Capítulo II

972 Words
(Diez días antes) —Canela, estás dejando de atraer a nuevos clientes por dedicarte solo a Leonardo Villacruz; la administración ha recibido quejas de que recibes dinero extra para estar con ese hombre. Si no tuvieras tanta exclusividad con ese tipo atraerías grandes empresarios. —Dijo Madame Shashim un poco molesta. Alguien debió descubrir mi secreto y ahora tenía los ojos puestos encima de mí El detalle de todo es que a ellos no les convenía que nosotras tuviésemos exclusividad, les rendía más cuando eran clientes nuevos porque ese tipo de hombres pagaban una tarifa más alta. Sin embargo intentaba desmentir los rumores pero sabía que no creían en mi palabra. —Madame Shashim, entiendo tu punto de vista, pero cuando llega Don Leonardo no acepta que otra chica lo atienda. A mí no me incómoda, es un tipo agradable y me trata con respeto. —Jamás iba a admitir los pagos extra que me daba, sin ese dinero se me hubiese hecho casi imposible reunir la cuota inicial para la casa o el auto. —Eso lo entiendo, pero usted deja de atender clientes que hacen grandes inversiones en el club por quedarte con ese viejo tacaño. El día que ese señor no viene ganas el doble de las demás muchachas. —Pero eso de que ganaba el doble de las demás muchachas solo se quedaba en teoría, porque me descontaban un porcentaje por el vestuario, si comía o bebía algo, ahí quedaba anotado y nunca llegaba a ver las supuestas ganancias. Por eso abandonar a mi viejito no estaba en discusión. —Además te quiero comentar que hay un político muy importante que se ha estado fijando en ti. Quiere contratarte de dama de compañía por seis meses. Con derecho a renovación del contrato si él llega a ganar el cargo para el que está aspirando. —No quería saber nada de políticos y menos de contratos fuera del club. Eso significaba alejarme de mis hijos más de lo que ya lo hacía. Prefería seguir estando en mi zona de confort. —Me parece perfecto que pienses en darme una oportunidad como esa, pero yo sé que hay otras chicas más interesadas en la oferta. Y que pelearían por quedarse con ese cliente. —Ella siempre buscaba tener preferencias conmigo porque me apreciaba pero no aceptaría ese trabajo: —No puedes quedarte aquí en el club todo el tiempo, necesitas surgir, plantearte metas, Canela esto es pasajero, aquí te impulsas y sigues avanzando, el club no es para hacer vida y llevarse una jubilación. —dijo mientras encendía un cigarrillo. Primero me apoyó para que ingresara y ahora me exige que deje ese trabajo para ver otras opciones: —Sé que algún día me iré pero todavía falta para que eso ocurra. Me siento genial con la vida que llevo ahora, tengo a mis hijos medianamente bien y puedo ofrecerles lo que me pidan. —Observé el reloj y vi que se hacía tarde y entonces añadí: —Es hora de trabajar, luego seguimos hablando, hoy debo atender al Doctor. —Me muerdo los labios y meneo las cejas, ella suelta una carcajada, sabía que de todos los hombres que pasaban por mi cama ese era el que más deseaba: —Anda, pásala de lujo pero no olvides pensar en la propuesta que te hice. ¡Intenta darle un poco de crédito a ese contrato! —Sacudí mi mano y le lanzaba besos, era una buena persona a pesar de que a veces se dejará llevar por los intereses de los demás socios del local. Con mi falda de lentejuelas, mis pechos al aire solo con un par de cubre pezones de color brillante bailaba pole dance mientras mi caballero se acercaba para depositar algunos billetes dentro de mi falda. Le movía el trasero y él me daba un pequeño toque. Me bajaba de la tarima y me llegaba hasta donde estaba, me sentaba a horcajadas en una de sus piernas y empezaba a acariciar su cabello mientras el pasaba sus manos por mi espalda: —¿Por qué tan preciosa hoy? —Siempre me saludaba con el mismo piropo. Yo lo olía y le respondía: —¡Porque quiero comerte mejor! —Le decía mientras él me tocaba un poco y de inmediato pedía el servicio a la habitación. Pero hoy un hombre muy grande se acercó y me levantó de la pierna del Doctor Deninsón y dijo: —¡Mi jefe quiere ésta puta! —El Doctor muy ofendido me pasó a su espalda y dijo: —Le agradecería que tratará con más delicadeza a la dama. Y le recuerdo que acabo de solicitar un servicio con ella. Así que tendrás que elegir a otra para tu jefe. —El tipo todo engorilado agarró al doctor del cuello y le dijo: —No me interesa otra. El jefe quiere ésta y ésta va a ser. —Estaba a punto de empezar a volar botellas y mesas por todo el lugar cuando Madam Shashim apareció e intentó mediar con aquel hombre. Gracias a Dios me dejó tranquila y me fuí a la habitación con Deninsón. Muchas veces aparecían algunos clientes antojados y querían hacer lo que se les daba la gana. Siempre intervenía la seguridad del club pero ahora Madame se había hecho cargo, debía tratarse de alguien importante. Una vez que hice mi trabajo me puse una ropa diferente y salí a la barra para seguir bailando. No sé cuántos tragos me tomé, estaba alterada y quería ponerme un poco ebria esa noche. Al final no sé cuántos servicios más presté. Ya casi a punto de amanecer perdí el conocimiento y las demás compañeras me arrastraron hasta la bodega del licor. Solíamos hacer eso cuando alguna bebía de más. Allí nos recuperábamos de la borrachera de forma segura.
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