—No eres responsable de lo que Carlos haga o deje de hacer, Aurora. Lo que has vivido no te define, y mucho menos lo que te pueda pasar con él. Yo... yo quiero que sepas que, pase lo que pase, no estás sola en esto. Aurora sintió que su corazón latía más rápido, pero al mismo tiempo, un calor envolvía su cuerpo al escuchar las palabras de Dante. ¿Podía confiar completamente en él? ¿Podía dejar que él fuera su apoyo, el refugio que necesitaba? Con una mezcla de miedo y esperanza, Aurora asintió lentamente, secándose las lágrimas con el dorso de la mano. —No sé qué hacer, Dante... no sé qué es lo correcto. Todo está tan... tan confuso. Solo sé que no quiero seguir viviendo con miedo, con esa sensación de que todo está fuera de control. Dante la abrazó con fuerza, envolviéndole en su calo

