Capítulo 2

2233 Words
Flashback Mi año académico había terminado y tuve el placer de poder viajar a Tokio, lugar al que había querido visitar por mucho tiempo. La idea principal había sido ir con Johan y Ally, pero por cuestiones de trabajo ninguno de los dos pudo acompañarme, por lo que el viaje fue totalmente mío. Los primeros días fueron grandiosos, visité un montón de sitios y conocí a muchas personas agradables. Mañana tenía que volver a casa y había decidido ir a un bar para despedir mi viaje como lo merecía. La noche estaba increíblemente hermosa y el sitio era espectacular, las personas eran muy agradables y ni hablar de la bebida. El chico de la barra me había recomendado un vino blanco de arroz llamado Sake, muy rico por cierto y es el que ahora mismo había pedido para repetir. Tomo mi celular para enviarle una foto a Ally del lugar, pero una voz me distrae. Alguien se sienta a mi lado y entonces es cuando me giro para mirar a la dueña de ese tono. Creo que me olvidé de respirar en cuanto mis ojos se posaron en ella, tenía una belleza tan particular que no podía dejar de observarla. Ella quizás era unos centímetros más alta que yo, tenía su cabello n***o ondulado cayendo por sus hombros desnudos mientras que su boca roja llamada la atención al igual que aquellos ojos verdes tan bonitos. Su nariz estaba adornada por un pequeño piercing, simple y hermoso. Carajo, ella me gusta demasiado. —No pareces de aquí —acabo de descubrir la voz más placentera del mundo—. Hola, por cierto. ¿Cómo te llamas? —No estás tan equivocada, estoy de vacaciones. Me llamo Madelaine ¿Y tú? —Lauren —relamió sus labios— ¿Vacaciones? —Si. —mordí mis labios mirando los suyos— ¿Y tú? —También, viaje de placer. Dame un segundo. —peinó su cabello y llamó al barman—. Un whisky, por favor. —Enseguida —sonrió él. —¿De dónde eres Madelaine? —pregunta mirando otra vez hacia mi dirección —Soy de Miami ¿Y tú? —Los ángeles. ¿Hace cuanto tiempo que estás aquí? —Es mi última noche aquí —hago una mueca —Es una lástima —dice peinándose el cabello—. Acabo de llegar. ¿Hace muchos días que estás aquí? —Una semana —relamo mis labios—. ¿Cuántos días te quedarás? —Quizás diez días. No puedo quedarme más días por mi trabajo —suspira—. ¿Y si es tu última noche porque no estás disfrutando? —Lo hago, créeme. Puedo sentir su intensa mirada sobre mí. Quiero decirle algo más pero el chico de la barra nos interrumpe para darnos los tragos a ambos. —¿Has venido sola? —pregunté tomando un trago —Si, totalmente sola. ¿Y tú? ¿No has venido con tu novio o.... novia quizás? —No, también he venido sola —sonreí y ella me imita, mostrándome sus blancos dientes. —Ya que has estado más días aquí que yo ¿Tienes algún lugar que me recomiendes? —Creo que uno de los lugares que más me ha gustado es Tokio sky tree y el mercado Tsukiji, la comida es —beso dos de sus dedos—. Impresionante. —Lo tendré en cuenta —sonreí—. Aunque lamento que tengas que irte, hubiera sido bueno que me muestres algunos sitios. —Si algún día nos volvemos a encontrar eso quedará pendiente. —De acuerdo, ese es un trato entonces. —Y si quieres una recomendación de mi parte, deberías probar uno de estos —le digo mostrando mi trago. —¿Me dejas probar? —Todo tuyo —respondo mirando sus labios. Más allá de que sea una mujer hermosa, ella realmente me gustó. Podría asegurar que era igual de interesante mirarla que hablar con ella. Estuvimos un largo tiempo charlando, la música de fondo ni siquiera fue un impedimento para poder entendernos, aunque si ayudó en el hecho de que tuvo que acercarse un poco a mi para poder escucharla. —Tienes que conocer el mirador que hay en la torre de Skytree, es genial —sonrío —Trataré de recordarlo, pero no soy muy buena con la memoria. Menos ahora que estoy tomando algunos tragos. —Entonces vamos —dije sonriéndole —Está cerrado ahora, no creo que sea posible —ella se ríe —¿Tienes ganas de seguir aquí? —dije divertida—. Porque compraré un champagne e iré al mirador tan famoso. Me parece una idea muy interesante para despedir mi noche. —¿Sí? ¿Y cómo entrarás allí? —ella levanta una ceja y sonríe —No te lo he dicho, pero siempre obtengo lo que quiero —respondo guiñando un ojo—. Disculpa —volví a llamar al mismo chico— ¿Podrías traerme un champagne?, por favor. Escucho su risa a un lado y me giro para mirarla. Ella está cada vez más hermosa esta noche. —¿En serio piensas ir? —dijo riendo —Por supuesto ¿Me acompañas? —Suena interesante —admite con un suspiro. Una vez que el chico volvió con el champagne, pagué la cuenta y comencé a caminar hacia la salida con Lauren a mi costado. Ella en serio estaba teniendo un ataque de risa al verme tan decidida, pero qué más da, sería una buena despedida si es que no termino en prisión. —¿Vienes en auto? —preguntó cuando se dio cuenta que caminaba hacia el estacionamiento —Si, lo he alquilado. ¿Estás lista? Le abrí la puerta del copiloto, dejándola entrar en mi auto y luego subí del lado del conductor para buscar el GPS y poner el lugar en donde deberíamos ir. No quedaba muy lejos para ser sincera, así que hablamos en el camino sobre las posibilidades que había para entrar allí a las cuatro de la mañana. Era más que obvio que tenía seguridad, pero no es como que fuera imposible hacerlo. Solo teníamos que ver el panorama, que tan cerca o lejos el hombre estaba de la entrada o la última posibilidad podría ser si nos dejaba pasar por algo de dinero. Estacioné el auto media cuadra antes y lo demás lo hicimos a pie, con el champagne en mi mano mientras mirábamos si efectivamente el guardia de seguridad se encontraba allí y así fue. —Tú entra por atrás, que lo distraeré —le digo- —No, ven aquí —dijo tomándome la mano—. Te verá cuando quieras entrar tú. Ambas nos quedamos a un costado del edificio y cuando nos quedamos allí, pensando que hacer, vimos como un auto estacionaba frente al lugar, al parecer conocía al guardia porque él salió de su puesto y caminó hacia la calle para hablar animadamente con aquel hombre. Tomé la mano de Lauren y caminé hacia la entrada creo que ese día no podía tener más suerte porque estaba sin seguro, así que en menos de dos minutos estábamos subiendo en el ascensor. —Eso estuvo cerca —suspiró—. Al menos si vamos a presar será el mejor día de todo el viaje. —No van a arrestarnos —reí—. Además, no hay nadie aquí. Saldremos mañana cuando las puertas se abran y listo. —Suenas como una experta —levantó las cejas —Soy una experta en todo —sonreí Las puertas se abrieron, dejándonos en el lugar y abrí mis ojos con sorpresa cuando noté de que tenía la mejor vista que haya visto en mi vida. La ciudad estaba iluminada de tantos colores que sin dudas se merecía una foto. Guardé mi celular para abrir el champagne y comenzar a tomarlo mientras no quitaba mi vista de allí y por supuesto de lo hermosa que se veía aquella mujer con el reflejo de las luces. —De día es hermoso, pero ahora es lo más espectacular que haya visto. —Entonces valió la pena —sonreí— ¿Quieres? —¿Tomar de la botella? —preguntó mirando y asentí—. De acuerdo. Reí cuando se convenció tan rápido y es que simplemente me encontraba tan ebria que me resultaba graciosa cualquier situación. Lauren me miró a los ojos y comenzó a reír, provocando que el líquido se saliera por la comisura de su labio. Estiré mi mano para limpiar su barbilla mientras reía también y me acerqué más a ella, sintiendo el calor de su cuerpo. — Y cuéntame, Lauren —susurré cerca de su rostro— ¿Qué es lo que más te ha gustado de Tokio? —¿Quieres saber? —respondió de la misma manera —Si. —Me has gustado tú. Sonreí con satisfacción tras su respuesta y me acerqué aún más, poniendo la botella de champagne sobre uno de los ventanales mientras acorralaba a Lauren allí, para luego acercarme y besarla. Nuestros labios se buscaban hambrientos, mis manos se aferraron en su cintura mientras que las suyas me tomaron de la nuca para acercarme aún más y entrelazar nuestras piernas. Era tan exquisita como lo había pensado durante toda la noche. Mis manos bajaron hacia su trasero y la escuché gemir contra mis labios. —¿Sabes lo que le falta a esta vista para ser perfecta? —susurré —¿Que? —Que estés desnuda frente a esto. Fin flashback Esa noche no había podido ser más perfecta. Cerca del amanecer, incluso mucho antes del horario de apertura, ambas conseguimos salir sin que el guardia nos viera porque se había quedado totalmente dormido. Me había quedado tan sumergida en mis pensamientos hasta que siento como la mano de Ally me aprieta el muslo izquierdo mientras me mueve, no sé qué está pasando, pero no tardo tanto tiempo en averiguarlo. La profesora me está mirando fijamente mientras tiene unos cuántos papeles en su mano. —¿Cook? —preguntó —S... Si —dije algo nerviosa. —Preste atención. Estoy tomando lista y la he nombrado tres veces. Oh mierda, ella estaba muy enojada y yo ni siquiera podía dejar de mirarla. Sus labios se movían suavemente mientras seguía mirando el listado, ni siquiera tengo idea de cuánto tiempo estuvo allí en frente, pero por primera vez la clase me importó una mierda. —¿Puedes decirme que es lo que te pasa? —murmura Ally en cuanto la profesora se da la vuelta para buscar algo. —¿Qué? ¿Porqué? —¿Desde cuándo los profesores están dentro de tu radar? ¿Qué sucede? —Ella es muy hermosa —murmuro sin sacarle los ojos de encima. —Si, ella lo es. Pero estamos hablando de nuestra profesora por el resto del semestre, ni se te ocurra Madd. —No haré nada —bufo y la miro— ¿Qué se supone que piensas que haré? —Aún no lo sé, pero me inquieta saber qué es lo que tu mente está pensando ahora. —Pensé que eras del morbo de profesores y alumnos —le digo con una sonrisa burlona—. O al menos eso creía cuando mirabas al profesor de matemáticas. —Eso solo fue una clase, hasta que me di cuenta de que era un idiota. Pero de todas maneras jamás me hubiera atrevido a hacer nada —ella hace una mueca —Bien por ti entonces. —Todo tiene un límite, Madd. Hay cientos de alumnas en la universidad, meterte con ella no sería bueno para ti —dice en susurros. —Tampoco hables como si terminaré casada con ella. Solo estoy apreciando su belleza un poco, eso es todo. —Mhm. Había reaccionado de la misma manera que en Tokio, ella me había cautivado una vez más. Descubrir su faceta profesional había sido interesante. La miré durante toda la clase, ni siquiera me tomé la molestia de tomar nota, después le pediría a Ally. No es para tomarlo a mal, pero en tantos años estudiando, es mi primera vez en distraerme en una clase, sin contar de esa vez que me quedé dormida, claro. Podía notar que en cuanto tenía la oportunidad me dedicaba una pequeña mirada, pero inmediatamente se daba la vuelta para ver la pantalla de su computadora. Ahora es tímida y puedo entenderla en un cierto punto, pero necesito hablar con ella. —Dime por favor de que tenemos más días con esta profesora —le pregunté a Ally desesperadamente en cuanto la clase terminó y todos estaban guardando sus útiles. —Creo que nos toca con ella el miércoles ¿Por qué? —mi amiga está desorientada y me hace reír. —Luego te cuento, ahora tengo que hablar con la profesora. —¿Qué vas a hacer? —dijo entrecerrando los ojos—. No soy tonta, vi cómo la mirabas ¿Cuáles son tus planes? —Luego —dije guardando todo rápidamente Caminé hacia el escritorio cuando noté de que todos se habían ido, fijé mi mirada en la espalda de mi profesora nueva y sonreí. Mis pasos se escuchaban y al estar tan cerca ella se dio la vuelta mirándome sorprendida. Seguí avanzando hasta que quedé a unos centímetros de su rostro y le susurré. —¿Te acuerdas de mí?
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