Logan subió a su auto deportivo y de forma inmediata encendió un cigarro, necesitaba controlar la ansiedad que esa niña le provocaba y liberar un poco la adrenalina que corría por sus venas y controlar su hombría que estaba ardiendo como un volcán a punto de hacer erupción. Estar en la intimidad de su cuarto y besar su dulce labios fue demasiado, Melissa le estaba provocando demasiadas cosas y era mejor poner distancia. Mirando por última vez la mansión puso en marcha el vehículo y a toda velocidad comenzó a conducir dejando atrás ese lugar, a Melissa y cualquier tipo de sentimiento cálido que se intentaba colar en su corazón. — ¡¿Maldición niña qué me estás haciendo?! —gritó golpeando el volante y respirando otra bocanada de humo—. ¡Maldita sea, solo eres un instrumento, un juguete, una…

