Antonella se quedó en silencio, asombrada, ¿cómo podía pensar él eso de ella?
Nathan esperaba la respuesta, pero solo veía el rostro de Antonella quedarse perplejo, quizá debería agradecerle, al final de cuentas ella lo había ayudado, y no solo eso, le preparo comida y algo para hacerlo sentir mejor, pero tenía dudas sobre sus intenciones, era algo que no podía evitar sentir, las dudas.
— Bueno, es que de que otra manera te explicas que supiste donde estaba, ¿me llevaste a casa, no?
Antonella asintió, estaba triste por las palabras de Nathan, ella jamás lo incomodaría de esa manera, mucho menos lo presionaría, no lo había hecho a pesar de no tener la menor idea de por qué había terminado con ella, mucho menos lo haría ahora, solo intentaba ser amable.
— Ah, lo dices por eso.
Decía ella con un aro de tristeza en sus hermosos ojos, Nathan comenzó a sentirse arrepentido por la forma en la que le hablaba, pero quería saber la verdad.
— Solo no me mientas, ya suficiente daño me hiciste con tus mentiras como para seguir con este juego, ¿cómo supiste donde encontrarme Antonella?
Ella asintió y comenzó a hablar, no tenía por qué ser tratada así, ella no había hecho nada malo.
— Creo que cometes un error, sinceramente no fuiste sincero conmigo sobre la razón por la que terminabas conmigo, pero si para ti hice algo tan terrible no seré yo quien intente abrir tus ojos, no soy una mala persona, mucho menos te seguiría o te acosaría de ninguna manera, anoche estaba en casa, me preparaba para cenar algo cuando mi móvil sonó, vi que era tu número y estuve a punto de no atender, pero siendo médico me prometí ayudar a cualquiera que necesitará de mí, así que tome la llamada.
Nathan se quedaba asombrado, ¿así que la llamo?
— Parece que bebiste de más, un cantinero me pidió ir a por ti, me dijo que no podías caminar de lo borracho que estabas, me envió la ubicación por tu móvil, y tome un taxi a esa hora de la noche para encontrarte, no podías conducir de regreso a casa solo sin peligrar.
Nathan tomó su móvil y en efecto estaba la llamada echa a Antonella, la ubicación compartida por Whatsaap, sintió unas enormes ganas de tomarse a golpes el mismo por haberle hablado de esa manera, ella solo había sido amable y lo echo a perder, solo tenía que agradecerle y alejarse, pero no, tenía que hablarle y acusarla.
— Te llevé a casa, el cantinero me ayudo a subirte al auto, eres demasiado grande para que pudiese sola subirte al auto, y los chicos de seguridad te llevaron a tu apartamento, solo te quite los zapatos, camisa, y reloj para que pudieses dormir sin incomodarte, hice un poco de limpieza y te deje comida, supuse que despertarías en un mal estado, pero eso fue todo, jamás te seguiría, dejaste claro que no merecía estar a tu lado y he intentado mantenerme alejada de ti como lo deseas, eso fue todo, y si esas eran tus dudas ya están resueltas, ahora quiero que salgas de mi consultorio, pues tengo cosas que hacer.
Antonella se puso de pie, parecía incómoda de tenerlo ahí, sus ojos brillaban como si deseara derramar algunas lágrimas, Nathan se sintió bastante arrepentido, ella no merecía eso, solo fue a quien el cantinero llamo para ayudarlo.
Nathan se puso de pie al ver a Antonella esperando a que saliera del consultorio, él se puso frente a ella y le dio las gracias, pero Anto solo deseaba que se alejara, no quería tenerlo ahí, pues, la lastimaba mucho saber lo que él pensaba siempre de ella.
— Creo que mereces que te dé las gracias...
Pero Antonella lo vio a los ojos que estaban a punto de desbordarse a llorar y le dijo muy dolida.
— No tienes por qué agradecer absolutamente nada, cualquier ser humano que requiera de mi ayuda, que esté en peligro su vida, sería como tu ayudado por mí, no es un caso especial, ahora si me disculpas tengo mucho que hacer.
Nathan comprendió que tenía que salir de aquel lugar, Antonella parecía muy afectada, comenzaba a sentirse un idiota al haberla tratado así después que ella solo había asistido porque la llamaron, a pesar de todo la amaba y no deseaba que sufriera, le dolía, le mataba imaginar que al salir del lugar ella terminaría por derramar lágrimas por culpa suya.
Nathan subió a su despacho, él se quedó pensativo recordando lo sucedido, no podía dejar las cosas así, tenía que disculparse con ella, dejarle claro que era agradecido, que no olvidaría lo que hizo por él jamás.
Llamaron a la puerta, la asistente de Nathan le informaba que habría una reunión importante, que el señor Richmond lo requería en la sala A de juntas.
Nathan le agradeció, parecía que habría noticias sobre algo importante, así que preparo su portátil para tomar nota de cualquier cosa que sucediera.
Cuando entro en la sala de juntas vio solamente a personalidades relevantes, entre ellas Antonella, no comprendía que era lo que hacía aquí, pero supuso que era algo sobre todos los departamentos del edificio, al final ella era la jefe de médicos de las compañías, no era tan anormal verla ahí.
Antonella huía su mirada, Nathan deseaba disculparse, había sido un poco brusco con ella, no lo merecía después de haberlo ayudado.
— Buenos días a todos, primero que nada quiero agradecerles su presencia, sé que todos tienen mucho trabajo y les agradezco su esfuerzo.
Harry comenzó a hablar, pero Nathan no le prestaba mucha atención, él solo se enfocaba en Antonella que veía a Harry con una sonrisa, parecía muy enamorada de él, eso le dolía mucho.
— El tema el día de hoy es anunciar a un nuevo accionista de las compañías, quiero anunciar con mucha emoción que a partir del día de hoy, siendo las 9.45 de la mañana, la Doctora Petters pasara a ser accionista con un 8% de las compañías, ella no conoce mucho sobre el asunto, pero con el apoyo de todos poco a poco se sentirá más segura de sus inversiones, ella compró un porcentaje de las compañías, y como dueño me siento muy feliz de tener a una preciosa y buena mujer a mi lado manejando el barco en el que todos nos subimos.
Nathan se quedó boquiabierto, ¿accionista? ¿Dueña? ¿Cómo demonios había pasado de ser la Doctora en jefe a poseer que dicho sea un 8% es una cantidad multimillonaria, las empresas tienen un costo muy elevado, Harry no tenía vergüenza alguna, en lugar de darle a su esposa ese lugar, se lo daba a su amante, ahora mismo estaba tan furioso que no podía creerlo, Antonella no era lo que él imaginaba, y pensar que deseaba disculparse hacía unos segundos, ella no lo merecía...