La noticia me cae como un balde de agua fría y no soy la única. Fiorella corre a buscarme una silla, pero tropieza y cae, mientras Léa maldice golpeando las barandas de hierro de la camilla, con la mano que tiene herida. Por lo que, todo se vuelve un caos, que en otra situación resultaría gracioso.
— Grandioso — dice Adara ayudándome a sentar en la silla — incluso en el peor momento, somos torpes. Esto debería estar en el libro de los records guinness.
— ¿Están todas bien? — pregunta el médico al ver la torpeza de las chicas que se quejan por el dolor.
— No — respondemos las cuatro al unísono.
Nadie podría estarlo ante esta mala noticia. Mi mente viaja al relato de Ji-Ho y eso hace que llore observando a mi bebé. Él no puede, dejarme, él no.
— Doctor, seguramente hay muchos tratamien
