Desde ese día comencé a preguntarme si la relación a larga distancia se volvía tediosa para él, si me extrañaba tanto que deseaba ya no extrañarme y si buscaba alguna excusa para dejarme, pero algo en el fondo de mi corazón me gritaba que no era así, él me quería lo suficiente como para ser paciente y mantener nuestra relación a distancia.
Las llamadas se volvieron escasas, su excusa era que había nuevas ocupaciones en su vida diaria y apenas y tenía tiempo de dormir. Se lo creí, parecía exhausto y sus ganas de hablar eran pocas, a veces intentaba sonreír, pero no era la sonrisa que conocía, no era él. ¿Qué le ocurría?
Comencé a pensar en miles de posibilidades, preguntarle el motivo no me parecía una opción, pues sentía que esa conversación debía ser en persona.
-No es normal que ya no quiera hablarte, es un joven apuesto y seguramente tiene muchas pretendientes, por supuesto que nadie es mejor que tú, pero si está pasando algo y no quiere hablarlo...
-No digas esas cosas –interrumpí a mi amiga –algo está pasando y necesito hablar con él frente a frente
-No quiero que vayas a salir lastimada por su culpa… -Interrumpí de nuevo
-No te preocupes él no se atrevería. Si resuelvo que todo terminó seré madura para aceptar su rechazo –decirlo era fácil, pero a la hora de razonarlo eso parecía imposible, había aprendido a quererlo desde el primer día.
-Sabes que estoy de tu lado y que siempre quiero lo mejor para ti, no quiero que un joven que apenas y conoces se atreva a romperte el corazón –la seriedad de sus palabras de alguna manera me reconfortaban, sabía que tenía a la mejor de las amigas y que podía confiar en ella.
Pasaron un par de meses, si tenía suerte una vez por semana tenía noticias suyas y eso empezaba a preocuparme, no era algo normal. Asé que decidí que el fin de semana debía visitar la ciudad en la que él residía, quería darle una sorpresa y quizá ayudarlo con sus deberes, esos deberes que lo mantenían ocupado todos los días y que quizá yo podría aminorar la carga de su fin de semana.
-¿Estás segura de eso? –preguntó mi amiga preocupada
-Lo estoy, sé que hay algo de lo que debemos hablar, pero no me atrevo a preguntarle tras la pantalla o por teléfono, debe ser frente a frente y es la única manera de hacerlo –dije resuelta
-Bien, si estás segura de esto te apoyaré –esas eran las palabras que más esperaba de mi mejor amiga, que tenía su apoyo incondicional.
Así que este fin de semana mi mejor amiga venía conmigo, ella pensaba que en realidad él había perdido el interés en mí y que necesitaría un hombro para llorar por su rechazo, así que insistió en acompañarme.
El camino en autobús había sido largo, pero valía la pena, porque lo vería de nuevo, sentiría su calidez y podría ver su sonrisa.
Caminamos sin saber hacia dónde y al fin decidimos tomar un taxi. Di al hombre que conducía la dirección que él alguna vez él me había dado y recorrimos las calles en el auto mientras admiramos el nuevo paisaje de la gran ciudad.
El clima era cálido, el sol brillaba más que de costumbre y un mar de personas abundaba por las calles, era primavera, y ese ambiente de alegría y amor se respiraba en la ciudad.
-¿Qué ocurre? –preguntó mi amiga preocupada
-Me siento muy nerviosa, hay algo que me molesta
-Llegas si avisar a la casa de un hombre con el que has salido y que conoces hace poco tiempo, es normal sentirse nerviosa
-No, es algo más, como un mal presentimiento
-¿Piensas que todo entre terminará aquí?
-No es algo más, algo que no cómo explicar –suspiré y me concentre en disfrutar del paisaje.
Llegamos a la dirección, me armé de valor y llamé a la puerta, una señora conocida me recibió con entusiasmo, nos invitó a pasar y nos ofreció un de beber.
-Me habla sobre ti todos los días, cuando regresó en año nuevo estaba entusiasmado por que la primavera llegara, ha trabajado duro todos los días y se ha esforzado mucho en la escuela, creo que has sacado su mejor versión, antes de conocerte no parecía tener expectativas en la vida, pero parecía que quería superar todos los obstáculos para caminar a tu lado. Es agradable poder verte en persona al fin.
-¿Cómo se encuentra señora? ¿Y él está bien?
-Yo estoy bien, y mi hijo, bueno no tiene la cosa fácil, espero que puedan platicar lo suficiente para… -sentí que dejó de hablar abruptamente, y cambio de tema.
Esperé durante un par de horas escuchando varias anécdotas de la anfitriona, mi amiga comenzaba a incomodarse y yo me impacientaba.
La hora de su regreso llegó al fin y una llave se giró de afuera para abrir la puerta de la entrada, apareció frente a mí, pero ya no era el mismo, la palidez de su cara y la delgadez de sus manos me impresionaron, hacía tiempo que no lo veía.
-Hola, ¿Qué haces aquí? –estaba sorprendido, pero no más que yo, no tenía un buen semblante
-Quise darte una sorpresa pero… -notó la manera en la que lo miraba
-La que se llevó la sorpresa fuiste tú –completó mi comentario justo como yo lo habría hecho
-¿Qué está pasando? ¿Hay algo de lo que quieras hablarme? –suspiró y me miró con tristeza
Su madre llevó a mi amiga a la cocina, dejándonos espacio para hablar.
Comenzó su monólogo con una disculpa, se sentía tan mal de que hubiera tenido que venir hasta acá para verlo por haberse negado a verme a través de la pantalla.
Supe entonces que él había pasado unos meses difíciles, una enfermedad se había apoderado de su cuerpo arrebatándole las energías, drenando por completo sus ganas de vivir y de luchar. Una profunda tristeza invadió todo mi ser, deseaba que todo fuera una mentira, pero mis ojos lo veían, y los análisis que puso en mis manos eran claros, él no mentía.
-No quiero que sufras por mí, no lo merezco –dijo sin ganas de hacerlo
-¿Enserio me estas pidiendo lo que creo? –respondí ofendida
-Tú mereces a alguien mejor, alguien que goce de una buena salud y que pueda estar contigo de manera incondicional –estaba desanimado
-Entonces ¿quieres que olvide todo lo que me has hecho sentir? ¿quieres que deje a un lado y me sienta como una miserable persona que no puede amar?
-No, sé que puedes amar, pero necesitas a…
-No hay otra persona a la que quiera amar más que a ti, he aprendido a quererte de manera incondicional, y no puedo decirle a mi corazón que olvide todo este amor que siento
-No mereces pasar por esto
-¿Y tú sí? ¿Mereces pasar por todo esto solo? Sé que no lo estás pasando bien, eso es evidente, pero no por eso voy a dejar de amarte como lo hago. Sí, sé que esto va a ser una situación difícil, pero también sé que puede luchar contra esto, puedes lograrlo, y yo quiero estar a tu lado cuando necesites más fuerzas para continuar
Lo convencí de dejarme seguir siendo parte de su vida, sabía que los siguientes meses serían los más difíciles pero sobre todo para él, debía luchar con todas sus fuerzas para superar esa mezquina enfermedad que se empeñaba en agotar por completo su vida, pero no iba a dejarlo solo.