Hola preciosas personitas, este mensaje es para advertirles que el contenido de esta novela es pesado, habla sobre asesinato algunos tal vez leves y otros más detallados, habla sobre gente mala haciendo cosas terribles que no debe ser tomado a ejemplo sino debe tomarse como lo que es, una historia para entretener más no para seguir, aquellos que no estén cómodos con temas fuertes, esta novela no es para ustedes no la lean. Esta ubicada por eso para personas mayores de edad que están totalmente conscientes de aquello que están leyendo.
Si después de esta advertencia quieres seguir leyendo bienvenido, y toma asiento
Capitulo 1
El Restaurant de Anton
Déjenme contarles la historia de un niño radicado en el corazón de todos los males Peklo Place donde la prostitución, la maldad, la degeneración, la vileza y los castigos están a la orden del día, un lugar donde todos los pecados estaban bien vistos y no los ocultaban tras la estela de la noche , un niño con un futuro prometedor que se vio truncado por sus traumas y deseos más ocultos, y luego un joven renombrado Vrah.
Vrah había crecido lleno de amor en una cuidad donde reinaba el odio, su madre quien había huido de su país antes de tenerlo en camino había encontrado en una ciudad pequeña la oportunidad de surgir sola, una ciudad que no estaba bien vista para muchos pero que a los ojos de Mila era hermosa, por que se fijaba en lo que los demás no hacían, era una ciudad llena de lujuria, perversión, maldiciones y castigos, pero no para Mila y el amor de su vida Risa, allí habían encontrado el amor, en uno de sus paseos de días libres, donde ella podía ser quien quería y no quien la habían obligado a ser, se habían refugiado en los brazos del único lugar que pudo encontrar y habían encontrado belleza en lo que otros solo encontraban ruina.
Mila había sido una mujer sencilla que siempre le hacia ver a su hijo las cosas buenas que habían, pero era un hijo perdido desde que ella no estaba, una extraña enfermedad en etapa terminal se la había llevado en sus años de adolescencia cuando los pecados estaban haciendo que Vrah perdiera la cabeza, pero después de la muerte de su madre la había perdido por completo, no había ni una sola alma buena en esta ciudad perdida y Vrah ya no tendría a nadie a quien orgullecer, su padre había muerto años atrás dejandoles una franquicia y una vida que ninguno de los dos había soñado jamás, pues Risa a pesar de haber huido por sus propios motivos, unos que Vrah sentía como superfluos e inútiles, le había dejado todo a los amores de su vida en lo que fue su muerte todo lo que amaso mientras no estuvo con ellos, jamás hablaba sobre su Risa Bilko ni con su madre, ni con nadie más, sentía que su madre era demasiado ingenua e inocente para creer que un hombre como Bilko, el que ella profesaba como el amor de su vida era un hombre malo, eso pensaba Vrah . Su madre era una mujer de clase media que se había esforzado toda su vida por darles cosas buenas, ella había amado a su padre pero este había desaparecido unos años después de cuando supo de la existencia de Vrah, el aun lo recordaba, todo lo que había vivido con su padre, todo lo que le había dicho e incluso sentía que sabia todo lo que no le había dicho, aun cuando este se fue su madre nunca se arrepintió de haberlo tenido, le decía que era fruto del amor y nada más que del amor, era la adoración de sus ojos y solo veía cosas buenas en el, así como en todo, su madre era una santa en una tierra de pecadores, el solo era un pecador de los muchos que la rodeaban, jamás podrían cambiarlo, había nacido en el lecho del mal, el infierno de la tierra y el también tenia sus demonios. Tenía todo cuanto quería y jamás se había ido de Peklo definitivamente, aun cuando había conocido grandes lugares y países, Peklo era el lugar a donde pertenecía, en este pueblo podía hacer lo que se le apetecía, así era cada noche, cuando salía de cacería.
A Vrah le gustaba matar a chicas rotas, delicadas, hechas trizas, pero perversas, las estudiaba continuamente hasta que elegía su momento para atacar, era sigiloso y cuidadoso y no por que fuese un delito hacerlo, con el dinero que tenia fácilmente saldría en un día de cualquier cárcel y en su ciudad aunque no había problemas por ello, el era prácticamente el puto dueño.
Vrah se había vuelto un hombre sanguinario, le había alcanzado a la manzana de su vida, el gusano de la podredumbre y había sucumbido a sus más bajos instintos. Era un asesino cruel y despiadado, calculador, ingrato, pero también era avaricioso , vengativo, lujurioso,. El dulce niño que había creado su madre había desaparecido y Vrah lo había suplantado, se regodeaba en su poder y riqueza, ninguna mujer le negaba la entrada a su vida o a sus piernas, el accedía gustoso, nunca había sido descubierto por que las mujeres lo amaban, lo dejaban entrar de par en par a su vida sin problemas, hasta que un día la conoció a ella.
Había matado también muchos hombres, escorias bajas, aquellos que le reflejaban su verdad eran los elegidos, en realidad el sabia perfectamente que solamente era uno más de ellos, que solo se desquitaba con ellos por el desprecio que sentía de si mismo, que mujercitas como su madre, buenas, leales y gratas fueran en las garras de hombres como el, asesinos sin piedad que destilan odio a donde quiera que van.
Séfora, es solo una chica tranquila con un pasado difícil, ha hecho todo por ser siempre mejor, es una chica ruda, rebelde pero tierna y amable, siempre conservando esa sonrisa bonita en su rostro, buscando un lugar nuevo para empezar, Séfora había encontrado en Peklo un lugar sin tanta bruma en donde refugiarse, un puesto tranquilo de mesera en un restaurante sencillo donde estaba reuniendo con sus propinas para crear los sueños que le habían arrebatado. No era la típica chica de la que Vrah podía fijarse, no era delicada, ni elegante, ni una señorita en apuros, como la mayoría de los habitantes de esta podrida pequeña ciudad, tenía una personalidad fuerte, una mentalidad madura y era perspicaz, en Peklo no había otra chica como ella.
Séfora llamaba la atención a donde fuese, con sus cuerpo pequeño y curvilíneo, con su tez morena y su cabello crespo, pero lo que más resaltaba en ella, eran las esferas color marrón claro con manchas azules que hacían resaltar sus pecas y tez morena, muchos hombres habían tratado de seducirla o de siquiera hacerle conversación pero ella les respondía amablemente y se iba, tenia metas en su vida, metas que nadie podría borrar nunca y estaba aquí para llevarlas a cabo.
Un nuevo día empezaba, ya le faltaba muy poco para ahorrar lo que debía, seguiría trabajando en El Restaurante de Anton por un tiempo pero luego se iría, a cumplir sus sueños, había elegido Peklo Place por ser el lugar perfecto para ello, pero realmente no sabia que tanto le deparaba en esta ciudad, que ya la había fijado como golpe de obsesión para muchos.
Katherine una de sus compañeras de trabajo, era una mujer preciosa, con una cabellera larga y sedosa color rojiza, y unos ojos almendrados color verde que le resaltaban sus pecas, tenía un pasado más que duro como la mayoría de esta ciudad, almas perdidas en busca de consuelo, esto era ese lugar. Para mi era más que obvia la belleza de Peklo, era el lugar perfecto para mi y mis planes, así como los de muchos otros.
Katherine había sido una amiga desde que llegue aquí sin un rumbo fijo, era una chica hablona con mucha simpatía pero también con un gran carácter, era la más antigua en el restaurante de Anton y hablaba español, inglés , y un poco de alemán... y es que trabajando con el Anton, siempre se aprendía algo de Alemán, era un hombre de cabellera cobriza con muchas canas ya, corpulento y musculoso para su edad, con un buen estado físico, ya que lo había visto correr enojado hacia clientes que trataban de huir sin pagar, mayormente viajeros de paso ya que el restaurante de Anton quedaba ubicado en la carretera más cercana a la autopista. Tenía muchos clientes usualmente, si no eran los comensales normales de la ciudad de Peklo, también eran los camioneros que abastecían esta y otras ciudades cercanas, o viajeros tranquilos aunque algunos de ellos habían tratado de estafar al dueño, se llenaba desde que abríamos y a veces habían clientes cuando ya era hora de cerrar, Anton era un tipo duro, un hombre que se había ido de su ciudad natal en Alemania después de un accidente que lo dejase sin familia, amaba a su patria pero ya no podía permanecer en ella, en su cartera siempre tenia una foto, cuando estaba nostálgico notaba como la miraba, una vez me la había enseñado, había sido un día emotivo en el restaurante, habiamos hecho un almuerzo y Anton había puesto su música, decía que Alemania era la cuna de la música clásica y solía poner a Bach, Wagner, Beethoven, sentía orgulloso de sus raíces, así que trate de ahondar en ello, es decir, ¿como alguien que venera tanto a su pueblo saldría corriendo de él?, su respuesta no tardó y a pesar de que había sido sutil preguntando me sentía mal por haberlo hecho. Su primera pregunta fue:
¿Sabes que fue la Alemania Nazi?
Si Señor, si se que fue.-respondí de inmediato.
Bueno, hace muchos años ya que acabo, pero allí empezaron mis desgracias, Mi madre Gretta había sido conquistada por mi padre en tiempos de la guerra del Reich , ella era judía, el había logrado escapar una y otra vez con ella hasta estar a salvo se amaron profundamente, y de allí salimos Armin y yo Anton, eramos gemelos, la guerra tenia unos pares de años de haber terminado cuando nacimos, y unos muchos pares más cuando algunos rebeldes del Reich habían empezado a matar judíos, a mis padres entre ellos, una noche más fría de lo habitual mis padres nos habían escondido en un cuarto secreto que había, estas casas habían sido arregladas durante la guerra crean pasadizos y túneles para poder sobrevivir, después que habían bajado escuchamos un gran alboroto, pero Bertham, mi padre nos había pedido quedarnos aquí hasta que el viniera a buscarnos, duramos dos días adentro, Armin sentía pánico muchas veces, y yo solía abrazarlo para que durmiera, mientras se calmaba, a los dos días, mis abuelos habían sido quienes nos buscaron, mi padre estaba en el hospital y había despertado gritando nuestros nombres, mi madre había sido asesinada por hombres nazi, teníamos 5 años, Armin sufre de claustrofobia desde entonces y algunos otros trastornos, y yo había estado significativamente triste y vació, nos quedo una vida con mis abuelos por que mi padre unos días después de despertar había muerto del corazón, nadie le había dicho que mi madre había sido asesinada pero el la había visto, sabía por toda su sangre que no iba a sobrevivir y eso había roto su corazón, justo ahora lo entiendo, antes pensaba que había sido débil pero la vida me tenía preparada otra historia para entender mejor a mi padre, me había dicho ese día, donde me mostró a dos nenas preciosas y una mujer abrazándose entre si sonriendo a la cámara.
Algún día terminaré de contarte esta historia Sefi, pero ahora... La comida se enfría y no hay música que escuchar dijo Anton moviéndose hasta la Rockola del lugar a poner algo en alemán.
Aun recuerdo claramente todo aquello, ha pasado un año ya desde que Anton me contó su historia, o bueno... la primera parte.
Habían chicas realmente agradables en Peklo, Elena era cocinera en el lugar una dulce señora blanca como la leche, corpulenta de ojos marrones, creo que era brasilera lo se porque algunas veces soltaba improperios en portugués, pero muy poco hablábamos de ello, había sido usada en trata de blancas y había huido encontrando en Peklo y la cocina de Anton, un nuevo lugar, Margarita una chica de cabello rubio y corto de ojos azules, alta y delgada, española que huía también de su pasado, a veces solía hablar catalán.
Peklo era un lugar donde los idiomas eran diversos, se conformaban todos por haberse venido a un lugar que creían perdido, como su lugar de salvación, así que a merced del día escuchábamos, neerlandés, portugués, alemán, checo, ruso, italiano y más.
Sefi, mesa Seis.- decía Katherine un poco alto para que yo lo escuchase mientras entraba a la cocina, yo estaba recién llegando y poniéndome el delantal en los estantes detrás de la cocina donde guardábamos nuestras cosas.
En un momento salgo Kat, le había respondido instantáneamente.- ella había entrado en la cocina a ayudar a Elena y Sabana, así que era probable que fuese un día tranquilo hoy.
Sefi, si siguen pidiéndote a ti en las mesas para que los atiendas nos quedaremos sin trabajo.-decía Margarita entrando al lugar.- después de la seis pasa por la nueve Sefi, llegó nuestro amigo Alessandro con su socio Dante, y quiere que los atiendas.
Apenas salí por las puertas había encontrado sonando suavemente Ja de Silbermond, lo que me anunciaba que Anton hoy estaba nostálgico, me gustaba cuando ponía alguna música romántica en alemán, eran preciosas, en tiempos libres solía decirnos lo que significaba en español y aprendíamos un poco de alemán también. Seguí tarareando la canción mientras hacia mi recorrido, por que me encantaba estaba canción y muchas de las que ponía Anton.
Und ja ich atme dich
Ja ich brenn' für dich
Und ja ich leb' für dich,
Jeden Tag
Und ja du spiegelst mich
Und Ja ich liebe dich
Und ja ich schwör' auf dich und jede meiner Fasern
Sagt ja
Y sí, te respiro
Sí, estoy ardiendo por ti
Y sí, vivo por ti ... todos los días
Y sí, te amo
Y sí, te lo juro y cada una de mis fibras dice que sí
Era preciosa, los gustos de Anton, no eran malos de ninguna manera.
Hola Buenos días... que desean ordenar?.- Dije llegando a la mesa seis.- Oh que sorpresa Sra Leticia, ¿como está?¿Le traigo algún desayuno especial?
Hola querida niña, deseo unos hotcakes, para mi nieto Carlo, y para mi el menú 3 igual que siempre, estamos esperando a un amigo de Carlo así que tal vez en un momento pediremos otra cosa.
No debe demorar.- dijo esta vez Carlo hacía mí con una sonrisa.
Perfecto, entonces estaré pendientes, ¿desean algo de tomar mientras esperan?
Traemos unas malteadas de casa.- pide Carlo.- Eran nuestras favoritas cuando veníamos de niños con la abuela.- responde como si tuviese 10 años nuevamente mientras su abuela lo mira con una sonrisa de adoración.-
¿De que sabor desean?.- preguntó sonriendo después de su arrebato de niñez.
3 por favor Sefi.- dice esta vez Leticia.- Una de chocolate, y dos de vainilla. y mientras me retiro escucho como Leti le dice a su nieto.- espero que aún sea su favorita.
Antes de dejar la orden paso por la mesa nueve, del final del pasillo para escuchar lo que pedirá Alessandro quien con una sonrisa me dice que me extraño muchísimo y pide lo mismo de siempre, además que me presenta a Dante su socio. cuando terminan de pedir me dirigo a la puerta de la cocina para poner las ordenes y salgo inmediatamente, a la vez que se escucha la campanilla de la puerta sonar y todo se queda en un silencio dramático mientras entra un hombre alto, imponente y de traje a medida n***o, las miradas han sido acaparadas por el, su presencia ha hecho cambiar el lugar inmediatamente y escucho como Carlo dice de manera alegre.
-Vrah, ven acá! dicen subiendo sus manos enérgicamente.