Capítulo 1
Camino por el pasillo oscuro mientras toco mis curvas, caminar por allí me hace sentir poderosa. Los gritos del público me llaman, aclaman mí nombre artístico esperando que apareciera en cualquier momento y eso hago.
Me paro en el medio del escenario, viendo las caras satisfechas de hombres y mujeres que me quieren ver bailar mientras algunos billetes comienzan a caer a mis pies. La música comienza y mi cuerpo se mueve, no pienso en nada más que sentirme sensual frente a todos, que puedo probar el deseo en las personas.
Mis manos de aferran al caño que está colocado en el centro y comienzo a meterme sobre él, tomándolo para hacer trucos, para enloquecer a los demás cuando me trepo y suelto mis manos mientras me sostengo con la fuerza de mis piernas.
Los billetes y los gritos para mí comienzan a ser más y más, me siento poderosa, puedo ver el deseo de todos cuando me miran, pero mis ojos se centran en alguien en particular.
La mujer me sonríe, sus ojos verdes resaltan entre la multitud y me llama a ir directamente hacia ella, aunque eso no esté permitido.
Me bajo del escenario y mis tacos se afirman al suelo, caminando hacia ella lentamente. Mi mirada le hace saber lo que quiero y ella me responde de la misma manera, no hay posibilidades de que nosotras no terminemos juntas está noche.
Sus brazos, al igual que sus piernas se abren cuando me ven a unos pocos centímetros, ella se ha dado cuenta de mi siguiente movimiento. Elevo una pierna y me siento en su regazo, balanceándose al ritmo de la música. Ahora la gente está emocionada y puedo sentir sus manos calientes sobre mí cintura, por lo que le sonrió y me levanto un poco para darle la espalda, pero continúo en sus piernas.
Esto se ha vuelto personal y ni siquiera me importa una mierda, ella me está volviendo loca y no quiero dejarla ir.
Su brazo atrapa mí cintura y su cuerpo se alinea con el mío, puedo sentir incluso su aliento chocando contra mi oreja.
—¿A qué hora estás libre? —murmura.
Me río en voz baja y suspiro, al mirar a mí alrededor me doy cuenta de que no somos solo nosotras, todos nos están mirando y necesito irme.
Vuelvo a mover mis caderas, me levanto de sus muslos y me giro para acercar mí rostro al suyo, susurrando cerca de su boca.
—En una hora.
Y eso es todo, tengo que alejarme y dejarla, ella lo sabe. No es que no me guste, pero no podemos hacer aquel espectáculo con todos mirando, aunque no dudaría en tomar su mano e irme de allí.
¿Por qué no puedo sacar su mirada de mí mente?
Ella está volviéndome loca y apenas nos conocemos, siento que estoy mal, muy mal.
La caminata al escenario es rápida, la gente sabe que no debe tocar, pero algunos me rozan para meter los billetes en mi conjunto.
Trato de no mirarla, ella es adictiva. En cambio, me sostengo del caño y comienzo a subir, quedan solo unos segundos de presentación, la canción ha pasado rápido a mi parecer.
Los billetes son cada vez más, quiero tirarme al suelo y levantar todos juntos, pero mi número aún no termina.
Suelto mis manos, la presentación final es con un truco maravilloso. Lo he practicado muchas veces y cuando veo la cara de sorpresa y admiración del público sé que lo he hecho bien.
Aplausos y gritos es lo que escucho luego de terminar, mi vuelta al pasillo oscuro es lo que me pone mal ahora. Sé que quisiera estar en otro lado, entre un par de brazos que apenas conozco, pero que me gustan.
Tampoco tardo demasiado en extrañarla, porque en el medio del pasillo siento como me toman de la cintura y me giran, ella me ha alcanzado.
Se relame los labios y mi cuerpo es presionado contra la pared más cercana, el perfume de su piel me ataca como un torbellino y en lo único que pienso es en besar sus labios.
Es se ve tan apetecible que no puedo aguantar más, por lo que me inclino, pero siento que jamás llega hacia ella.
Mis ojos se volvieron pesados cuando comencé a despertar, aún estoy pérdida y siento frustración, demasiada frustración.
Es la terca vez que sueño con ella, esto no puede ser posible. Mi fantasía se ha vuelto contra mí y ahora mismo la tengo a ella como prioridad. Carajo.
La alarma era totalmente insoportable, odiaba despertarme cuando había dormido tan pocas horas, sumándole a que hoy empezaba el último semestre y no tenía otra opción. Supongo que jugar juegos en línea hasta altas horas de la madrugada no era una buena idea cuando al otro día comenzabas la rutina a las seis.
Froto mis ojos, saco las sábanas de arriba de mi cuerpo y me levanto, casi en modo zombie hasta la ducha. Se podría decir que después de un baño mañanero sales totalmente renovada, es otra cosa que amo hacer por las mañanas.
Cierro los ojos mientras el agua caliente cae por mi cuerpo y las imágenes del sueño vuelven a mi mente. No sé si sea normal tener este tipo de fantasías de vez en cuando con aquella chica que conocí en el viaje, pero a veces me hubiera gustado al menos pedirle su número telefónico. Creo que fue demasiado rápido e intenso como para que mi cabeza funcione y le haya pedido algún medio de comunicación.
Como sea, tengo que tratar de olvidarme de ella porque de todas maneras hay una mínima posibilidad de volverla a encontrar. Para no decir que es imposible.
Salgo convencida de que eso es lo mejor y me cambio en mi habitación mientras que me miro al espejo. Odio saber que me he quedado atascada en una fantasía cuando eso no sucedió más que una noche, pero al parecer soy una idiota en algo.
El desayuno fue rápido, estaba a unos pocos minutos de llegar realmente tarde.
Cuando decidí estudiar arquitectura mi padre estuvo tan feliz que me compró un pent-house en Los ángeles para que no estuviera viajando cada día desde Miami, además de que ese año había sacado el mejor promedio de toda la universidad.
En si fue como un premio por tener un excelente promedio. Ahora con solo veinticuatro años tenía mi propio piso en uno de los mejores edificios de todo california, un Ferrari Portofino M y una carrera casi terminada.
¿Había algo que falte en mi vida?
Estaciono en la universidad y pongo la mochila sobre mi espalda mientras que busco con la mirada a mi mejor amiga. Al parecer ella si ha llegado a tiempo hoy, por lo que lo más probable es que esté adentro.
Termino de confirmarlo cuando la veo a lo lejos hablando con un chico. No es que mi memoria sea tan mala, pero no tengo idea de cómo se llama, solo sé que hemos compartido alguna que otra clase. Ese chico suele estar detrás de Alice cada vez que la descuido, creo que ellos si comparten una clase por la tarde.
Llego hacia ella y le doy un beso en la mejilla por detrás, por lo que se asusta y cuando me ve golpea mi brazo y luego sonríe.
—Me asustaste, idiota —alzo los hombros, restándole importancia—. ¿Cómo estás? ¿Otra vez te quedaste jugando?
—Se podría decir que si ¿Tanto se notan mis ojeras?
—No, no tanto en realidad. Pero te conozco y noto tus ojos cansados.
—Y lo peor de todo es que no podré dormir hasta el receso del mediodía —hago una mueca—. Oh, hola ¿Cuál era tu nombre?
—Morgan —afirma el chico
—Claro, Morgan —sonreí— ¿Estás en nuestra clase?
—Si, eso le estaba diciendo a Alice —dijo mirándola con una sonrisa—. Coincidimos este semestre.
—Oh genial, puedes venir con nosotras si quieres. La clase comenzará en unos minutos.
—Si, gracias —responde avergonzado— ¿Irán a la fiesta del sábado?
—¿Cuál fiesta? —preguntó Alice
—Organizaron una fiesta para los chicos que cursan el último año.
—¿Este sábado?
—Si —sonrió—. Si quieres puedes venir conmigo... bueno y tú también Madelaine.
Era claro que aquel chico gustaba de ella y me hacía mucha gracia lo nervioso que se ponía cuando ella lo miraba a los ojos, incluso él no había dejado de sonreír en todos esos minutos. Se veía un buen chico, pero nunca puedo quedarme con la primera impresión, aunque por lo pronto tenía una pequeña aprobación de mi parte.
La idea de ir a la fiesta no se si me agradaba mucho por el simple hecho de que la mitad de mis compañeros de curso me parecen unos idiotas y con el resto ni siquiera me hablo. Solo hice amistad con Alice y dos chicas más que terminaron dejando la carrera el año pasado porque sus padres le dieron trabajo en su empresa.
Mi respuesta quedó un poco en el aire cuando escuchamos el movimiento que había a nuestro alrededor. La puerta del aula se abrió y todos comenzamos a entrar para buscar los mejores asientos, pero como entramos casi a lo último, nos quedó la primera fila.
—No se preocupen por mí, yo tengo algunas cosas que hacer —mentí—. Pero tú puedes ir Maddie, suena divertido —le digo con respecto al asunto de la fiesta.
—Te mandaré la dirección por si quieres ir luego —Morgan intenta quedar bien—. Puedes invitar a tu pareja.
—No tengo pareja, pero quizás pueda ir con alguien.
—Hay muchas que quieren salir contigo —dijo levantando una ceja—. Una amiga mía me ha preguntado que si estabas soltera.
—¿Y quién es tu amiga?
—Giselle Coleman ¿La conoces?
—Mhm no lo recuerdo —le dije pensativa—. Quizás la reconozco de vista, pero su nombre no me suena para nada.
—El año pasado vino por mi después de una clase que compartimos y te saludó en el estacionamiento.
—Oh sí, creo que sé quién es —miento otra vez.
No es que me quiera hacer la chica super famosa, pero hay muchas personas que me saludan en el estacionamiento después de las clases. Principalmente en el equipo de futbol, suelo alentar bastante a los chicos y voy a ver sus partidos porque me gusta bastante ese deporte.
Como sea, no le tomo tanta importancia a ese comentario, no quiero tener nada en este momento con nadie. Si su amiga me hubiera llamado la atención en primer lugar, le hubiese pedido el número.
La conversación se dispersa una vez que nos sentamos, tanto Ally como yo comenzamos a sacar los útiles de la mochila mientras comienzo a pensar si había que hacer algo antes de venir. Se supone que es el primer día después del receso, por lo que no tendríamos tareas por el momento.
—Haremos una pequeña celebración en la tienda de mamá el miércoles —me comenta Ally—. ¿Tienes algo para hacer?
—¿A qué hora es?
—A las cinco. Es el primer aniversario y ella quiere festejar un poco —me sonríe—. No sé qué tanto se extenderá, pero podemos hacer algo después de eso.
—Por supuesto que iré, además ustedes hacen los mejores cupcakes de la ciudad —le digo con sinceridad—. Después podríamos quedarnos en mi departamento, tomamos algunas copas.
—Es una buena idea, no creo que salir a algún lugar sea algo que debamos hacer a mitad de semana.
—La última vez no nos fue muy bien, nos quedamos dormidas en la primera clase del otro día.
—La peor vergüenza de mi vida.
—Por supuesto, roncaste como un rinoceronte en medio de una clase con cuarenta personas alrededor.
—Mierda, si —sus mejillas se ponen coloradas—. Después de ese día dormí como un bebé a las once cada noche.
—Si claro —respondo con ironía—. Pero, aunque sea podemos tomar algo en casa y salimos el sábado como se merece.
—Abrirá de nuevo ese bar que está a dos calles de tu casa.
—¿El que restauraron?
—Ese mismo. Por lo que estuve viendo estos días, se ve muy bonito.
—Deberías probar que tan bonitos están sus bebidas —me río.
Mi celular vibra dentro de mi mochila y cuando lo desbloqueo me doy cuenta de que se trata de mi mejor amigo. Me sorprende que esté despierto tan temprano un lunes, pero es bueno hablar con él después de tantos días.
Johan
Buen díaaaaaaa.
Amiga ayer me quedé super dormido en el medio de la partida ¿Ganamos o qué?
Madelaine
¿Cómo vamos a ganar si eran cuatro contra mí?
Buenos días para todos, menos para ti que me hiciste perder 120 puntos.
Johan
Prometo que la próxima ganamos :(
¿Ya estás en la uni?
Madelaine
Estoy esperando a que llegue el profesor, pero se ve que se olvidó de venir jajaja.
¿Qué haces despierto tan temprano?
Johan
Mamá quiso que la acompañe a comprar algunas telas y bueno, estamos en camino a eso.
Para ser sincera, esta es la peor parte de haber venido a Los ángeles. Tuve que separarme de Johan y ni siquiera estaba preparada para ello. Él ha sido mi mejor amigo desde que tengo memoria y aunque acepto que ambos tenemos que crecer y formar un camino, jamás quise que esto pasara.
A él no le gusta lo mismo que a mí, prefirió la moda y trabajar con su madre en Miami, en cambio yo quería estudiar arquitectura.
No me gusta esto, pero lo acepto. De mis padres también estoy alejada, pero lo manejo de otra manera porque con ellos fue siempre todo más simple. Mamá y papá trabajaban todo el día, por lo que nunca fui tan apegada a ellos.
De todas maneras, supongo que en algún momento debo acostumbrarme, después de todo me he ido de Miami desde hace más de cinco años.
Doy un largo suspiró mientras acepto mi realidad a la misma vez que escucho un par de tacos resonando por el suelo de la sala. No le doy importancia porque pienso que es alguna de mis compañeras, no es que el profesor maneje muy bien los tacones.
—¡Buenos días!
En los segundos que tardé en levantar mi rostro pensé en las miles de posibilidades de que haya dos voces totalmente iguales en el mundo, con el mismo tono y sensualidad. Me olvidé de respirar en cuanto mi vista se enfocó en esa hermosa mujer, esto incluso suena tan loco como se ve.
La chica con la que había soñado esta mañana, aquella misma que conocí en mi viaje a Tokio, estaba frente a mi como si nada.
Lucía tan elegante con sus pantalones negros ajustados, su blusa blanca y sus zapatos combinando. Traía un maquillaje oscuro, pero no tanto como para parecer vulgar, pero la realidad es que ¿Qué le podría quedar mal a esa mujer?
Ella definitivamente luce tan hermosa como lo estaba en aquella noche, puedo sentir el aroma de su perfume mientras llega al escritorio y mi sistema se pone nervioso.
—Mi nombre es Lauren Hamilton, seré su profesora en este segundo semestre. Lamentablemente el profesor Bob se ha tenido que tomar una licencia por asuntos personales. Estoy aquí para ayudarlos a terminar este año, así que pueden acudir a mi ante cualquier inquietud. —ella sonríe y mira a los alumnos que están más al fondo—. Si nadie tiene una pregunta, me gustaría comenzar con la clase de hoy.
Carajo, recién ahora me doy cuenta de que ella antes no había dicho su nombre completo y es que en este instante me estoy enterando de todo.
Lauren Hamilton, vaya nombre.
Su rostro, aquella sonrisa tan hermosa solo me hace recordar y enviarme directamente hacia los recuerdos de mis vacaciones. Todavía no puedo creer que ella esté aquí, en mi clase y siendo mi profesora. Es que esto no tiene sentido, no había posibilidades de volverla a encontrar y mucho menos en mi universidad, pero parece que el destino tiene algo preparado para mí y todavía no sé de qué se trata.