De Princesa a Plebeya

En un reino con una historia muy antigua contada por los habitantes y transmitida de generación a generación se decía que los fundadores hallaron un tesoro especial, el cual para encontrarlo era necesario hallar cuatro diamantes, cada uno era de un color diferente y habían encontrado uno en cada reino por lo tanto nombraron a cada nación de acuerdo al color del diamante que encontraron allí y entonces surgieron los nombres de los cuatro reinos conocidos como Red Diamond, Blue Diamond, White Diamond y el último Black Diamond, pero con el desarrollo social, económico y político de cada uno de los reinos de aquella región y su productividad y trabajo todos con él tiempo se olvidaron acerca del tesoro hasta que unos piratas vinieron a asechar la región codiciando el tesoro por lo que se aseguraron los fundadores de que pudiera ser encontrado solo por alguien de sangre real, un m*****o de la realeza o sus descendientes y para esto una hechicera lanzo un conjuro sobre el tesoro y solo los reyes o sus descendientes podrían encontrar el tesoro, a pesar de esto después de muchos años un grupo de peligrosos piratas llegarían a asechar la región de los cuatro reinos buscando ese tesoro y tomarían por sorpresa a la región que apenas tenían algunos años de ser fundada. A pesar de eso las cuatro naciones terminaron siendo bastante prosperas, en una de ellas crecí yo, la hereda al trono de Red Diamond, era una mañana como cualquier otra, la sirvienta llegaba y me traía el desayuno, después de comer recordé que teníamos un viaje que duraría unos días y no podía estar tanto tiempo sin mí compañero fiel, así que les preguntare a mis padres sí lo puedo traer conmigo, me cambie para bajar al salón y encontrarme con mis padres y pedirles permiso de llevar a Robín, mi perro mascota, me estaba arreglando él cabello y ponía la corona sobre mí cabeza y al verme en el espejo me puse a pensar, ¿la que veo en él espejo soy yo?, aunque como me visto está bien y siempre me he vestido así desde niña, y esta es la clase de vida que tengo desde que nací, crecí para ser la sucesora a reina de una tierra prospera y vivir así, con las responsabilidades que tengo, estudiar política, etiqueta, saber a dónde ir y que voy a hacer al llegar ahí, pero… ¿es esto la vida que realmente quiero?, ¿esto me hace feliz?, ¿Qué necesito para tener esa felicidad?, ¿cambiar mi vida?, ¿irme lejos para siempre y abandonarlo todo?, quería que algo cambiara en mi vida y hasta llegar a tener aventuras para lograr sentirme más viva, pero en ese instante trate de regresar mi mente a la realidad y baje las escaleras y ya estaban mis padres en el comedor, los salude y les di los buenos días. Rosé-Buenos Días, ¿cómo están? Reina Amalia-Buenos días cariño, ¿Cómo estás? Rey Enrique-Buenos días mi niña, ¿Cómo estás? Rosé-Bueno yo estoy muy bien, ¿y ustedes pudieron dormir cómodamente anoche?, ya que estaban aquí antes que yo, me imagino que madrugaron, ¿verdad? Reina Amalia-Pues sí, teníamos muchas cosas pendientes está mañana. Rosé- ¿Antes del viaje? Rey Enrique-No me lo recuerdes, todavía tengo mucho por hacer antes de partir. Rosé-Quería preguntarles si me puedo llevar a Robín. Reina Amalia- ¿Enserio?, bien, pero que él no cause problemas en este viaje. Rosé-Claro que no, lo he estado entrenando. Reina Amalia-Pues la última vez que tuvimos visitas el ataco al pequeño hijo de la condesa. Rosé-Eso era porque lo estaba molestando, y no volverá a pasar, lo mantendré vigilado y no causará problemas. Ya estaba todo listo y subimos al barco, nuestro viaje llevaría días pero me hace feliz ya que me relaja y resulta agradable viajar en barco para firmar un acuerdo con otra nación y cambiar un poco la rutina de vez en cuando, poder escuchar el mar y las olas, aunque me gustaría usar ropas más cómodas y sencillas que los vestidos que siempre suelo usar, además al estar en un barco me siento tan libre, feliz, a veces pienso que eso es lo que necesito, renunciar a todo y escaparme en un barco para olvidarme del resto del mundo. En ese momento escuche la voz de mis padres. Rey Enrique-Rosé, tu madre te ha estado llamando. Rosé-Lo siento, me distraje, ¿Qué pasa madre? Reina Amalia-Quería avisarte que no te acerques tanto al extremo de la cubierta del barco, que podrías caerte al mar. Rosé-Como tú digas. Que dijera eso me molestaba, y era una exageración que pensara que me podría caer, estaba en calma y había pocas posibilidades de que eso pasara, siempre ha sido así desde que tengo memoria mis padres me han criado y presionado para ser la princesa perfecta y que sea digna del puesto de heredera al trono, y siempre hago lo posible para no decepcionar a nadie, mi futuro está escrito en piedra y no hay manera en que lo pueda rescribir a mi manera y no como el destino, la vida y todas las fuerzas del mundo responsables de él se le dé la gana de hacer con mi vida o la de los demás, no es justo que alguien se sienta atrapado en su vida, quisiera que alguien me entendiera. Entonces vi que alguien me miraba. James- ¿Su majestad se encuentra bien?, estaba mirando las olas como si estuviera pensando en algo importante, ¿le pasa algo?, ¿le molesta algo? Rosé- ¿Eso pensabas tú?, la mayoría de personas cuando me ve así sé que piensan algo como... que tonta es esa niña, anda en las nubes otra vez, debe estar pensando en alguna cosa que pedirá más tarde además de todo lo que ya tiene, seguro es una de esas princesas engreídas y malcriadas. James-En realidad pienso que pensar tanto al punto de distraerse es solo de gente profunda e inteligente, creerá que todos piensan así de usted, porque la mayoría opina así de los que se criaron en cuna de oro, y de seguro la envidiaran y pensaran que es injusto que allá gente que este en la cima solo por quienes son sus padres, pero nadie decide su destino, y nadie decide en donde y en qué condiciones nacer, mucho menos decidir quiénes serán sus padres, y yo no la conocía como para juzgarla princesa Rose, por cierto, donde están mis modales, soy James para servirle.(Tomo la mano de Rose e hizo una reverencia). La verdad lo que me dijo aquel muchacho me dejo sin palabras, nadie había dicho eso de mí, jamás nadie había pensado eso sobre mí, soy la hija de un rey y como tal tengo la vida resuelta desde mi nacimiento y fui instruida para ser una buena reina y cumplir con las expectativas de todo un pueblo, pero por sobre todo las de mis padres. Rosé-No tienes que hacer una reverencia, y llámame Rosé, llamarme princesa todo el tiempo es demasiada formalidad. James-Rosé entonces. Reina Amalia-Rosé, ¿Dónde has estado? Como pueden ver mis padres no me dejan estar sola jamás, es como si ellos fueran mis guardas espaldas personales, no me quitan los ojos de encima, se supone que como futura heredera al trono real debo ser un ejemplo a seguir y comportarme de acuerdo a las reglas y etiqueta de la realeza, y quieren asegurarse de que cumpla con eso y siempre me presionan, eso es estresante. Rey Enrique-Que haces aquí jovencita, deberías habernos acompañado. Rosé-Papá, mamá, yo solo estaba contemplando las olas del mar, saben que para mí fue un viaje muy largo y... Entonces fuimos interrumpidos por uno de los hombres que nos traía un mensaje.