Capitulo 3... El día que nos vimos

2336 Words
VANESSA Salí esta mañana hacia la escuela, no sin antes escuchar a mi madre recordarme que hoy era la cena familiar, donde conocería a los integrantes de mi nueva familia, como si necesitaría un recordatorio para eso. ¿Cuántas veces tu madre planea casarse con un sujeto aparentemente perfecto y te obliga a tener que fraternizar con él y tus futuros hermanos? Háganmelo saber… En fin, no dejo de darle vueltas al asunto pues tengo un presentimiento horrible en mi pecho desde que Elena menciono que mi posible hermanastro podría ser Travis, mi nueva vida iba a ser una pesadilla o quizá si el señor todo poderoso me tuviera un poco de consideración, Travis actuaría como el hombre y adulto que se supone que es y me dejaría en paz. — ¿A quién quiero engañar? todos saben la clase de hombre que es el susodicho. — Entonces Vanessa ¿cómo es la nueva familia feliz? — preguntó Elena sacándome de mis pensamientos pesimistas mientras caminábamos hacia el aula. — Aún no sé, todavía no los conozco. — conteste preocupada mordiendo la uña de mi dedo meñique, mientras nos introducimos a nuestro salón de clase. — Hoy va a ir a comer con ellos y mañana Oscar va a pasar por todas sus cosas para llevarlas a vivir a su morada — hablo Lani, haciéndole conocer a Elena mi itinerario. — Así es — afirme. A veces me molestaba la frialdad y la despreocupación hacia las cosas importantes de Lani, nunca pierde la calma en lo absoluto, siempre sabe establecer muy bien sus puntos y defenderlos. Tomamos asiento para escuchar la clase del día de hoy. —  Y ¿qué harás? si tus hermanastros son dos mega bombones y te enamoras de uno de ellos. —  no podía creer que a Elena lo único que le importaba era si mis nuevos hermanastros eran sexys o no, a mí me valía un carajo eso. — Eso no va a pasar Elena — conteste con hostilidad, guapos o no, no dejaría que se acostara con ninguno. A veces no sabía porque éramos amigas, somos muy diferentes la una de la otra. Elena era atrevida, enamoradiza y nada la derrumbaba, admiraba esa fuerza en ella para los momentos difíciles, muy rara vez la veías llorar. En cuanto a Lani, que puedo decir de ella, siempre la acompaña la suerte, es la típica chica que no necesita asistir a la escuela para sacar una A, es muy aplicada, tiene un equilibrio perfecto en sus emociones por lo que no se sobresalta con facilidad y no demuestra el gran amor que le tiene a su novio en público. En cuanto a mí, no soy muy buena controlando mis emociones y la suerte junto con el amor no me acompañan mucho que digamos. — Claro, tú no te enamoras de nadie. ¿Sabes cuál es tu nuevo apodo? — pregunto Elena con altanería, mientras Lani la miraba sorprendida y yo mordía mi labio inferior intentando contener mi enfado, no era de sorprenderse que los chicos volvieran a renombrarme —. La princesa de hielo — no pudo contener las ganas que siempre tiene de mantenerme informada de todo lo que sucede. — Solo porque no quiero acostarme con nadie eso no significa que no pueda amar — dije sin poder contenerme más, la mire molesta porque sabía que ella también pensaba igual que todos nuestros compañeros. — No sé porque le rehúyes a las relaciones sexuales, es lo más placent... — No crees que, si no te has acostado con nadie eso quiere decir que, ¿jamás te has enamorado de verdad? — Lani interrumpió a Elena antes de que terminara su gran discurso hacia el sexo. Elena se burló, en ocasiones me hacen pensar si son realmente mis amigas. — ¡Huy! punto para Lani, Vanessa cero. — hablo Elena con voz divertida. La fulminé con la mirada y deseé que sus hermosos ojos verde esmeralda fueran de color vómito. — Cállate Elena ¿qué quieres decir con eso Lani? — pregunte intentando concentrar mi molestia en mi amiga pelirroja pues ella me había convertido en el centro de burla de Elena. — Tranquilízate y toma las cosas con calma, — dijo Lani con voz dulce — sabes que Elena solo está jugando contigo, no dijo lo del apodo para molestarte, fue la primera en golpear a Iker cuando lo oyó de él y le grito a una bola de estudiantes por ser unos idiotas.  — mire a Elena sorprendida y ella bajo la mirada apenada —. Sabes cómo son, ayer eras la monja virgen y hoy la princesa de hielo, mañana serás la virgen eterna ¿qué más da? Yo solo quiero que te analices y avances. Quizás en el fondo no te sientes segura de entregar algo tan preciado para ti, porque en realidad jamás has amado a ninguno de los chicos con quien has salido y solo han sido un pasatiempo o un juego para ti, como bien dicen ellos. Cuando yo conocí a Elías, ningún chico causaba en mí la electricidad que él me provoca. Cuando me besa es como... — se quedó pensando, dándole la oportunidad a Elena de hablar. — No piensas, es como si el mundo no existiera, solo ustedes dos. Ese es el punto Vanessa, actúas como si no te hubieras enamorado nunca. Sé que no te gusta recordar o hablar del pasado, pero por el amor a Zeus es tiempo de superarlo. — dijo Elena. Mis amigas intentaban hacerme ver que mi estilo de vida no estaba siendo el correcto después de todo. — Es fácil hablar cuando la mitad de la escuela no quieren acostarse con ustedes solo por una estúpida apuesta, utilizarlas como objeto s****l para después dejarlas. Y respecto a él, yo jamás lo ame, solo era deslumbramiento, mi primera ilusión y punto. — Hablando del rey de Roma... no será que aún no puedes olvidar nada respecto a él y de cierta forma sigues cerrándote a las posibilidades de amar y confiar en alguien por su culpa — las palabras de Lani me asustaron, sabía que tenía razón, después de todo la persona frente al espejo la había creado debido a él. — No lo sé, talvez tienen razón, quizás me he cerrado al amor por las circunstancias que ya conocen, pero nada de lo que soy tiene que ver con él, ya lo olvide — mentira —. Ningún chico me ha hecho sentir nada de lo que dicen "esa electricidad"... ¡por dios! Soy la señorita hielo — las mire seriamente a las dos —. ¿Creen que soy muy demandante? — A veces — contestaron las dos al unisón. — Silencio señores, comenzaremos la clase — llegó a interrumpir la maestra de inglés con la intención de dar comienzo a la lección. La clase fluyo con normalidad como todos los días, pero al terminar la clase pude notar que Jeremy me observaba con intensidad y no dejaba de hacerlo, antes de que pudiera prever sus movimientos se acercó a mí con gran velocidad. — ¿Podemos hablar un momento? — pregunto al obstruir mi salida, alcé la mirada y me encontré con sus ojos color miel. — Claro — conteste ante su petición —, las veo al rato chicas — Elena y Lani pasaron a su lado para marcharse, cuando Jeremy dirigió su atención nuevamente a mí ellas me dieron un gesto de ánimo a su espalda. — Y bien ¿de qué quieres hablar? — pregunté para ir directo al punto y no empezara con un discurso respecto a los sentimientos que claramente no tenía. — Vane... — al decir mi nombre exhalo aire como si lo hubiera estado comprimiendo hasta ese momento —. Volvamos, yo te amo — ja, ¿pueden creer lo que dice? Si me pagaran cada vez que un chico me dice “te amo” seria rica. — ¿Así que me amas? Entonces dejaras de insistir en ese asunto de tener relaciones conmigo. — pregunté irónica y lo miré con picardía. — Eso quiere decir que tú no me amas como yo te amo a ti. — contestó inmediatamente, no me sorprendería que hubiera ensayado sus diálogos antes de encontrarse conmigo. — Si lo quieres ver de ese modo — conteste fríamente, este juego ya me estaba cansando. Lo admito, tuve mis momentos divertidos con él, pero era un modelo viejo en estos momentos y la satisfacción de tenerlo comiendo de la palma de mi mano se había terminado. — No, no lo quiero ver de ese modo, así es, porque si me quisieras más que a todos los chicos con los que has salido me darías lo que ellos no consiguieron — hablo con tono desesperado y ahí estaba, su verdadera intención tras la falsa preocupación de mi cariño hacia él. — Claro, es lo que todos quieren mi virginidad ¡¿No?! Por qué no eres claro Jer, solo eres igual a todos. Has llegado a un acuerdo para llevarme a la cama y ser el ganador, el rey de los hombres. Pues sabes que, ¡vete a la mierda! Se terminó. — hable con rencor, esta vez no había podido mantener la serenidad que me distinguía, me gire con intenciones de irme y dar por terminada aquella conversación, sin embargo, cuando disponía a marcharme me jalo del brazo y choque con sus bien trabajadas abdominales. — ¡Si, tienes razón! Todos en esta escuela solo te vemos como el objeto que nadie puede tener y sabes que, me canse de perder mi tiempo con la señorita monja o como están empezando a decirte, la chica de hielo — dijo con ira y yo lo mire con altivez. ¿Cómo se atrevía hablarme de ese modo? Esta vez no pude contener mi enfurecimiento, por lo que, le solté una cachetada sin temerle al imponente brazo que me sostenía. Jeremy era un atleta por no decirle demente del ejercicio, esa fijación u obsesión era lo que me había llamado la atención de él pues me parecía sexy cuando sudaba. — Si serás ¡imbécil! — hable con disgusto, la señorita bondad se había esfumado, ya no tenía que seguir fingiendo que lo quería, ambos estábamos mostrando nuestras verdaderas intenciones. Una vez más mi novio solo tenía un propósito y no era precisamente hacerme feliz, a pesar de ello me había salido con la mía una vez más y la soberbia se apoderó de mí rostro. Lo mire con desprecio y desdén. — ¿Sabes qué es lo mejor de esto amor? — pregunto con amargura y me apretó con fuerza para que no pudiera escapar —. Yo encontraré lo que tú ansias más que nada en este mundo "respeto" y que alguien te tome en serio… — trate de soltarme de su agarre ¿Quién mierda se creía para tratarme de ese modo? Pero él me apretó aún más fuerte —. Escucha bien, vas a morir siendo virgen sin conocer el éxtasis de lo que es amar de verdad, porque jamás ningún hombre podrá enamorarse de una mujer fría y vacía como tú. — me soltó con agresividad y se fue hecho una furia. Me quedé ahí parada un instante intentando procesar lo que había pasado y lo que el idiota de Jeremy había dicho. Me sentía humillada, dolida y con un gran coraje dentro de mí por no haberme defendido como se debía. Caminé y me dirigí a mi casillero instintivamente, ya había comenzado la otra clase y yo había perdiendo mi tiempo con el patán de mi ex novio. Estaba tan molesta que azote la puerta de mi casillero en un arrebato de ira y justo cuando disponía de ir a mi clase choque con una especie de muro que me lanzo al suelo. — ¿Te encuentras bien? — era la voz que me había derribado, miré hacia arriba y me encontré con unos hermosos ojos color azul. No supe que decir o cómo actuar, mi estado de shock era increíble, estaba deslumbrada por aquel muchacho. Quizás aquel golpe me había dejado medio tonta, pues el chico me miro apenado y desvió su mirada de la mía. Pude notar algo extraño en mi cuerpo al momento de tomar su mano para levantarme, una corriente eléctrica viajando por él. Me asuste y lo solté de manera brusca, como si me ofendiera su tacto. ¿Es a acaso la electricidad? — Lo siento, no te vi — dije, no obstante, mi voz salió débil y pareció más un secreto que una disculpa. Observé al chico que estaba frente a mí, iba vestido con unos Jeans, camisa blanca y chaqueta de cuero, su pelo era n***o y lo llevaba alborotado, su piel era blanca como la leche sin ninguna imperfección en ella, por un momento quise besar su mejilla, su cuerpo no estaba nada mal, no le pedía nada a Jeremy. — No te preocupes fue mi culpa, no debí pararme detrás de ti sin antes haberme anunciado — hablo ante mi patético intento de dialogo, su voz era demasiado sexy y masculina, sonaba como actor de doblaje. Debido a mi falta de control hacia el semidiós que tenía enfrente de mí tuve que limitarme a no verlo. — Disculpa por molestarte, pero ¿me podrías decir o indicar dónde está la dirección? — pregunto sin interés alguno, yo asentí y le hice una seña para que me siguiera. Una vez que llegamos a su destino me dije a mi misma "Despierta Vane, si sigues comiéndotelo con la mirada se dará cuenta que quieres algo con él y su ego se elevará más de lo que lo tiene elevado seguramente" cuando volteó para agradecerme trate de mirarlo como a un compañero de clases normal, olvidándome que era jodidamente sexy. No sé si logré mi objetivo, pero me despedí de él y me apresuré a llegar a mi clase.
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