Axel La sangre del mago goteaba de mis manos mientras la vida abandonaba sus ojos. Él es el tercero que hemos matado en las últimas horas en nuestro intento de llevar a Harley a casa sana y salva. Todos siguen diciéndonos lo mismo y no es más fácil de escuchar. Si lo que dicen es cierto, entonces pasarán otros veintinueve días antes de que el portal se abra para cualquiera que no sea Alistair. Estaba sentado en la mesa de la cocina del anciano bebiendo su caro bourbon mientras Atlas se lavaba las manos. ―¿Qué demonios hacemos? Esta es la segunda vez que este hijo de puta llega hasta ella―. Atlas se secaba las manos mientras yo reprimía las ganas de decirle la verdad. ―No deberíamos haber dejado que ella nos marcara. Ella es demasiado buena para nosotros y ni siquiera podemos protege

