Eimi y su hermana gemela empacaron sus cosas con el corazón destrozado. Sabiendo que dejarían atrás todas las ilusiones, esperanzas y sueños que se habían trazado en aquel lugar y que en definitiva ya no serían posible.
Antes de colgar la llamada con Joe, quedaron de que ese mismo día comprarían su boleto con destino a donde él estaba.
Ambas empacaron pensando en Matt y Ken, cada una respectivamente. Todo hubiera sido tan diferente si estos las hubiesen querido escuchar si quiera. Pero no, no importaba cuanto lo habían intentado ni querido ni esforzado porque lo hicieran. Ni Matt ni Ken habían querido hacerlo. No aceptaron de ninguna manera que ellas le explicaran el como habían sido las cosas. Y cuando creyeron que decirles que eran gemelas y que el verlas juntas sería su única opción, una verdad muy grande las hizo desistir.
Tal como había dicho Joe, hacia tan solo unos segundos antes de colgar ¿De verdad querían estar con un chico que creía más en otras que en ellas? ¿Un chico que ni si quiera les había dado el beneficio de la duda?
No valía la pena esforzarse tanto por alguien que no podía creer ni si quiera en ti.
Tanto Matt como Ken, simplemente se habían limitado a juzgarlas y condenarlas. Ninguno de los dos les había dado una mínima oportunidad de defenderse y explicarles nada.
Eran ellos ahora, los que no se merecían si quiera que ellas los consideraran. No merecían saber de su secreto ni mucho menos merecían que ellas le dieran una mínima oportunidad.
Ese día, ellas eran las que se marchaban con el corazón herido y con la reputación por el suelo. Pero algún día, la vida les daría la oportunidad de que Matt y Ken, ambos, supieran la verdad y se arrepintieran por haberlas tratado como lo hicieron. Algún día, ellos pagarían todo el dolor que les estaban causando en ese momento. Incluyendo a Susana. Ella también pagaría por ser una víbora traicionera.
- ¿Estás listas? - pregunto Emma.
Su hermana asintió.
En el fondo no creía que lo estuviera pero, si se ponía a pensarlo o analizarlo si quiera, no lo estaría nunca.
- Entonces vamos. - dijo Emma.
Y ambas hermanas tomaron sus maletas y salieron afuera donde un taxi las estaba esperando para llevarlas lejos de allí, de aquel lugar y sobre todo de Matt y Ken.
***
- Hola. - le saludo una Susana sonriente.
Matt la miro con seriedad y cara de pocos amigos.
No se sentía nada feliz como para responder a su alegría con una sonrisa tal y como ella lo estaba haciendo con él.
- Hola.
- Hoy vi a Eimi.
Y la sola mención de la muchacha lo puso de un humor más pésimo del cual cargaba encima.
Si había visto o no a Eimi, ¿Qué esperaba que él hiciera? Al final entre ellos no había nada ya. Y a él no le interesaba en lo absoluto saber que ocurría con la chica. Es más, sino volvía a verla en su vida, a saber de ella, para él sería mucho mejor pues tenía que ser sincero consigo mismo y admitir que su traición era algo que le estaba doliendo y destrozando por dentro.
Como la odiaba.
- Fue hasta donde yo estaba realizando una sesión de modelaje para reclamarme el que te hubiera dicho la verdad. Según ella eso no era asunto mío y no tenía el porque haberme metido en eso.
Matt rio lo que Susana dijo.
Vaya descaro el de esa chica. Ir a reclamarle a Susana por el simple hecho de ser sincera con él. Y decirle que no tenía derecho a meterse en eso. ¿Qué acaso se había olvidado de que él estaba en un proceso de reconciliarse o no con Susana cuando la conoció y que gracias a eso fue que decidió finalmente desistir en su intento de una posible reconciliación con ella?
Por supuesto que tenía el derecho de meterse en eso. Ese hecho le daba a Susana el derecho de hacerlo, porque prácticamente él la había dejado a ella por Eimi.
¿Y todo para qué? Para nada. Para caer vilmente engañado por una cara bonita. Porque eso era lo que ella era: una cara bonita sin principios ni valores de ninguna clase moral o ética.
- Estaba furiosa.
- ¿Te hizo algo? - pregunto Matt sintiéndose responsable por toda aquella situación. Si Eimi y Susana se habían enemistado, era en parte culpa de él. Él no debió de dejar que sus sentimientos lo envolvieran al punto de terminar saliendo con ella. Eimi era la amiga de Susana, y tal vez lo seguiría siendo, si es que él no hubiese entrado en la vida de esta como un novio, ya que Susana no se habría metido en los asuntos de esta para delatar su doble moralidad. O tal vez si, por Ken. Realmente no lo sabía.
Pero sabiendo que ellas eran amigas desde hace mucho tiempo, él no debió plantearse si quiera la opción de salir con Eimi. Fue una falta de ética muy grave para él y ahora sufría las consecuencias de su mal proceder.
¿Qué no había reglas en las relaciones? No fijarse en familiares ni amigas de las ex. Y él lo había hecho.
- No. - negó Susana con la cabeza - Sus insultos y palabras hirientes no pueden dañarme de ninguna manera. Yo tengo mi consciencia tranquila con lo que hice. Era lo honesto, lo justo y lo que sentí que debía hacer.
Matt asintió con la cabeza.
Ojala su sentido del deber, hubiera llegado unos seis meses antes cuando recién estaba comenzando a salir con ella y a sentir cosas por Eimi, y no ahora que la amaba y quería tanto como para sufrir su engaño.
Pero también tenía que admitir y aceptar que lo que ella le decía era muy cierto, y si ella le hubiese dicho todo aquello hace un tiempo atrás sin ningún tipo de prueba ni nada, él no habría creído en ella. Ni si quiera la hubiera escuchado o consideraría su acusación. Jamás, pero jamás habría si quiera puesto en duda la palabra de Eimi ni su lealtad. Porque estaba tan ciego de amor por ella, que no hubiese aceptado nunca pero nunca que ella lo estaba engañando. Y menos con su propio hermano.
- Siento haberte pesto en esta situación. - le dijo Matt sintiéndose responsable.
- No. No es tu culpa. Es de ella por ser tan mentirosa y desleal con las personas. Tú aquí fuiste la víctima en todo esto. - le dijo ella acercándose muchísimo a él y acariciando su rostro.
- Susana...
- Sé lo que le dijiste a Eimi. Acerca de que tú y yo volvimos y estamos juntos otra vez.
- Lo siento. Sé que no debí decirle eso y menos sin si quiera decírtelo antes pero es que, estaba tan necia en que la escuchara, en que podía explicarme su traición que no vi otra manera de ponerle un fin a esto y que me dejara en paz.
Lejos de molestarse, Susana sonrió como si hubiera estado bien lo que hizo, pero Matt sabía que no era así.
Ya demasiado tenía la pobre Susana con todo lo que había ocurrido, con que él le hubiera roto el corazón, con que hubiera perdido a su amiga por culpa de él, como para que además Matt viniera y creara una supuesta relación con ella que no existía, impidiéndole de esta manera que ella se fijara en alguien más y tuviera la oportunidad de iniciar otra relación con otra persona y ser feliz.
- No. No tienes que sentirlo. Yo soy feliz con la idea de poder ayudarte y estar a tu lado. Es más, si tú quisieras, si tú me lo pidieras, yo aceptaría encantada en volver contigo.
- Yo no te amo Susana. - le dijo él sincerándose con ella.
Él no podía pedirle algo semejante a ella y esperar que Susana se sacrificara por él. Ella merecía algo más, algo mejor, y un hombre a su lado que la amara y la respetara por sobre todas las cosas. Uno que solo tuviera ojos para ella y para nadie más. Y ese hombre no era él.
Ella tenía que entenderlo y aceptarlo de una vez y por todas para que no siguiera sufriendo por amor y menos por él. Él no deseaba ser el causante de su infelicidad.
- Pero yo a ti si te amo. Y estoy dispuesta a lo que sea por ti.
-Susana...
- Por favor Matt. - le suplico ella - Mírame. Míranos. Somos tú y yo ahora. Estamos juntos aquí. Aquí no esta Eimi ni nadie más. Solo nosotros dos. Yo sé que ahora tú no me amas, pero si me das la oportunidad de estar a tu lado, si me aceptas una vez más, yo te juro que haré que te enamores de mi una vez más. Haré que te olvides de ella y de este momento tan malo que estas viviendo ahora mismo. Solo déjame estar a tu lado, por favor. Dame una oportunidad de volver a estar a tu lado. Te lo pido.
***
- Hola. - le saludo Anastasia, una amiga del colegio.
- Quiero estar solo. - le respondió él sin importarle si sonaba grosero o no y sin dignarse a mirarla si quiera.
Estaba cansado de demostrar amabilidad con los demás y de fingir que estaba bien cuando la realidad era que no era así. Cuando sentía que su mundo estaba vuelto mierda gracias a que su novia Emma, había fingido ser quien no era pero sobre todo, había fingido quererle cuando en realidad esto no era cierto y ella no lo quería ni sentía nada especial por él.
Y que además, lo había engañado. Pero lo peor de eso era que había estado saliendo con su hermano. Con su propio hermano.
- Lo sé. Pero no creo que debas estarlo.
- ¿Y por lo qué creas debo aceptar que interrumpas mi soledad y paz mental?
- Por favor Ken. Yo no tengo la culpa de lo que ocurrió. Nada tengo que ver si quiera con esa muchacha como para que me trates de esa manera. No me lo merezco.
Ken lo sabía.
Pero también sabía que se debía respetar la opinión y decisión de una persona a estar sola si así lo deseaba. Y eso era lo que Anastasia no estaba haciendo. Y eso era algo que lo estaba irritando. Porque además de pasarlo mal, de sentirse herido y traicionado por la muchacha que juraba amarlo y en la cual se suponía debía confiar, entonces además tenía que soportar la constante molestia e incomodidad que ella, Anastasia le estaba ocasionando.
- Si respetaras mi decisión y lo que digo, y me dejarás solo y en paz, entonces esto no estaría ocurriendo ni sentirías que te estoy tratando mal. Pero como tal parece que no puedes comprender algo tan simple como un quiero estar solo. - le enfatizó eso último alzando un poco la voz molesto.
- ¿Y tú? ¿No puedes comprender que te quiero? ¿Qué te tengo un cariño y aprecio especial y no me gusta verte en ese estado? No me gusta saberte así y menos puedo dejarte solo para que te hundas más en el dolor que estás viviendo.
Ken suspiro molesto y resignado al darse cuenta que había mujeres en la vida que no podían dejarle ser en paz y en soledad, que eran tan tercas y necias como una mula.
- Sé lo que te hizo y sé como te estas sintiendo por ello.
- No. No lo sabes.
- Si. Si lo se. Yo se lo que es que te rompan el corazón estando tan enamorado de alguien.
- No puedes comparar. Porque al menos a ti - comenzó a gritar sin poder controlarse - no te engañaron ni te mintieron diciéndote que te amaban mientras te eran desleal y te engañaban con tu propio hermano. ¿Lo entiendes? Era mi hermano. Porque era mi hermano el otro con el que ella salía y me engañaba. ¿Sabes lo que es eso?
Y Ken tuvo que apretar las manos en fiertes puños para reprimir toda la rabia y la ira que tenía contenida dentro de sí.
Quería golpear algo, destrozarlo y sentir que de esa manera estaba acabando con lo que sentía por Emma. Porque si había algo que le estaba doliendo más que nada, era el hecho de que a pesar de su engaño y traición, a pesar de descubrir lo fácil y traicionera que ella era, él, aún seguía sintiendo algo lindo y especial por ella, algo que se lo estaba consumiendo y le estaba destrozando por dentro. Y lo peor de todo ello, era que no sabía como arrancarse ese sentimiento del alma y el corazón. Y eso lo estaba matando.
- Tal vez no.
- No es un tal vez, es que en realidad no lo sabes porque no lo has vivido, no has tenido que pasar por ello.
- En eso tienes razón. Pero si sé lo que es sufrir por amor, lo que es amar a alguien y que esa persona no te quiera. Si sé lo que es tener el corazón roto por una desilusión amorosa. Eso si lo sé. Y sé también que nadie en la vida, merece pasar por eso en soledad. Todos necesitamos a alguien a nuestro lado para sentirnos apoyados y llorar si es necesario.
Llorar es lo que el no haría. No lloraría jamás por el amor y el dolor que Emma le había causado.
Llorar por ello, era como darle la razón a todo lo que hizo, hacerlo menos, quitarle valor y dignidad a su ser. Y él no era menos que ella. Él tenía orgullo y dignidad propia. Así que él no lloraría jamás por ella.
- Yo no necesito llorar por nadie. ¿Y sabes por qué? - le pregunto.
Ella negó con la cabeza.
- Porque ella, Emma Wright no es mejor ni más importante que yo. Porque ella no merece que yo llore por ella. Que lo haga ella, que llore porque perdió un amor de verdad, puro y sincero. Que llore porque con lo que acaba de hacer lo destruyo todo. Y sobre todo, que llore porque nunca más en la vida encontrara alguien que la ame como yo lo hice. Y ese será su peor castigo. - dijo lleno de resentimientos.
Y Anastasia lo comprendió. Más que herido y dolido emocionalmente, él estaba herido en su orgullo y dignidad de hombre. Porque Emma Wright, había destrozado su orgullo de macho alfa al engañarlo con su hermano Matt, y sería precisamente eso lo que no le permitiría a él, sacar la rabia que tenía dentro de si tan fácilmente como ella habia esperado que lo hiciera.
Y sintió tristeza y pena por él, por eso.