«Mejor… me porto bien y hago lo que me pide» —se dijo Melanie, sintiendo cómo su pulso se aceleraba mientras procesaba la situación en la que se encontraba―«No quiero tener consecuencias fatales. Ya tengo un aparato en el pie que puede… electrocutarme si intento escapar. O eso dice él. ¡No puedo arriesgarme a averiguar si es verdad!.» Tragó profundo, sintiendo cómo la saliva se deslizaba con dificultad por su garganta seca, y forzó una sonrisa que esperaba luciera menos aterrorizada de lo que realmente estaba. Le dijo con voz que temblaba ligeramente a pesar de sus esfuerzos por controlarla: —No se preocupe, comeré lo que usted quiera, señor Hanson. —Hamsa —corrigió él con ese tono grave que hacía vibrar el aire. —Ham…sa, jeje me equivoqué —soltó una risita nerviosa que sonó aguda y fo

