CAPITULO 27 “En el Olimpo.”

2314 Words
  (ENERO 02, 2018, MONTE OLIMPO, GRECIA.) (Ahmanet)               Me traslado al Monte olimpo, en Grecia y ahí abro la puerta dimensional para ir al mundo imperecedero en donde los Dioses Olímpicos están, es solo un portal dimensional, fácil de pasar, y ahí está el Olimpo legendario de los griegos. Dioses y semidioses aquí siguen, esperando el momento adecuado de volver a emerger. Más no sé si sea adecuado que lo hagan, el mundo ha cambiado en demasía y ellos y los Dioses Romanos fueron los más volubles de todos.               Me dirijo a las cuevas en donde Hefestos tiene su fragua y observo el lugar, solitario, oscuro y caliente, y al tímido Dios trabajando en su fragua, solo tomando unos segundos para admirar la estatua de oro que hizo de Afrodita: a pesar de su bello rostro, pues es atractivo y de su enorme fuerza, su deformidad lo tiene acomplejado.               Hefestos es uno de los hermanos de Zeus, y su deformidad se debe a que al ser devorado por su padre Cronos, este destrozo su pierna derecha, al morderla, pues Hefestos era muy grande para ser un recién nacido, así como robusto y musculoso. Cuando Zeus mato a Cronos con una costilla de su Abuelo Urano, señor del cielo, padre de Cronos. Este libero a sus hermanos, pero ninguno ayudo a Hefestos.               Nadie quiso curarlo, pues preferían no acercársele, lo rechazaron, es por eso que está solo, aun cuando con su poder divino, es él quien hace las armas y armaduras de todos los dioses y semidioses.             Me acerco a su fragua, él no ha notado mi presencia, el calor es intenso, por lo que debo cambiar para protegerme, y todos mis guardianes sacan sus armaduras. -Hola Hefestos, loado sea tú día.- le digo al hacer el cambió, pues este produce un destello de luz que el dios Herrero sintió. Lo veo volverse y verme sorprendido, pues porto mi apariencia real, la divina. -Señora, que hace aquí la guardiana del Infinito?- me pregunta -Necesito de tu ayuda Hefestos y es urgente.- le respondo -Que necesita la niña dorada, veo que esperas a tu hijo, acaso deseas una cuna? -No Hefestos, porque me llamas “Niña Dorada”?   -Porque lo eres, desde tu creación, la creación brilla en ti, lo sé bien, no entiendo como los demás no se han dado cuenta. -Nadie debe saberlo, tratarían de dominarme o aprisionarme! -No podrían, tú pilar te protegería; si se de él, lo vi en el espejo mágico de Gea, mi madre. -Entonces sabes lo que busco? -lo sé, y he estado trabajando en ello y en algo más. -En qué? -Bueno ese metal ligero de las armaduras de tus guardianes es especial, pero yo, lo puedo hacer mejor, es por eso que fui a ese lugar y traje solo el necesario para lo que necesitas y si tus guardianes salen, revisare sus armaduras para mejorarlas. -Te lo agradecería Hefestos, mis guardianes y mis amigos son importantes para mí. -También he hecho algo para ti, algo especial,. Dice mostrándome un bello y sencillo collar, como pectoral, el cual pone en mi cuello y al hacerlo siento como este se integra a mi piel, como lo hizo el brazalete que puse a Steve. -Pero qué? -Lo necesitaras, lo sé, no puedo decirte más, mi madre Gea lo ha prohibido, fue ella quien me dijo que hacer. Solo te diré que es una armadura. -Gracias Hefestos, pero y Zeus? -No importa, el reina en el Olimpo, se olvidó de que nuestro deber era guiar a los humanos, además antes que mi rey, es mi hermano menor y solo obedezco a mi madre. -Es bueno escuchar que mi hermano y súbdito no me respeta!.- escuchamos decir a una voz fuerte a nuestras espaldas, y al volvernos vemos a Zeus salir de las sombras. -Hermano!.- dijo Hefestos -Zeus.- dije sorprendida. -Princesa.- algo me dijo que alguien poderoso estaba aquí, pero nunca imagine que serías tú. -He venido a solicitarle a Hefestos su ayuda.- dije claramente, interponiéndome entre Hefestos y Zeus, pues Zeus aunque quiere a su hermano, puede ser implacable con sus castigos. -Y que ayuda necesitas, no creíste que era mejor hablar conmigo primero Ahmanet?- dijo Zeus en tono arrogante, haciendo notar que él debe dar su permiso para que Hefestos me ayude. -No lo creí necesario Zeus, no te estoy pidiendo que vayas a luchar, sino que le pido a Hefestos, armas divinas, que les den a mis amigos una oportunidad, además tu madre lo ordeno y dudo que te opongas a su voluntad o sí? -No, pero por cortesía podrías haberme preguntado! -Lo habría hecho, después de hablar con Hefestos, para ahorrar tiempo, así el comenzaría a buscar lo necesario mientras te visitaba en tu sala del trono. -Vaya, al menos tienes la osadía de decírmelo en la cara. Y tu hermano tienes lo que necesitas? -Si hermano. -Bien, has lo que esta niña irrespetuosa necesita, tienes mi apoyo. -Gracias hermano. -Zeus, aún tengo que hablarte de algo importante.- le digo, el en respuesta solo me tiende su mano, la cual tomo y salimos de la cueva de Hefestos. Al salir las armaduras y garras de mis guardianes desaparecer y reaparecen cerca de Hefestos.               Zeus y yo caminamos por los jardines del Olimpo, a lo lejos veo a Hera, la reina de los Dioses, señora de la maternidad, también veo a Athenea y a Hermes. -Bien, de que deseas hablarme?- dice Zeus deteniéndose bajo de un templete al que nos dirigimos y nos sentamos a su sombra. -Zeus, conoces a todos tus hijos y sus descendientes?- le pregunto sorprendiendo al Dios. -Porqué lo preguntas? Tienes problemas con alguno de ellos, dime quien y le hablare, no es bueno una pelea de eternos cuando los humanos pueden hacernos daño.- me responde -Zeus, los humanos no pueden hacernos daño, no exageres, ahora están más conscientes de nosotros. -Entonces cual es el problema? -Mi Marido!- le digo simple y llanamente -Que sucede con él?- me pregunta sin entender -Creo que es uno de tus miles de descendientes. Creó que es uno de tantos Nephelins, hijo o descendiente de un Dios o en su caso de un Semidiós. -Vaya, crees que sea algún descendiente mío? -Sí, he tratado de hacerlo inmortal pero no he podido, solo lo he mejorado por decirlo fácil. -Bien y que deseas? -Protegerlo, lo amo y no deseo que le pase nada, si él es tu descendiente, mi hija también lo será!- le digo y el me mira sorprendido. -Es cierto, estas embarazada y mucho, Hera debería bendecir tu embarazo, ella perdono mis deslices.- dice Zeus sonriendo}-Lo sé.- le respondo sobando mi vientre, pues Thýa se está inquietando. -Hera, podrías venir, tenemos visitas!- llama Zeus y veo a la Diosa aparecerse. -Me llamaste Zeus.- dice y se me queda viendo, y noto que ella se tensa. -Te llame porque necesitamos que bendigas a una futura madre.- dice Zeus. -Acaso ella es otra de tus amantes Zeus?- dijo Hera muy molesta y mirándome con odio. -Cuidado Hera, recuerda con quien hablas.- la reconvino Zeus. -No bendeciré a otro bastardo tuyo, así seas el Rey del Olimpo.- contesto la Diosa Hera enfrentándolo, veo a Anubis cambiar y a mis guardianes ponerse en guardia.  -BASTA HERA.- Grita Zeus. -Hera, Señora del Olimpo, creo que te equivocas, el padre de mi hija Thýa, es un humano, su nombre es Steve Grant Rogers, quien posiblemente, sea descendiente de alguno de los Hijos de Zeus, y vine a pedirle que lo averigüé ya que puedo protegerlo, pero no hacerlo inmortal.- le digo mientras levanto una mano para detener tanto a mi hermano y protector Anubis y a los demás guardianes, mientras Hera me ve prestando atención a mi apariencia; pues me había puesto de pie, para calmar a mis guardianes. Anubis volvió a su forma canina. -Tú eres la niña de la creación, esa que se ha movido por todo el universo.- dice asombrada. -Pues sí, soy yo. Ahmanet la etérea, la protectora de la vida, señora de la muerte y guardiana del infinito.- le digo presentándome. -Vaya, perdón señora, no quise insultar a una Antigua. -Lo comprendo Hera, yo también soy Celosa y mi marido tiene prohibido acercarse a Afrodita, ahora solo queda que ella se mantenga lejos de él, pues se arrepentirá. -Ella no lo hará, nadie se pondría contra ti señora de la muerte.- dice Hares el señor de la guerra acercándose. -Hares que deseas?- pregunto Zeus -Padre, sentí un gran poder y ahora veo a quien pertenece, pero veo que no es uno sino dos.- dijo Hares -Bueno yo daré la bendición solicitada por Zeus, aun cuando ni la madre, ni la criatura la necesitan, pues su mismo origen las protege.- dijo Hera poniendo sus manos frente a mí para hacer un haz de luz que me rodeo. -Gracias Hera, eres muy amable.- le dije -Difícilmente nace ahora un ser divino y a pesar del origen del padre, tú hija es muy poderosa, todos deberían darle un obsequio a la futura Diosa.- dijo Hares que con un ademán hizo aparecer un hermoso collar de diamantes blancos y amarillos, algo exagerado en tamaño a mi parecer, pero no lo puedo despreciar, pues sería ofender al Señor de la Guerra. -Para tu hija, una bagatela de mis grandes arcas de tesoros de guerra, algo que no opaque ni su luz, ni su belleza.- dijo Hares al entregarlo. Yo tome el collar y lo coloque en un arcón que hice aparecer, el cual me seguiría mágicamente. -Gracias Señor de la Guerra, es un magnifico tesoro que usara orgullosa cunado tenga edad. -Bien en cuento a lo que me preguntaste.- dijo Zeus llamando mi atención. -Me ayudaras a investigarlo? -Lo haré. Necesitaremos ir con las brujas rallas, para que nos digan, si es o no mi descendiente. -Pero las Brujas Rallas están en los jardines de Estigia padre y de ellos, ya no queda nada.- dijo Hares -Zeus mi señor, la joven no puede hacer el largo viaje, y en su estado, sería peligroso acercarla a las Brujas.- dijo Hera -Solo ellas pueden desvelar el misterio, puedo llevarla en Pegaso.- dice Zeus -No es necesario, puedo llevarnos hasta el lugar en un momento Zeus.- le digo -No irán solos, eres poderosa pequeña, pero ellas son seres malditos y traicioneros, yo los acompañare y llevare a algunos de mis soldados solo para protegerte.- Dijo Hares -Bien debo ver si Hefestos términos con las armaduras de mis guardianes.- les digo -Que guardias, aquí solo veo a unas mascotas?- dijo Hares, lo que hizo gruñir a Anubis que se transforma en su ser divino, y los demás volvieron a ponerse en guardia listos para atacar, cuando apenas hace unos momentos se habían relajado. -A quién osas llamar mascota, tú que te dices señor de la guerra, yo comandaba ejércitos a través del desierto cuando tú apenas veías la luz, insensato.- dijo Anubis acercándose amenazadoramente a Hares, este saco su espada griega para defenderse.               Grave error, pues Anubis, con su mayor estatura, hizo aparecer su Chakran y su hacha de doble filo, dispuesto para la pelea. -Hares alto.- Ordeno Zeus -Anubis alto, él no sabe de tú poder hermano.- le digo y este detiene su avance volviendo su rostro perruno hacia mí. -Tu mandas señora y hermana mía; Y tú has salvado tú vida porque ella me ha detenido, pequeño guerrero, hasta su esposo humano podría ser mejor que tú y mucho más  honorable, eres poderoso, pero tu arrogancia lo arruina, cuídate griego, no siempre te protegerán.- dijo Anubis mirando a Hares, antes de volver a tomar su forma Canina. -Vaya, ignoraba que tu perro fuera uno de los dioses.- dijo Hares, bajo la mirada molesta de su padre Zeus -Sigue molestando al guardián y te las veras con él y nadie lo detendrá, tenlo por seguro.- dijo Zeus -Bueno voy con Hefestos, chicos.- digo y levanto las manos, todos se mueven y se conectan conmigo haciendo el circuito y saltamos, dejando atrás a los dioses griegos y su arrogancia. -Hefestos, he regresado.- le anuncio -Te esperaba, no es mucho lo que pude hacerle a las armaduras de tus guardianes, salvo hacerlas más resistentes, aplicando algo del fuego del Olimpo y sus armas, estas garras son más largas y afiladas, nunca perderán su filo ni su corte, son mejores. -Gracias Hefestos. -En cuanto a tu armadura, solo la pase por el fuego del Olimpo, haciéndola más resistente, nada te tocara. -Gracias.- le digo y con un movimiento les pongo sus armaduras a mis guardianes, de igual forma visto la mía. -Las armas y armaduras que necesitas estarán listas en poco tiempo, serán espadas, lanzas, arcos y flechas legendarias y si una de esas armas extrañas y curvas como la de tú hermano y guardián. -Un Chakran, lo puedes hacer? -Por ti lo hare, será un arma especial, ya que de una sola empuñadura saldrá el arma, ya sea una espada, un chakran o una lanza, también le hare un escudo digno de un héroe, pero más que nada. Sera una armadura, ligera como la tela y dura como las escamas de un dragón, el pilar del universo y él infinito debe ser protegido. -Gracias Hefestos. -También te haré un par de bastones retractiles y otras armas que espero sirvan a tus amigos, sus armaduras serán iguales. -Gracias, ellos no deben darse cuenta del cambio que hare. -No lo notaran, descuida pero confía en ellos, puedes darles las armas como un obsequio y las aceptaran, son héroes y deben tener las armas de un héroe. -Bien, te dejo seguir con tu trabajo, yo debo ir a ver a las Brujas Rallas a los Jardines de Estigia. -Ahmanet, niña dorada, ten cuidado, si te atrapan serás una presa deliciosa para esas bestias, son caníbales, debes saberlo. -Hefestos, no te preocupes, ellos no podrán tocarme, pero me dirán lo que quiero saber.      
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD