—¡Despierta! ¡Despierta!
Abrí mis ojos perezosamente.
— ¿Qué? ¿Qué ocurre?
Me había quedado dormida acurrucada en la orilla de la cama con la capa aferrada a mi pecho. No había parado de llorar y fue así como me había quedado dormida.
—Hola, buenos días… ¿Ocurrió algo anoche? Bueno, no es que no tenga idea, de hecho, no hay que ser un adivino para saberlo.
— ¿Nigromante eres tú? — Pregunté mientras me esforzaba por enfocarlo, no lo veía por ningún lado, simplemente escuchaba su voz cerca de mí.
—Disculpa el atrevimiento, pero tenía que aprovechar las circunstancias, están todos muy ocupados. Y ya sabes, era ahora o nunca.
Después de sobarme la cara, pude verlo sentado sobre un sillón que estaba a una distancia prudente; al frente de la cama.
— ¿En serio? ¿Qué? ¿Por qué están muy oc
