**MALCOLM**
Isolde, en su apogeo, envuelta en privilegios que ni entendía del todo, miraba el mundo como algo que le pertenecía por herencia, no por mérito. Para ella, todo parecía un escenario donde su belleza y su linaje eran suficientes para justificar su existencia. No conocía el esfuerzo ni la derrota, solo la comodidad de un pedestal construido con privilegios vacíos. Y cuando el viejo cayó, cuando el legado se desmoronó como una torre sin base, ella no supo cómo sostenerlo. Claro que no. No estaba hecha para la reconstrucción. Solo para el ornamento, para lucir en las apariencias, para ser un espejo que reflejara la superficialidad de su mundo.
Ahora está en mis manos. No porque la haya perseguido, sino porque su historia cayó por sí sola, como una torre sin base, desgastada po
