedor nos ofreció. Compramos un juego de comedor amplio, tenia espacio para ocho personas – obviamente pensamos en don Paco y los muchachos y Checho -, así también continuamos con el baño, la cocina y el resto de cosas indispensables en una casa.
- Thomas ya serán las 11:00 am –la señora Rosa se enojará si llego tarde.
- Llámala de mi celular y dile que llegaras a las 11:20 cariño –le entregué mi celular y ella se hizo a un lado para llamarla mientras que yo me quedé firmando el papel de compra de los muebles y cancelando el costo.
- Son S/.33,750.00 señor –me dijo el señor que nos atendió.
- Tenga –le di mi tarjeta de debito– y el la pasó por el datáfono.
- Su clave por favor –introduje mi clave en el aparato–, ya está cancelada la cuenta señor, los muebles llegarán el día de mañana en la tarde a su casa.
- Los esperaré –le respondí sonriendo–, por cierto, si yo no estoy, los dejan con don Paco.
- Así lo haremos, y si necesitan alguna otra cosa, no olviden que aquí los estaré esperando…
- Si, vendremos por un televisor y los artefactos para la casa, quizá mañana o el martes…
- Lo esperaré amigo…