Stella Ese fin de semana en la cabaña me dejó sin palabras. Fue mágico. Fue impensado. Fue distinto. Lars estaba… diferente. Más cercano, más presente. Por momentos, incluso dulce. Me miraba como si quisiera verme de verdad, y me dijo que quería conocerme. Conocerme. Esa palabra todavía me retumba en el pecho. No sé qué esperaba, pero no era eso. No de él. Y, sin embargo, no logré relajarme por completo. Había algo que no me cerraba del todo, como una nota disonante en una canción hermosa. Quizás fue mi instinto, o tal vez solo era miedo. Miedo a que, como siempre, desapareciera. Y así fue. Apenas volvimos, me dejó en el campus con un beso rápido en la mejilla y una promesa silenciosa que nunca llegó a decirse en voz alta. Desde entonces, nada. Silencio. Durante casi toda la

