El dueño de la pantera

Capítulo 2

Caroline al final del día la llevó un hermoso vestido para usar después del baño, Nathalie no quiso obedecer porque no quería agradar a aquel hombre y ella estaba hambrienta, pues pasó todo el día sin querer comer nada que fuera de aquella casa en señal de protesta contra aquella situación.

Era de noche, las dos jóvenes dormían juntas en un cuarto bien arreglado y lleno de regalos. Todas bien vigiladas por los peones que vivían todo el tiempo vigilándolas.

Caroline era la primera joven violada por Sebastian y tenía el privilegio de tener una habitación sencilla hasta que él se sentía culpable por la muerte de su padre y se había formado el único protector de ella, siempre trataba de complacerlo para que nunca se volviera contra él y mucho menos conspirara con las otras tres (con Nathalie).

Nathalie tuvo que emplear aquel vestido, no tenía otra ropa limpia, ya que había sido dejada allí en aquella granja sin ninguna otra muda de ropa.

Caroline observaba mientras Nathalie peinaba su largo cabello n***o, las dos estaban en la sala mientras Dorothy y Celia cenaban en la cocina.

Caroline - Tu cabello es muy bonito, de hecho eres muy linda, estoy seguro de que tu Sebastian te va a gustar mucho y te dará privilegios en esa casa.

Caroline sentía pena porque sabía que el trabajo de la chica sería mucho más que servir la mesa y lavar los platos.

Nathalie - No quiero complacer a ese hombre, todo lo que quiero es irme de este lugar. No puedo volver con mis padres, pero voy a intentar estudiar y ser alguien en la vida muy lejos de aquí.

Caroline - Nathalie, por favor chica, se conforma e, intente aceptar el trabajo. Aquí no te faltará comida, buena ropa…

Nathalie - ¿De qué sirve todo esto si no tengo libertad? Si hasta quien debería amarme más que todos en este mundo me ha abandonado aquí… no tengo más sueños.

Soltó a la joven.

Sebastian - ¡Buenas noches!

Era Sebastian llegando de la granja de trabajo, miró Nathalie fascinado por esa belleza y se acercó a ella.

Ella se alejó y lo miró desafiante.

Caroline - ¡Ya preparé tu baño y tu ropa patrón!

Sebastian - Cierto, después de que termine quiero que Nathalie cene conmigo.

Nathalie - No quiero comer nada.

Caroline - Ella no ha querido comer nada desde que llegó, Don Sebastian creo que todavía está un poco tímida.

Sebastian - Pues esta noche va a cenar conmigo. La necesito bien alimentada y fuerte para el trabajo, por supuesto.

Nathalie le dio una mirada amenazadora.

Caroline sintió celos, jamás el patrón se sentaba con una de ellas la mesa, eso nunca había sucedido, él le estaba dando un privilegio muy grande. Él mismo dejaba claro que nunca se sentaba con las criadas.

Caroline - Sí, señor.

Responde Caroline muy descontenta con todo aquello, claro que ella sabía lo que iba a suceder entre el patrón y aquella muchacha.

Él salió con los ojos brillando y fue para su cuarto, tomar una ducha, se arregló y fue hasta el comedor. Caroline buscó a Nathalie para sentarse con él, la bestia no quería en absoluto, pero Caroline la convenció de que si no obedecía el trabajo de la semana sería doblado.

Sebastian - No seas tímida morena, esta casa ahora es tuya también. Mientras seas una buena chica.

Dijo él, mirándola, Caroline se puso blanca… como así “su casa?”

Caroline los sirvió y salió a llorar escondido en la cocina, que él compartiera la cama con ella todo bien, pues estaba acostumbrada a ser una más, pero los privilegios que él le daba a Nathalie eran demasiado para ella soportar los celos, la consumía.

Sebastian - ¿No vas a tocar la comida? Vamos, come.

Nathalie - Te dije que no quiero nada de esta casa. ¡No quiero ser tu criada!

Respiraba con mucha rabia, era una bomba a punto de estallar.

Sebastian - ¿Entonces pretendes morir de hambre teniendo comida abundante en la mesa? ¿Eres del tipo perezosa, no te gusta luchar por el sustento?

Nathalie - Solo quiero irme, solo quiero que me deje ir, señor.

Sebastian - ¿Y adónde piensas ir? Tus padres te vendieron para mí, es mi propiedad ahora y trata de bajar el tupé, pues aquí yo soy el patrón.

Nathalie - Puedes ser el jefe de esas otras tontas, pero mi no lo es. ¡Soy joven, puedo ser alguien en ese mundo!!!

Nathalie tenía una personalidad fuerte y eso era intrigante, por más rabia que se sintiera de su afrenta, se volvía excitante.

Hizo gárgaras, encontró su atrevimiento muy audaz, y eso le dio más ganas de dominar a esa pantera.

Sebastian termina la cena, se limpia la boca con la servilleta con calma y ni siquiera toca la comida.

Sebastian saca su silla de la mesa y se levanta.

Sebastian - Ven conmigo.

Él le tiende la mano, Nathalie se queda mirando con enorme desprecio.

Nathalie - No voy a ninguna parte con usted.

Responde Nathalie y Caroline retiraba los platos y observaba asustada aquella escena, comenzando a rezar mentalmente. Sabía que Sebastian no dejaría pasar una afrenta como aquellas y temía también porque Nathalie no era ninguna jovencita indefensa y lucharía para librarse de él.

Sebastian - ¡No me obligues a arrastrarte a esa habitación de chica, como ya he domado a muchas otras!

Estaba rojo de rabia.

Nathalie - ¿Pues el señor que se atreva… cree que puede esclavizarme? ¡Es lo que vamos a ver!

No pudo soportar oír ese desaire y fue a por ella para tomarla en su regazo, Nathalie lo mordió en el brazo y le dio un baño de jugo en la cara.

Ese hombre respiraba profundo de odio y la vena en su cuello quería saltar, sentía que si agarraba a aquella niña en aquel segundo haría una gran locura.

Caroline puso la mano en la boca embrujada con aquella escena, temía que alguna desgracia sucediera allí.

Sebastian - Lleva ahora esa pantera de mi frente o juro que acabo con ella.

Él gritaba como un loco y salió pisando fuerte hacia el cuarto, entró golpeando la puerta por dentro, maldiciendo y derribando todo lo que veía por delante.

Después de ese desafortunado episodio, pasaron unos días, las otras dos chicas se enteraron de lo que había pasado y el apodo de pantera se apodó para siempre.

Sebastian todavía estaba enojado con Nathalie, pero no se había molestado más con ella, estaba esperando a que el polvo bajara y ella se conformara mejor con su nueva situación de criada y amante.