Capítulo 4

1792 Words
El abogado llega y lleva los papeles para que Celso firme, pasándole definitivamente los bienes de Sebastian. Daniel - Su hermano más allá de esta hacienda y una suma considerable en el banco, le dejó otro regalo. Dice el abogado sonriendo a él, sabía que no habría hombre en este mundo que estaría triste al recibir tal herencia. Celso - ¿Y qué sería ese tal regalo? Daniel - Caroline entra y llama a las otras… Ella fue a la habitación y llamó a las otras, incluyendo Nathalie. Daniel - Ellas son tus empleadas. Tu hermano quiso que cuidaras bien de ellas de ahora en adelante. Dijo el abogado mirándolas y luego a Celso. Celso - ¿Por qué tantas empleadas? Por supuesto, se dio cuenta de que eran jóvenes hermosas y todas seguían el mismo patrón. Daniel - Ellas te servirán, así como servían a tu hermano… en la cama y fuera de ella. El abogado hacía una cara de pervertido y Celso entendió bien el mensaje, eran todas jóvenes y bonitas. ¡Su hermano tenía un harén particular “qué crápula” pensó él! Nathalie - ¡En la cama, ni muerta…! Gritó Nathalie, Caroline le cubrió la boca con la mano antes de que ella dijera más tonterías. Caroline - Vamos a volver a la cocina ahora, disculpen señores. “Como siempre Caroline intentaba convencerme de ceder, aquel hombre apenas llegó y ahora sabía que era dueño de todas nosotras… además de nosotras no, de ellas!” Caroline salió tirando de Nathalie de la mano y las otras dos fueron atrás como siempre, unos buenos perritos domados y serviles al dueño. Daniel - Lo siento señor Celso, esa criada es la más difícil. Nathalie era la favorita de Sebastian tal vez por su genio difícil, él la llamaba pantera. Celso sintió cierta decepción y celos al saber que ella había sido una de las amantes de su hermano. Daniel - Bueno, las cenizas de Sebastian están sobre el escritorio en el cuarto que le pertenecía. Dice el abogado guardando los papeles firmados y su misión allí estaba cumplida. Celso - Gracias doctor. Celso le da la mano y el abogado se va. En la cocina, Caroline seguía regañando a Nathalie. Caroline - ¿Te has vuelto loca si ese hombre nos tira a todas a la calle? Nathalie - Sería un gran favor… Dorothy - Porque me encantaría caer en su cama, qué hombre elegante, guapo y fuerte. Dorothy era siempre la más traviesa y no se quedó ajena al encanto y belleza de aquel hombre. Nathalie - Porque el único lugar donde quiero caer es fuera de esta prisión. Caroline - Dejen de charlar y vamos a arreglar la casa, el hombre ya llegó y es bueno mostrar servicio. Dice Caroline aplaudiendo para que se levanten. Caroline - Nathalie lleva esa bandeja con café para ellos en la sala. Nathalie - ¿Y yo por qué? ¿Tiré la piedra en la cruz fue? Caroline - Jugó sí… le dio una patada en el jefe antes de que llegara, va a endulzar su pico sí! Nathalie cogió aquella bandeja y fue zapateando de odio hasta la sala. Nathalie - ¡Permiso! Ella pidió y fue llegando hasta la mesa de centro, ella se inclinó para colocar el café en las tazas, su vestido era flojo y con ese movimiento casi revelaba sus senos grandes. Los ojos de los dos no tenían como no parar allí, Tulio entonces sonríe y da un codazo en Celso que también sonríe. Nathalie - ¿Puedo saber cuál es la gracia? Pregunta ella y luego mira hacia abajo viendo que estaba casi mostrando los pechos para los dos y recibe un susto cubriendo con la mano. Tulio no aguanta la risa y se ríe. Nathalie - ¿Acaso los dos tontos nunca vieron mujer? Le pregunta suspirando de rabia. Celso - Ni tan bonita ni tan enojada. Ella tira la bandeja con todo en la mesa y sale pisando fuerte y resoplando de rabia. “Quería decir un montón de cosas para estos dos, ¿cómo pueden ser tan estúpidos?” Celso - ¡Esa chica es una pantera feroz! Tulio - Lo que tiene bonita tiene de rebelde y salvaje. Celso estaba encantado por ella, no podía negar que en todos sus años de vida jamás había sentido algo tan fuerte y aún más a primera vista. “Ella es tan hermosa… a pesar de tan joven, llena de personalidad, no es igual a ninguna otra mujer que yo haya conocido”. Tenía que pensar en lo que haría con todas esas chicas, si Lucía supiera que él y su amigo estaban rodeados de mujeres hermosas, ella enloquecería y con toda razón. Celso - ¡Tengo que deshacer ese harén, pero con forma para no perder la única odalisca que me quita el control… ah Nathalie! Qué bella y salvaje es. Pensó también en aquella situación, en el por qué de ellas estar en aquel lugar sirviendo como objetos de placer para su hermano, cuando podían estar estudiando o incluso haberse casado con alguien que les diera amor. Era obvio que el trabajo de empleada era solamente una fachada para ocultar el verdadero oficio de todas allí. Era de noche y Dorothy ponía la mesa del comedor para los nuevos residentes, Nathalie ya había lavado los platos del almuerzo, así que tenía tiempo libre y se quedó acostada. Y quedó a cargo de Caroline y Celia servir la cena para los huéspedes… ellos cenaron y se fueron a acostar, Celso recordaba los momentos irreverentes con Nathalie, era tan joven, tan decidida y aquello era instigante. Celso pensó en preguntar por ella, por qué no estaba junto a las otras sirviendo aquella cena. No quería ser tan insistente y esa manera podría dejar a la chica de alguna manera más alejada de él. Amaneció y Nathalie fue hasta la parte de afuera alimentar a las gallinas, ella amaba cuidar de los animales, era una de las pocas cosas que le daba alegría en aquel lugar. Desde que había sido obligada a vivir allí y bajo la vigilancia de los peones para que no intentara huir, la amistad de Caroline y también le dio fuerzas para seguir adelante. Tiró el maíz… conversó con las “amigas” todas tenían nombre, así como las vacas, los caballos y ella hablaba sobre todo con los bichos como si ellos de hecho entendieran. Celso oyó de su cama aquella conversación y fue hasta la ventana a verificar… vio a la muchacha conversando con las “penosas”… él sonrió de aquella escena y fue bien silenciosamente hasta el gallinero se quedó allí parado viendo todo aquel espectáculo. Nathalie - ¡Pues es como yo dije Mimosa… usted necesitaba ver cómo el nuevo dueño de la hacienda es… él sonrió de mí solo porque yo casi mostré demasiado a la hora de servir el café, parece que nunca vio tetas en la vida… me dio ganas de volar en su cara y de aquel otro cojo de la ciudad, dos estúpidos! Nathalie tenía la mimosa en su regazo alisando la cabeza de su mascota favorita. Se aferraba para no caerse de tanto reírse, hasta que no resistió. Celso - ¿Mimosa no es nombre de vaca? Nathalie se llevó un buen susto y arrojó a la pobre gallina para arriba, Celso se agarraba a las tablas del gallinero, iba a caer de tanto reírse de su susto. Nathalie - Pues es el nombre de mi gallina y ¿qué tiene de malo eso? Él controló la risa por un instante… Celso - Nada morena, usted da el nombre que quiera yo solo encontré curioso. Celso quería enojarla aún más. Nathalie - No me quedaré aquí discutiendo con usted. Ella fue hacia la salida y él le bloqueó el paso con su propio cuerpo. Nathalie - Vamos, sal de mi camino… Celso - Eres muy nerviosa chica, pide con más cariño. Nathalie - Cariño él nada, sal de mi camino o te atropello. ¡Y antes de que vengas a presumir, sabes que para mí no importa que seas el patrón o una gallina ciega! Él sonrió de nuevo, ella era muy audaz y le encantaba hacerla enojar. Celso - Flaquita así, ¿crees que puedes con un hombre como yo? Ella agarró a Celso por el cuello, pero él no salió del lugar, obviamente mucho más fuerte que ella, quedaron casi cuerpo pegado, ella suspiraba de rabia, estaba roja de odio de él. La agarró de la cintura… Nathalie - ¡Me suelta su burro… caballo… jumento… mula! Ella gritaba intentando salir de su abrazo que apretaba y olía con ganas a su piel. Celso - ¿Ya terminó? Nathalie - ¡No esperes ahí… cabra!!!! ¡Ahora he terminado! Él le dio un beso de los que dejan sin aliento, metió la lengua sin piedad y ella adoró si dejó besar por él. Él simplemente la suelta dando un último besito y una leve mordida en su labio inferior, mirándole a los ojos y sale sonriendo satisfecho y silbando. Nathalie se queda en el gallinero zapateando de rabia de sí misma por haberlo dejado a besar así, ¿qué especie de pantera era dejándose domar por ese hombre que apenas conoció? “¿Qué diablos fue eso? ¡Ese baboso cree que puede salir besándome así, la próxima vez me paga! De hecho nada de próxima vez… lo que estoy pensando?” Nathalie - ¡Atrevido! ¡Loco! Celso salió de aquel gallinero rebosante de deseo, aquella chica había tocado su corazón, era dulce, hermosa, fuerte y llena de personalidad. Fue tras Tulio para ir a dar una vuelta a caballo, pidió a los peones que ensillaran a dos y partirían por la granja después del desayuno. Caroline y Nathalie estaban preparando la mesa cuando llegaron los dos. Celso - Buenos días. Dijo Celso muy alegre. Solo Caroline respondió. Celso - ¿Te comió la lengua el gato? Le preguntó a Nathalie que sabía que había una pizca de libertinaje. Ella respiraba fuerte de rabia mirando cómo una depredadora y él la agarró en la muñeca antes de que saliera de allí. Celso - Quiero hablar contigo cuando regrese. Ella se asustó después de todo lo que él podría querer con ella… ¿Será que iba a pedirle que se acostara con él? Ya había mostrado interés robándole un beso antes. Ella tiró del brazo y no respondió nada, solo terminó de poner la mesa y salió para la cocina. “¿Qué puede querer este hombre de mí? Lo que todos quieren… pensé que podría ser diferente de alguna manera, pero me equivoqué.”

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