UNA ADVERTENCIA

682 Words
Massimo Cuando Lilibeth entra al comedor no puedo evitar pensar que se ve muy atractiva, aunque lleve puesta su pijama, pero en cuestión de segundos recuerdo porqué se encuentra ella aquí y cambio la expresión de mi rostro, no quiero que se dé cuenta de lo que provoca en mí, me ignora como lo ha hecho todos estos días y a decir verdad eso me fastidia, solo tiene ojos para mi hijo y es algo bueno, ya que así el no resiente la falta de su madre. Entra Charlotte para dejar su plato de desayuno a Lilibeth, puedo notar como esta se queda pensativa y en unos cuantos segundos se levanta, supongo que quiere saltarse el desayuno para así convencerme de dejarla libre, pero lo que hace a continuación no me lo esperaba. Se lanza sobre mi sirvienta a lo que le grito que la dejé tranquila, se me olvidaba qué todo este tiempo fingía no entenderla y ahora al darse cuenta de esto me grita que me callé. Noto como está fuera de sí y comienza a gritarle a Charlotte que ella fue quien la aventó a la piscina ese día, acto seguido la golpea y continúa golpeándola sin que está se pueda defender, a pesar de que Charlotte es más grande y pesada no puede quitársela de encima, le hago un gesto a Pietro para que separe a estas dos mujeres, cuando sin previo aviso nos deja a todos helados por lo que le dice a mi servidumbre sobre rebanarle el cuello si volvía a hacerle algo. Después se voltea y también comienza a gritarme cuanto me odia por haberle mentido todo este tiempo, a lo que Alexandre comienza a llorar, estoy a punto de tomarlo entre mis brazos cuando ella se acerca, lo toma y se aleja dejándome como un completo imbécil. No deja de sorpréndeme este mujer, yo la consideraba débil y sumisa nunca pensé que dentro de ella existiera esa mujer tan desafiante e incontrolable, es como una pequeña fierecilla. —Pietro toma a Charlotte y llévala a mi despacho, también quiero que revises las cámaras de vigilancia. —Puedo ver la cara de terror de Charlotte cuando le pido esto último a mi hombre y, estoy casi seguro de que lo qué dijo Lilibeth es cierto. —Sí jefe, anda tu levántate o ¿quieres que te cargue? —Sale junto con ésta y escucho como le ordena a uno de mis hombres que la vigile. Después de revisar las cámaras de seguridad, me doy cuenta de que es verdad, está maldita mujer planeó un contratiempo en la entrada principal para quedarse a solas con Lilibeth y poder aventarla al saber que está no podía nadar, me levantó de mi asiento y me dirijo hacia donde se encuentra. —¿Quién te pidió que hicieras esto? —Se queda callada y evita mi mirada, me acerco más a ella, hasta que nuestras caras quedan a escasos centímetros. —¡Maldita sea, habla mujer!, sabes lo que te espera si no hablas, mi paciencia tiene un límite y no querrás enterarte de lo que soy capaz. —Baja la mirada y acto seguido voltea a verme tan desafiante que no la reconozco. —Solo era una advertencia, no debe meterse con el hombre de otra mujer. —Así que esto es obra de alguna mujer pienso, pero no logro deducir de quien se trata, si bien he salido con algunas mujeres después de mi separación con Katherina no han sido muchas, tal vez dos y con ninguna de ellas fue algo formal, sólo fueron salidas a comer o alguna fiesta, pero nada más. —Bien, tú te lo buscaste. —Le doy una cachetada tan fuerte que por un momento parece a punto de perder el conocimiento, después les ordeno a mis hombres que la hagan hablar y si no lo hace que se deshagan de ella—. No quiero traidores entre mi gente, después de que se deshagan de ella avienten su cuerpo en la plaza principal como una advertencia para quien sea su jefa.
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