Mientras tanto, Zadok... Zadok se había despedido de Anhelina hacía rato, había evitado contacto directo con Hamsa durante la tarde, inventando excusa sobre entregas urgentes que requerían su atención personal. Era una mentira transparente para cualquiera que lo conociera bien. Para evitar preguntas adicionales y proporcionar coartada más sólida, se comunicó con Ezra. Era jugada estratégica: si Hamsa preguntaba, podía decir honestamente que Ezra lo había llamado y él había atendido responsabilidades organizacionales. Su teléfono apenas había completado el primer timbre cuando Ezra contestó con tono que mezclaba irritación residual con urgencia: —¿Dónde estabas, gato? Te necesitaba. —Iré donde estás —respondió Zadok con su monotonía característica, sin ofrecer explicación sobre su ause

