**MALCOLM** Entonces, me asalta otra pregunta, como un eco en la penumbra: ¿Qué pretende? No entiendo. No la descifro. Es como si su alma estuviera cubierta por una niebla espesa, que impide ver más allá de sus ojos. Una parte de mí quiere que me odie y me lo grite, que me libere de esta confusión y de la culpa que me ahoga. Pero otra… otra quiere que me salve de este odio que tampoco sé dónde empezó, que busque una salida para ambos, una forma de sanar, de entender. La toalla cayó al suelo, olvidada, mientras mis manos temblaban ligeramente. Me senté al borde de la cama, sin tocarla, solo mirándola como quien observa una herida que no sabe si fue infligida… o provocada por alguien que aún no se atreve a pedir perdón. La luz tenue reflejaba la tristeza en sus rasgos, en esa piel que p

