Durante dos días después de eso no vi a Karina, y claro, podía pensar que la directora del psiquiátrico me había ayudado aunque sea de mala gana y estaban buscando a otra enfermera para mí, pero canté victoria muy pronto. Uno de mis deseos era no sentirme confundida sobre mi sexualidad, pero digamos que eso me dejó en una especie de limbo cuando Karina entró por la puerta esa noche y no llevaba su usual sonrisa de siempre. —Hola. —Saludé al ver que ni siquiera me volteaba a ver. —¿Estás bien?. Tragué saliva cuando la vi sacar una liga para atar su cabello y acercándose con un poco de rapidez hacia mí, me tomó del brazo y me hizo quedar de pie frente a ella. —No ¿Sabes? —Cerró la puerta con seguro y se cruzó de brazos con molestia. —La directora me habló de una queja sobre mí por mi

