Capítulo 6

1262 Words
Daniel era despertado por susurros de su madre, quien intentaba no despertar a su compañera, Alice, que dormía en un sueño profundo. —¿Que quieres, mamá?—musitó él saliendo de la habitación. —Viene el fin de semana, ¿no te parece que esa chica debería arreglar sus problemas en casa? Él se tomó de la nuca intentando pensar en alguna mentira que se extendiese más, le de más tiempo, o no...porque tampoco sabía que haría con Alice y en que lugar le pondría ésto en su vida, pero se sentía que debía ayudarla, así que mintió. —Ella viene de un hogar de acogida, mamá. —¿Que?—preguntó en asombro su madre. Él la tomó del brazo alejándola de la habitación para dirigirse al living. —Por eso la ropa rara, sus padres adoptivos probablemente sean sectistas. —No seas ridículo Daniel, no te voy a creer esas cosas. ¿Porque no puede irse esa joven? ¿La dejaste embarazada? —Sí mamá, la embaracé y allí decidí traerla, mamá, por favor. No soy un imbécil. —¿Quieres que charlemos sobre eso? Él negó rápidamente con la cabeza. —No tenemos relaciones con Alice, ¿puedes calmarte ya? Ella echó un suspiro de tranquilidad. —¿Entonces solo la ayudas? ¿Realmente? Él asintió con la cabeza. —Pronto cumplirá dieciocho y será el problema de alguien más—espetó él. —Entiendo. Pero ya tiene edad para trabajar... —Sí mamá, pero no como se debe, sabes todo el mundo adulto, a lo que se enfrentará luego. —¿Y prometes no meterte en sus asuntos cuando llegue ese día? Daniel asintió, pero compungido, algo le dolía adentro. Realmente, cuando Alice tuviera cierta edad, o menos de unos pocos días, él tendría que pensar en una solución para siempre. No podría tener a Alice en su casa todos los días...cuando volvió a su cuarto, ella ya se encontraba despierta rascándose los ojos. —Creo que tendré que conseguirte un trabajo... —Genial, ¿que haré? —Tengo un amigo que tiene un bar, Shawn, estoy mandándole un mensaje ahora mismo—dijo tomando su teléfono. —¿Y que haré con Shawn? —Huh, solo tienes que entregarles los tragos a los idiotas de la barra. —¿Es como un bar? Él asintió con la cabeza. —¿La cantinera? Él asintió sonriendo. Alice cambió a la otra Alice. —¿Crees que haré de cantinera, idiota? Tengo sangre real corriendo en mis venas... —¿Alice?—preguntó él con extrañeza. —Sí, bueno, la que llaman ''la otra Alice'', Dios, son tan inmaduros. —¿Tienes acaso un nombre específico para ésta faceta tuya? —No es una faceta, soy Alice. —Vale, vale. ¿Lo de cantinera es tan malo? —Pésimo—acotó ella cruzando los brazos. —Está bien, tomaré el empleo por ella. —Eso debías haber dicho. —Eso significa menos tiempo con ella, y que tendrá que pasear por el Castillo para que nadie sepa que no está trabajando o tendrá que acompañarme algunos días. —Puede hacerlo. Puede estar sola, Sablyer es su casa. —Bueno, lo que queda de ella. —No eres Jack, así que no actúes como un idiota, porque te mataré si la tratas mal. La idea de matarlo creo que sonaba a una amenaza real, pero luego volvió la Alice tierna, la buena, quien no lastimaría ni a una mosca. —¿Te molestó, verdad? Él se rascó la cabeza despreocupado. —Me amenazó más bien. —Sabes que ella...lo de Jack... —Sí, lo sé. No lo lleva como tú. —Él solía querer más ese lado de mí—espetó ella cabizbaja. Él la miró y se acercó a ella. —Si te sirve de algo, a mi me gustan todos tus lados. Ella sonrió y prolongó el abrazo, luego le dirigió un beso que Daniel aceptó. —Jack no se sentía así—le murmuró ella. Él extrañado, interrogó. —¿Cómo es sentirse así? —Sentir que tienes suerte que regreses para mí, que haya más por conocer, que te tengo al volver... Él la abrazó. —Todo tiene final feliz también para mí desde que te conocí también. Ella lo besó otra vez. Pero sus besos no buscaban nada más que sus compañías, no eran una puja para tener relaciones, y aquello a Alice le hacía sentir segura. —¿Podrás estar en el Castillo o ayudarme en el trabajo? Ella asintió. —Creo que tomaré el trabajo yo misma. —¿Enserio eso quieres? —Han existido borrachos y gente estúpida por el alcohol desde mi época, así que no te preocupes. —Está bien, le diré eso a mi amigo Shawn. Esa misma noche, él la llevó al bar de Shawn, pero enseguida se hizo el centro de atención, era una princesa en un lugar de caballeros. —Solo servirá tragos detrás de la barra, ¿vale? —Sí, entiendo. ¿Es tu novia? —Algo así. —Es muy linda, no puedo decirte que no atraerá la atención de los hombres. Siendo honesto, no quiero que pienses que la estoy viendo de otra forma, solo quiero ser sincero contigo. —Lo sé—dijo él pensativo—.Solo dime si ocurre algo y entonces comenzaré a reemplazarla en sus turnos. —Vale, oye, te perdiste bastante tiempo... —Estoy preparándome mucho para la universidad. —Claro, el chico de los deportes... Daniel asintió. —Está bien, la cuidaré por ti. Daniel se marchó dejando a Alice en su primer día de trabajo, pero cuando volvía a su casa vio en el castillo a Viscencius como vagabundo entre los restos de un castillo en ruinas. —Oye éste lugar no es seguro—dijo él acercándose. —No tengo otro lugar, ¿que esperas? Daniel echó un largo suspiro y volvió a tomar la palabra. —Puedes venir conmigo. —¿No tienes a tu padres en la punta de tus acciones? Él ladeó la cabeza. —Algo así, pero creo que hemos llegado a un acuerdo. Les he dicho que Alice cumpliría la mayoría de edad y que no debería ser un problema hasta entonces. —¿Y cuando les dirás que en realidad ya los tiene? —Cuando les diga que tú tienes menos que yo pero con barba. Viscencius se rió. —¿Sabes que eso no importaba antes? Solo importaba que era hombre... —Y el hombre poseía la riqueza...—atisbó Daniel. Viscencius asintió con la cabeza. —Jack está aquí...—espetó. —¿Que? —Lo sé porque Ceshire me dijo unas palabras vagas, nunca quise a ése gato. —Creo que compartimos ese sentimiento... —Como sea, prométeme que no dejarás que Jack se la lleve, o la dañe. —Alice ya no está enamorada de él. Viscencius sonrió. —¿Y lo está de ti? —Eso creo, sí—aseguró Daniel. —Yo no aseguraría nada, él es Jack... Entonces Daniel volvió a esperar a Alice en el bar y observaba como intentaba trabajar pero tontamente se le mezclaban algunos pedidos mientras que Shawn la ayudaba. Pero lo notó, aquello que todos lo hacían, que notó el anciano Dadley, lo que Jack vio en ella. Una ingenuidad dotada de una belleza jovial, llena de alegría y esperanzas en un mundo oscuro. Y allí entendió, ella fue alguna vez la luz para Jack, pero ahora sería suya y pelearía por ella de ser necesario.
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