**MALCOLM**
Mientras estoy solo, la pesadilla de los recuerdos me invade de golpe. Recuerdo tan claro que la suerte tocó la puerta de mi padre como una ráfaga inesperada, una brisa que irrumpió en su vida con la fuerza de un billete ganador. Solo eso fue: un simple papel con números, pero para él, fue mucho más que eso. Fue una llave que abrió la puerta a un mundo de posibilidades que antes parecían inalcanzables. La suma no era exorbitante, pero suficiente para transformar su rutina gris, monótona y marcada por la lucha diaria.
Recuerdo aquel día con claridad. Lo vi sostener el billete entre las manos, como si temiera que al pronunciar los números en voz alta, se desvanecieran en el aire. Sus ojos reflejaban una mezcla de incredulidad y esperanza, y en su rostro se dibujaba una sonrisa
