Capitulo 3

3464 Words
Brisa. Preparo palomitas de maíz que a Lili le gusta como me quedan y cada vez que quedamos para una tarde de películas me pide que haga así se saca las ganas comiendolas. Nos sentamos en el hermoso sillón y súper comodo que tiene, me encanta, parece que estas en una nube felpuda que te envuelve con calor, Sofia esta arriba mío media adormilada y ella con Uriel. —Lili. —¿Mmmm?. —sigue mirando la película sin mirarme. —¿Eres celosa con Julián?. —y ahí logré su plena atención. —¿A qué viene eso?. —Solo responde. —No tengo idea. —pone en pausa la peli en seguida. —¿Dudas de él?. —¿Habla de una vez? ¿Lo viste haciendo algo?. —Nooooo. —Trabajas en la empresa... Algo debes saber por eso preguntas. —¿No era que no eras celosa?. —Te dije que no lo sabia pero ahora lo sabes... Habla. —Hay una chica que dice que Julián va a ser de ella. —levanta una ceja divertida—. Dijo que él te iba a dejar y se iba a postrar a sus pies y que no va a parar hasta lograrlo... Una estupidez la verdad. —¿Quién es?. —Solo sé su nombre... Verónica. —¿En qué área trabaja?. —Con Julián... No directamente pero sé que de vez en cuando cruzan caminos. —Bien. —me mira fijo pero en algo debe estar pensando porque tiene una sonrisa terrorifica. —¿Qué vas a hacer?. —Una visita a Julián... Mañana voy a ir a la empresa y vamos a ver a quien elige Julián. —¡Ay Lili! no hagas eso. —le agarro la mano negando. —¿Qué cosa?. —Rebajarte. —No lo hago. —le vuelve a poner play a la peli y no deja de sonreir—. Solo quiero que esa tal Verónica sepa que Julián es mío. —apunta su dedo donde tiene el anillo de compromiso—. Esto lo dice. —Esta bien... Avísame así veo todo el teatrito. —Mas vale mi vida. —me pincha la pierna—. Vas a tener el primer puesto por ser mi mejor amiga. —La única. —Eso también... La unica y la mejor. Voy a mi casa pensando en que es lo que va hacer, preparo la comida que al otro día voy a llevar, es barato en el comedor de la empresa pero aún así no tengo para costearlo por eso llevo mi comida, es mas económico y mas rendidor. Estoy hace dos semanas y es todos los días lo mismo, me manda a archivar papeles y a ordenar y subrayar otros mas, hay días en que no lo veo ni por asomo y me da igual de todos modos, pero estar encerrada en un cuartito me da vertigo a veces, no entiendo como Marta lo soporta y eso que ese es su puesto de trabajo, o sea, está ahí las ocho horas del día y los cinco días a la semana en los que trabaja. Estamos en el comedor cuando la veo entrar, me mandó mensaje que ya estaba viniendo por eso estaba alerta esperándola, lleva a Sofía de la mano y a Uriel en brazos, todos la miran mientras hacen comentarios de todo tipo hacia ella. —Mira... La mujer del jefe. —Es hermosa. —esta con un vestido rosa palido hasta medio muslo, una camperita de jean y unas botitas negras, me encanta su estilo aunque no tengo como comprarme esa ropa. —Miren con la gorda que se fue a meter. —Yo la llevo a mi casa sin problema si él no la quiere mas. —Es horrible. —Me da asco la verdad. —oigo a las demas venenosas que no aceptan que Julián nunca las miró. —Ahí esta la estúpida. —Verónica sonríe de puro enojo—. Ya se le va a ir esa sonrisita. —¿La del jefe no creo?. —miramos como Julián besa a los nenes y un poco más se la come cuando la abraza. —Mierda. —dice Tomas tirándose del cuello de la camisa—. Si que se va a postrar a tus pies después de eso. —CALLATE. —todos se giran a mirar después del grito agudo que pegó, Lili me hace una seña y asiento. —Verónica. —se gira mas que furiosa. —¿Qué? —la agarro de un brazo y bien pegada a ella le digo. —Vuelves a hablar mal de mi amiga te juro que tu linda carita va a necesitar cirugía. —¿Qué?. —se va para atrás sin entender. —¿Brisa vamos? Ya es hora de volver. —Vamos. —despido a los chicos que no tienen idea de que pasó porque Veronica esta muda, vamos hacia el ascensor en silencio. —Tiaaaaaaaa. —Sofí viene corriendo mientras me estira los brazos. —Hola hermosa. —me agacho y la aprieto con fuerza—. ¿Cómo estas linda?. —Guien. —sonríe mostrando todos sus dientitos—. ¿Jubamos?. —Ahora no puedo jugar. —saca trompita enojada—. Ve con mamá, ¿Después voy a tu casa y jugamos si?. —No. —golpea un pie en el suelo cruzándose de brazos—. Quero jubar tía. —Pero no puedo ahora linda. —Sofía. —Julián la llama estirando la mano—. Ven hija... Brisa tiene que irse. —Nooooo. —la alzo en brazos y se la llevo porque está enojada mal, cuando la agarra Lili se me acerca. —¿Cuál?. —La de camisa azul al lado de la ventana. —le doy besos a Uriel haciéndolo reir—. Hay dos hombres mas con ella. —Ya la vi... Es a la que le hablaste. —Si. —saludo a Julián con un beso y me termina dando un abrazo riendo. —¿Cómo va todo?. —Muy bien gracias... Me tengo que ir. —Después ve a casa así hacemos algo de comer. —Si... Nos vemos. Marta me mira en silencio, en realidad estuvo todo el trayecto y el resto del día sin hablarme, no sé que le pasó que reacciona así porque ella es muy simpática y conversadora pero ahora no me dice nada. ...................... Pasa otra semana mas y ya esto me tiene harta, lo único que hago es acomodar los malditos archivos de casi todo el edificio, para colmo tuve una noche de mierda porque la llave del baño se rompió y me la pasé secando el piso, cuando le dije al portero me dijo que iba a tener que pagar el arreglo con mi plata porque es mi culpa no de él, ja, ¿y ahora qué hago? No quiero avisarle a mi papá o hermanos porque se van a enojar por el hecho de no decirles antes de la mala calidad del departamento y la otra es que van a venir en seguida y no tengo donde alojarlos, porque mi casa es muy chiquita y ellos muchos sin decir que inmensos. —Acomoda esto. —si no lo agarro se caen al suelo. —¿Tienes algún problema?. —me mira y niega. —No, ¿por?. —De golpe me dejaste de hablar y cuando lo haces lo haces mal, ¿Dime cuál es el problema?. —Ninguno. —la miro fijo un buen rato hasta que suspira—. Me molesta que gente como tú tiene trabajo de arriba cuando los demás nos esforzamos por estar acá. —No estoy de arriba acá... Estoy cumpliendo mis pasantías solo eso. —Eres la cuñada del jefe. —me tiro hacia atrás dándome cuenta que desde que vino Lili a la empresa que esta así conmigo—. No me chupo el dedo Brisa, sé lo que pasa. —No tiene nada que ver que el dueño sea mi cuñado... Si estuviera de acomodada no estaría acomodando estos putos archivos todo el maldito día. —se queda totalmente callada por mi arranque de furia que no queria soltar pero sinceramente ya no podia aguantarlo mas, es horrible trabajar asi—. ¿Y qué si soy la cuñada del jefe? ¿Acaso alguna vez te traté de inferior o con desprecio?. —No. —¿Entonces por qué actúas así? Al principio llegué a pensar que podíamos ser amigas pero te volviste tonta por algo que nada que ver, en vez de hablarlo conmigo me trataste con desprecio. —Discúlpame. —Brisa. —Martin esta parado en la puerta asustandonos—. No tienes que explicar nada a nadie. —No me molesta. —Marta mira hacia abajo avergonzada y no quiero que este así, debemos hablarlo bien esto. —A mi si. —me agarra de la mano y me para—. Te necesito. —Esta bien. —agarra mi bolso y salgo con él, llegamos a su oficina y recién ahí me suelta—. Bien, ¿Para qué me necesitas?. —Tengo una reunión y necesito que alguien me acompañe y tome nota. —No soy secretaria. —Es a lo único que vas a llegar a no ser que tengas una empresa que heredar. —eso de verdad que me dolió hasta el alma—. ¿Sabes usar una computadora?. —Solo lo básico. —¿Escribes rápido?. —Si. —Vamos entonces. —agarra su laptop y su saco—. Lastima la ropa que usas. —¿Qué tiene?. —me miro diciendo que es lo mas hermoso que me ha mandado mi mamá porque ella me manda la ropa. —Para un día de picnic sirve no para trabajar en una empresa con este prestigio. —otro golpe a mi orgullo herido—. Por hoy lo voy a dejar pasar porque de verdad que necesito a alguien ahí. Antes de salir me miro de pies a cabeza, estoy usando lo mejor que tengo, no tengo ropa como para elegir y poder cambiar todos los días así que intenté de dejar lo mejor que tengo para venir y sé que es una empresa de prestigio, pero no voy a sacar plata de abajo de un árbol e ir a comprarme lo que me falta. Mientras estamos en el ascensor me pasa la computadora y se pone a escribir mensajes, bueno, es lo que calculo que debe hacer ya que mueve sus dedos sin parar. ***** Martin. Mierda, ¿justo hoy el hijo de Berta se tenia que enfermar? Carajo, la llevo a Brisa porque no se me ocurrió nadie mas ya que las otras secretarías ven a un tipo con traje y se colocan en un estado tipo coma-estupidez, y quiero creer que Brisa no es así porque la he estado espiando y no le afecta en nada ver a un hombre con traje o simplemente un hombre. —¿De qué es la reunión?. —dice cuando le abro la puerta del auto así sube. —¿Sabes a que me dedico?. —Eres abogado. —me mira como diciendo, ¿y eso qué?. —Entonces no hagas preguntas estúpidas. —da vuelta la cara acomodándose, rodeo el auto y me subo sintiéndome un estúpido por responderle así—. Perdón... Eso no venía al caso. —Ya sé que no me quieres trabajando en tu sector... Pero no hace falta que me hables de esa manera. —Estoy apurado y con trabajo hasta el cuello. —No te voy a molestar mas despreocúpate. —mira por la ventana todo el camino y ni siquiera la escucho respirar. —Ya llegamos. —se baja y me espera al lado del auto, antes de entrar me agarra del brazo—. ¿Qué pasa?. —Te voy a hacer otra pregunta estúpida. —asiento esperando a que hable—. ¿Qué hago? Ósea... ¿Solo tengo que escribir?. —Si... Solo eso pero intenta de prestar atención, es una reunión importante. —Esta bien, voy a hacer lo mejor que pueda. —me informo en el mostrador y vamos hacia la mesa donde ya nos estan esperando. —Disculpen la tardanza señores. —todos la miran de pies a cabeza sorprendidos de verla—. Ella es mi nueva secretaria... Brisa ellos son los abogados de la compañía con la que estamos trabajando. —Hola a todos. —Hola. —responden en coro. —¿Empezamos?. —Por supuesto. Ella en total silencio se sienta a mi lado y empieza a teclear sin parar, de reojo la miro que esta concentrada escuchando y escribiendo, debes en cuando, cuando hay una discusión se muerde los labios media incómoda, no esta acostumbrada a las discusiones de trabajo y muchas veces son duras y las llevamos para las próximas reuniones donde no resolvemos nada. Pasamos dos eternas horas en el café, es complicado el asunto ya que quieren mas plata de lo que su servicio vale, mi colega al lado mío es muy tranquilo, pero no es una persona fácil de amedrentar y todos se confían que con su carácter van a hacer lo que quieran con él pero están lejos de la realidad. —Bueno señores. —me sobo las manos sonriendo—. Entonces no hay trato. —Simplemente vas a decir que no por una insignificante suba de interés. —Esa insignificante suba... —digo parándome y Brisa no lo hace—. No lo vale... Hay mas empresas dispuestas a trabajar con nosotros con mejores propuestas que las de ustedes... Mi jefe les quería dar una oportunidad para que su marca cresca pero no la aprovecharon. —Que tengan lindo día. —los cuatro salimos del café sin nada más que decir. —Martin... Vamos a tener que arreglar con Solcat por las propuestas... Julián nos va a matar si no encontramos algo acorde a lo que busca. —Llámalos y confirma una cita para el lunes en la mañana. —¿Sol?. —dice mirando a su mujer y secretaria que ya lo tenía anotado desde antes que él hable. —Ya entendí. —Buena chica. —se rien los dos por lo que dijo luego mira a Brisa con una sonrisa—. ¿Y Berta?. —Su hijo se enfermó. —¡Ay pobrecito!. —dice Sol—. La voy a llamar para ver cómo esta. —¿Brisa eh?. —le da la mano—. Soy Jonas... Lo hiciste bastante bien la verdad... Muchos se ponen nerviosos en su primera junta, ¿ya lo habías hecho?. —No señor, es la primera vez. —Buen comienzo entonces. —Sol le da un abrazo amistoso—. Si sigues así vas a quedar como la acompañante de este insoportable. —Bueno che. —se ríe con fuerza—. Vamos que tengo cosas que hacer. —Nos vemos. —a penas le saco la alarma al auto se sube sin esperar a que le abra. —Estuviste bien. —Gracias. —No te felicité. —me mira dudando pero solo le sonrío—. Dije que estuviste bien pero tengo que ver que es lo que escribiste todavía. —asiente sin decir nada—. Te llevo a tu casa. —No, esta bien, con que me dejes en la parada del colectivo esta bien. —Dije que te llevo no te lo pregunté. Sonrío al verla apretar los puños con fuerza, si que es quejona y en cierto punto me agrada eso, porque pelea por lo de ella y sus creencias, me gusta, me gusta que se defienda a como de lugar, solo que ahora parece no tener el corage de contradecirme. Manejo con calma, es mas, paso a llenar el tanque del auto y ella no se queja ni pregunta a donde vamos, me debe tener mucha confianza porque no dice nada ni actua alterada, paso a comprar helado y lo dejo en sus piernas para que lo lleve. —¿Lo puedo dejar en el suelo? Es que esta helado y se me enfriaron las piernas. —Ya llegamos de hecho. —sonríe enseguida dándose cuenta que hasta estacioné frente a su edificio. —No me di cuenta. —saco la llave y me suelto el cinturón—. Me muero por una ducha laaarrrga larga. —Bien... Te espero entonces no tengo problema. —¿Espero?. —deja la puerta a medio abrir para mirarme—. ¿Tienes otra reunión en donde tenga que estar?. —No... Compré helado para que comamos mientras miramos una película. —¿Qué?. —Vamos. —me bajo y ella también lo hace. —No... No no no no... No puedes entrar noooo. —camino hacia la puerta sin hacerle caso y ella viene atrás mío corriendo—. Te dije que no puedes. —¿Por qué?. —entro al edificio y la siento jadear por aire—. ¿Hay algo o alguien a quien no quieres que vea?. —Simplemente no te invité y si no te invitan no puedes ir a algún lugar donde no te invitaron. —No necesito invitación nena. —subo las escaleras ya que no hay ascensor. —Esta bien. —me giro viéndola desde lo alto que esta abajo de brazos cruzados—. No sabes cual es mi departamento igualmente. —Es el tercero D. —¿Qué? ¿Cómo lo sabes?. —vuelvo a subir y ella como loca sube las escaleras—. Para un poco Martín. —Brisa querida. —llega casi gateando donde subió corriendo las dos escaleras que faltaban—. ¡Brisa! ¿ésta todo bien?. —Si señora Margarita. —se toca el pecho y se limpia la frente, luego me apunta—. Él es... Él... —Soy su novio. —le doy la mano a la señora que sonríe—. Martín mucho gusto. —Mucho gusto querido. —le guiña un ojo a ella que esta dura mirándome—. Por fin traes a un chico nena. —No... yo. —se pone roja de vergüenza—. ¿Necesita ayuda en algo?. —Estas ocupada querida, me las arreglo. —Dígame así lo hago rapidito. —Necesito ayuda con el microondas. —Bien. —me da la llave casi clavandolas en mi mano—. Entra, ya vengo. Espero a que entre al departamento de en frente y ahí entro al de ella, quedo sorprendido cuando entro, es súper pequeño el lugar, no hay división; dormitorio y cocina están juntos, tiene una cama de plaza y media, un ropero de dos puertas, una mesa con dos sillas, tampoco tiene cocina, solo una anafe con dos ornallas y una heladera pequeña. Voy directo a la heladera para guardar el helado, quedo duro mirando porque solo tiene agua en la heladera, no hay nada mas, ¿Qué come esta mujer? Reviso los estantes y solo hay un paquete de arroz y una caja de caldos. —Perdón. —entra y deja la cartera colgada en la puerta donde tiene unos ganchos—. Le cuesta un poco la tecnología y siempre me pide ayuda pobrecita... Me da penita donde es sola y nadie viene a verla. —Esta bien... No pasa nada, es muy lindo de tu parte que le des una mano. —se saca las zapatillas sonriendo. —Como ves tengo tele pero un solo canal ¿Todavía te interesa mirar algo?. —Si obvio, lo que sea que den. —Bien. —apunta la unica puerta que hay a parte de la de entrada—. Me voy a bañar porque no doy mas. —Tranquila te espero. —mientras va al baño llamo a un delivery. —Roticeria Nico. —Hola... Queria pedir una hamburguesa completa, un lomo y una docena de empanadas de carne. —Bien en media hora esta. —le paso la dirección en seguida, cuando corto salto del susto por el grito de Brisa. —PUTA MADREEEEE. —Brisa. —corro golpeando la puerta—. ¿Qué pasa?. —No puede ser por Dios. —Voy a entrar. —NO... NI SE TE OCURRA. —¿Qué pasa?. —abro solo un poquito intentando de oir o ver algo—. ¿Esta todo bien? ¿Por qué gritaste?. —El agua... Mierda se me inundó el baño. —miro el suelo en donde empieza a aparecer agua—. Carajo. —¿Cómo? ¿Por qué?. —Esta rota la cañería y me olvidé. —Voy a entrar. —NOOOOO. . .
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