6:00 PM...
El edificio de oficinas en Park Avenue se alzaba como una fortaleza de cristal y acero contra el cielo vespertino de Nueva York. A esta hora, la mayoría de los empleados ya habían abandonado sus puestos, dejando los pasillos sumidos en una penumbra que solo era interrumpida por las luces de emergencia y el resplandor ocasional de alguna oficina donde alguien trabajaba hasta tarde.
Mely, quien había pasado por el proceso riguroso y humillante de obtener autorización para trabajar en un edificio controlado por los Kravchenko, ya se encontraba en el piso ejecutivo. Llevaba guantes de látex, un uniforme de limpieza que le quedaba ligeramente grande, y cargaba un carrito con suministros de aseo que había conseguido del servicio de limpieza real del edificio.
Sus pasos resonaban su
