Y más tarde en la prisión Federal - Celda VIP... Los guardias de seguridad de la prisión federal no podían evitar voltear sus rostros para contemplar aquella belleza que caminaba por los pasillos institucionales como si estuviera desfilando en una pasarela de alta costura. Anhelina Kravchenko, con su ropa n£gra de diseñador y sus botas de cuero italiano, contrastaba dramáticamente con el ambiente gris y opresivo de la institución penitenciaria. Cada paso que daba sobre el linóleo desgastado resonaba con una autoridad natural que hacía que hasta los criminales más endurecidos apartaran la mirada con respeto involuntario. Su presencia transformaba los corredores sombríos en algo que parecía más digno, más civilizado. Cuando finalmente llegó a la habitación especial donde se encontraba su

