Llegamos a la barbacana. Me soltó la mano yendo a toda prisa a bajar el rastrillo. Observaba que muchos guardias del castillo se hallaban en lo alto del fortín. Lo miré dar un salto regresando a mi lado. —Alexia, están combatiendo. Debe ir adentro… Hasta entonces fui consciente de lo que veía ante mí, ya llevaba a medio torso una funda de cuero que contenía una espada, una que podría reconocer en cualquier parte; la misma que solía usar Jon. Además, también ya tenía la correa de la aljaba al hombro. — ¿Y tú qué? — Mencionó Jon irritado apareciendo de pronto al frente. —Salí de prisa, eso es todo. —¿Y de dónde? ¿Desde cuando te desvistes para dormir? Pero la mirada de Nigromante lo vio fijamente. — ¿Hay una invasión y tú me reclamas? Jon respiró hondo cruzándose de brazos, algo

