Me dejé llevar por sus acciones. Esa noche había descubierto una manera diferente de amar, él me había hecho sentir amada como jamás lo había sentido, y en medio de la fría noche de invierno, dentro de la calidez de la cabaña y en sus brazos me sentí segura y en paz. -Buenos días –me saludó con una sonrisa mientras me entregaba en las manos una taza humeante de chocolate caliente –¿Cómo te sientes hoy? -Estoy bien, dormí tan bien que me siento renovada. Hacía tiempo que no descansaba tan profundamente -Lo que ocurrió anoche… yo… sólo me dejé llevar -No comprendo –dije preocupada pensando que quizá se arrepentía de sus acciones -No, no pienses que estoy arrepentido, eso jamás –dijo al notar la desilusión en mis gestos –no te traje aquí para eso, bueno… lo que quiero decir es que eso no

