Por ti...Todo

CAPITULO 2

Aiden

Tal vez manejar el carro de mi amigo no fue tan buena idea, terminé chocando, aunque no fue mi culpa, tuve que girar, porque mi amigo estaba a punto de vomitar. Pero el señor Ly fue muy amable en sacarme de esta, aunque el costo sea alto.

Debo decir que se siente bien estar de nuevo en casa con la abuela. Me fui de aquí porque tuve algunos problemas a los 16 años, fue cuando empecé a ir a las carreras, además mi abuela empezó a notar que me sentía atraído por quien no debía, y vaya que no era discreto, le comenzaba a prestar más atención, mi abuela tuvo miedo de que me atreviera a hacer algo con la hija de su jefe, Aike. No lo habría hecho, respeto mucho al señor Ly, y sé cuál es mi lugar.

Verla en su cocina con su traje de baño, me recordó aquellos tiempos cuando nos llevábamos bien, y ahora es tan clara la diferencia de casi 3 años. Sale a la piscina después de hacerme una seña con su dedo medio

—Compórtate, Aiden—Dice mi abuela viendo cómo se aleja Aike a la alberca.

—Fue ella la que me…

—Sabes que el trato para estar aquí fue…

—Ya sé abuela, no me voy a acercar a ella.

Suspiro porque es molesto que me recuerden que no debo acercarme, y la verdad es que dudo mucho que ella quiera hablarme.

Neo me invitó a correr hoy, y con gusto voy, llego a su casa para sacar la moto que tengo con él

—Hola Aiden—Me saluda la hermana menor de Neo, antes de irme tuvimos algo que ver, pero su hermano nos encontró en la cama, y bueno le prometí que no volvería a pasar. Además, no es que me gustará mucho, esta buena, pero solo eso.

—Hola Rita—Digo sonriendo—Vengo por Neo

—Ya se fue, pero me pidió darte esto—Me da las llaves de la moto y voy por mi moto, y Dios como extrañé subirme a una, mis tíos no me dejaban acercarme a un motor, y mis primos son tan bien portados que nunca rompían las reglas. Al menos me sirvió para terminar el bachillerato y entrar en la universidad, ahora pedí mi traslado a la universidad de Reno, donde con gusto me aceptaron por mis calificaciones y proyectos activos.

Llego al desierto y de inmediato el ambiente me hace sonreír, lo extrañaba tanto, no por el alcohol o las chicas fáciles, simplemente me gusta correr, los carros, las motos, incluso el club de pelea que hay aquí.

Las carreras empiezan y me acerco a Neo que parece divertido con algo.

—Ey, hermano, llegaste—Me dice, mientras lo saludo y me extiende un vaso, pero lo rechazo—¿Cómo te fue en chicago?

—Bien, creo—Es todo lo que digo, pero él no lo deja estar

—¿Qué tal las mujeres allá?

—Igual que en todos lados, variadas

El ríe veo en la línea de salida, a quien conozco como Carter, crecimos juntos yendo al mismo colegio, y siempre fue un maldito bully, me atormento hasta los 10 años, cuando crecí lo suficiente para poder golpearlo, a los 13 intento molestarme de nuevo y nos metimos en una pelea donde nos terminaron corriendo a los dos. La otra persona no la conozco, pero reconozco la moto de Neo

—¿Esa, no es tu moto? —Pregunto

—Si, se la presté.

Veo la carrera y es bueno el novato, toma muchos riesgos, pero parece que los tiene bien calculado. Cuando termina la carrera, cuando se quita el casco esta de espalda a mí y noto de inmediato que es mujer, y vaya que mujer, de espaldas puedo ver su muy increíble trasero, y una cintura que es difícil no imaginarla en cuatro.

—¿Quién es ella? —Le pregunto a mi amigo, sin dejar de verle el trasero

—Nadie sabe—Llama mi atención—Se presentó hace como 6 meses, me reto y perdí, nunca ha dicho su nombre, la conocen como güera, pero no saben de donde viene o que hace, siempre viene con dos personas.

Veo como se aleja con las llaves del Carter. Así que apostó la moto, mi amigo fue muy tonto al dejar que jugara con su moto.

—Nunca festeja, bueno casi nunca, no toma, no fuma, solo viene a correr, y ve carreras—Dice y la chica se voltea solo 2 segundos, dos segundos en las que mi calentura se baja, bueno no, pero lo único que pienso es mierda porque no es alguien que podré tener en mi cama. La veo sentarse con los dos chicos que fueron a la casa hoy.

—Inscríbeme en la siguiente carrera—Le digo a Neo y me ve ir hacia donde esta ella.

—Vaya renacuajo—Le digo, y noto como se tensa al reconocerme.

—¿Qué haces aquí? —Su voz es fría, tensa. Sonrío de medio lado, al notar su mirada nerviosa

—Un poco de esto un poco de aquello—Digo encogiéndome de hombros y restándole importancia—La pregunta más importante ¿Qué haces tu por aquí?

—Un poco de todo

—Corriendo—Le digo y sus ojos verdes tan intensos me fulminan—¿Supongo que no tienen idea de quién eres?

—Y seguirá así—Dice como amenaza

—Eso depende—Sonrío burlándome, poniéndola nerviosa—De si me da la gana, mantener la boca cerrada

Ver cómo cambia su cara de molestia a preocupación es maravilloso, molestarla siempre fue de mis pasatiempos favoritos.

—Linda noche renacuajo, y buena suerte—Le guiño el ojo antes de irme.

No soy tan idiota no diré quién es, la pondría en peligro, digamos que aquí hay mucha gente que no quiere a los Ly. Verla de este modo, no fue bueno para mi salud. Vaya, que soy hombre y tengo 19 años, no soy ciego, sé que es guapa, desde que me empezaron a interesar las mujeres, reconocí su belleza, pero con esos jeans y su top que le aprieta su pecho que ya está bien formado, y generoso, off, necesito distraerme.

—¿Conseguiste algo? —Me pregunta viendo donde esta Aike

—No realmente, es una chica normal

—Ya te inscribí a la carrera, vas en 10 minutos

Y la verdad es que la carrera es realmente sencilla. Es un chico que conocía poco de mis inicios aquí. Neo me ofrece un vaso con cerveza y esta vez lo acepto, me encuentro mirando a Aike a la distancia

—¿Te flechó? —Me dice con burla Neo, haciendo que aparte la mirada de ella.

—No—Digo y una chica se me acerca de manera seductora, mientras su amiga se lleva a Neo a otro lado. Decido prestarle a tención, pues esta buena, y necesito descargarme.

—Vamos a un lugar más privado—Me dice en el oído, y yo miro mi reloj, faltan 20 minutos para la final, así que decido ir con ella a los estacionamientos. Donde la chica me hace una muy buena mamada, pero se detiene antes para que no termine, la chica tiene experiencia, se levanta del piso y me trata de besar, pero no la dejo, solo acerco mi boca a su cuello, en ese punto que les encanta a las mujeres. La cargo después de que me baja el pantalón y el bóxer, empotrada contra una camioneta jeep, me tomo un segundo para ponerme el condón

—Sin nada Aiden, uso pastillas

—Es con protección o no hay nada nena—Le digo sonriendo, hace un puchero, pero asiente, la bajo un poco y comienzo a penetrarla, se siente bien, tenía meses sin estar con una mujer, y desahogarse sin compromiso es un buen desestresante, mientras continuo con mi trabajo, una maldita imagen llega a mi cabeza, y es el maldito trasero de Aike, en esos pantalones, y aunque la chica que tengo cogiendo está muy bien, solo puedo imaginarme haciéndole esto a la chica de ojos verdes. Solo de imaginármela teniéndola así me muevo de manera frenética, hasta hacerla terminar, y poco después termino yo, llenando el preservativo, salgo de la chica, en lo que se acomoda su ropa y yo la mía.

—¿Quién es Aike? —Me pregunta y yo me congelo un segundo en lo que subo mi cremallera

—¿Perdón? —Le pregunto, y ella sonríe con ternura.

—¿Es tu novia? Pelearon y por eso cogiste conmigo…

—¿Qué? No no… ¿De dónde…? —Comienzo a preguntar

—Dijiste su nombre cuando terminaste.

Carajo Pienso, no creí que lo había dicho en voz alta

—No es nadie—Le digo molesto. Ella sonríe, pero no dice más, me despido de ella y regresamos a la fiesta. Ya estoy mucho más relajado, veo a lo lejos a Aike, y ahora no me excita, creo que solo andaba algo cachondo.

—Hermano tu final es con la güera y Samael—Me dice y abro los ojos.

—Demonios—Digo y salgo a donde esta Aike. La tomo del brazo y la jalo a un lugar privado.

—¿Qué estás haciendo? —Me dice soltándose

—¿Estas en la final? —Le digo y ella sonríe orgullosa, no quiero competir con ella. No porque le tema solo no quiero hacerlo, y no con Samael tras de mí, Samael es el único que me conoce, y estoy más que seguro que sabrá quién es ella. —Tienes que renunciar

—¿Qué? No, puedo ganar

—Renacuajo…

—No me llames así—Dice molesta gritándome.

—Bien Aike—Le digo lo más serio que puedo—No puedes competir, no contra Samael.

—Ya… ¿Y eso por qué?

—Confía en mí, nen…—Le digo algo preocupado.

—No me llames nena y no Aiden, no confió en ti, ¿Por qué lo haría?

—Porque alguna vez fuimos amigos

—Y tú lo arruinaste

—¿Yo? Yo… Carajo Aike, solo…

—Correré, te guste o no—Su voz es fría. Justo cuando se va a ir veo que se acerca Samael, es inconfundible su aspecto, la única diferencia de hace 3 años y ahora, es que tiene tatuajes en el brazo y cuello. La tomo del brazo y la jalo a mí, haciendo que nos escondamos tras una camioneta, lo que menos necesito es que Samael me vea con ella. Le tapó la boca y por extraño que parezca ella no trata de quitarse de mi agarre. Mi cuerpo está totalmente pegado a ella, por fin se aleja Samael, con la chica que venía a su lado. Le quito la mano de la boca a Aike, y al ver sus ojos tan intensos mirándome con algo que no puedo explicar, en ese momento me doy cuenta de lo cerca que estoy de ella, mis manos se deslizan por sus brazos desnudos, y siento su piel erizarse, su aliento cálido me pega en la barbilla y boca, se siente tan suave, no sé en qué momento sus manos se recargaron en mi cintura. Estoy tan cerca de ella que en sus ojos veo los diferentes tonos de verde, aunque no hay mucha luz, puedo ver sus pequeñas pecas en la nariz, y mis ojos van a sus labios, rosas, y tan pero tan apetecibles, sin darme cuenta mis labios están rozando los suyos, mi garganta está seca, ella no me aleja lo que me hace muy difícil todo. Cuando mis ojos regresan a los suyos, está viendo mis labios y carajo, quiero besarla…

—Aiden—Escucho a lo lejos y me separo de golpe de ella me asomo por un lado de la camioneta, pero mi mano sigue en la cintura de Aike impidiendo que se mueva, y Neo está sonriendo como siempre. —Ya vas.

Solo asiento, regreso a donde esta Aike y la miro alejándome, dejando de tocarla.

—Solo asegúrate de que Samael no te vea—Le digo con la voz más ronca de lo que pretendía que saliera, me alejo de ella.