Stella El cuerpo me pesa y la cabeza me da vueltas. Cada músculo protesta cuando intento moverme, como si todo en mí pidiera seguir durmiendo. Pero algo —alguien— sobre mí me impide hacerlo. Siento el calor de un cuerpo pegado al mío. Un brazo pesado alrededor de mi cintura, una pierna atrapándome por la cadera, y su pecho pegado a mi espalda. No hace falta abrir los ojos para saber quién es. Pero lo hago igual. El reloj marca las seis. Demasiado temprano para levantarme… pero también demasiado tarde para que él siga aquí. Debería haberse ido. Ya tendría que haber salido por esa puerta con el mismo sigilo con el que llegó anoche, antes de que alguien lo vea. Pero no. Lars duerme profundamente, como si no le importara nada más. Intento moverme con suavidad, pero apenas lo hago, su agar

