Capítulo 1

2133 Words
Prólogo Boston, New York. Odio mirarme en el espejo y definitivamente es una de las cosas que más hullo. Durante mucho tiempo renegué de mi cuerpo, tanto así que terminé encerrándome en un mundo cuyo único objetivo era adelgazar. Todo esto motivado por las constantes burlas en la primaria sumada a los apodos de... "gordita", "hipopótamo", "la gordiss”, si, todo un poema de bulling. Aunque gracias a esto logré descubrir el amor es sólo un cuento conformista, si, la historia mejor vendida para hacernos creer que otro puede hacernos ser alguien más o en el mejor de los casos…cambiar nuestro mundo pero les cuento algo, ¡es mentira!. es cuestión de observar a mí padre para comprobarlo. Mi vida gira en torno a él, durante años lo vi llorar por mi madre, si es que se le puede llamar así, y cuando por fin decide cambiar de página lo hace con una arpía. Él es la luz de mis ojos por así decirlo. Nuestra vida no ha sido fácil pero él ha sabido luchar por nosotros, por sacarnos hacía delante a pesar de todo. La vida suele ser muy cruel a veces, conmigo lo es. Crecí sin mi madre, un día decidió desaparecer dejándonos a mí hermano y a mí sólos con papá. Quizás el no tenerla junto a mí me hizo convertirme en una persona tan insegura y reacia. Adjunto que esa sería una buna excusa, pero la verdad es que sin ella... Estoy mejor. Quizá la odió, o quizá no... Ni siquiera losé. Pero si algún día decide regresar sólo le diré tres palabras... Veté al infierno. Me presento: mi nombre es Fernanda Glashte, tengo 18 años, recién cumplidos; estoy en el último año de la preparatoria, vivo con mi padre ( bueno, y su esposa). además de mis dos hermanos Marcus y Jazmín... Bienvenid@s a éste desastre qué es mi vida. "No intentes cambiarme porqué no ha nacido quién logré hacerlo". — Fernanda apurate o llegaremos tarde!!. —¡ ya voy!. —Fer, tengo examen... Por favor. —¡Carajo!!!, ya voy. Tomo mi mochila rápido, me observó por un instante frente al espejo y salgo de mi habitación. Las insoportables voces de Alisson y Maya se escuchan al final de la escalera. Como siempre están ambas de brazos cruzados, ya parecen dos jodidos maniquíes. Tal parece que mis amigas nunca terminaran de entender que mi despertador tiene problemas, serios problemas. — Si pierdo mi examen por ti, te mató.— masculla Maya sólo verme descender el último peldaño, volteo los ojos ante su drama. —tranquila, Maya... Primero la asesinaré yo por dejarme sin asiento.- agrega Alisson con mirada de asesina. Paso por el lado de ambas, les hago una seña para que me sigan. Las escuchó emitir un gran bufido pero optó por ignorar eso. Caminamos rápido para alcanzar el autobús, sí mis cálculos no fallan pasará dentro de 20 minutos y la parada quedá cerca de mí casa por lo qué llegáremos a tiempo. Durante el pequeño trayecto ninguna de las dos se calla la jodida boca, tal parece qué sólo la tienen para insultarme, gracias al cielo son tantos los insultos que recibo a diario que tales se escuchan como música para mis oídos. — No es mí culpa qué mí despertador no funcioné.—Masculle, sentándome en un pequeño banco qué queda en la parada, maldigo interiormente al notar que está algo húmedo pero ni muerta me levantaré pues si lo hago comenzaría una nueva diatriba sobre porqué soy tan descuidada y un sinnúmero de estupideces más .—Además, ya estamos aquí... Él autobús aún no pasa. Maya se sienta a mí lado, retira sus enormes lentes para limpiarlos. Maldigo interiormente al observar que su lado no está húmedo, maldicion, definitivamente mi suerte es un asco; Ella es un mes menor qué yo aunque parece cinco años más, siempre actúa de forma tan madura que es casi una obligación preguntarse si realmente es una adolescente,se puede decir qué es una cerebrito la mejor de nuestra generación. A veces creo qué come libros, es muy cerrada, sólo hablá con Alisson y conmigo. Desde qué la conozco ( dícese desde qué aún usaba pamper). Su estilo es un tanto arcaico y poco convencional pues utiliza ropa dos tallas más ancha a la de ella, unos enormes lentes, come libros , aunque eso ya lo he mencionado y creo qué aún es virgen de los labios... Por favor, omitan eso. —Creó que sí gastarás menos haciendo dieta.— hago una mueca al escucharla, odio qué hablen de mi cuerpo.—Que obviamente no necesitas, y compararás un nuevo despertador nos ayudaría a todas. —Maya tiene razón.- Afirmó Alisson. Abrí la boca para responderles, pero justo escuchamos un claxón tocarnos cerca. Él autobús, las observó subir y acomodarse para luego seguirlas. Él camino al instituto es tan monótono cómo todos los días, Maya pérdida en sus libros, Alisson con sus tapones a todo volumen y yo... yo en un asiento sola comiendo una barra dietética mientras observó a Alisson hacer idioteces mientras canta y como ni siquiera así se ve mal, todo lo contrario. Se podría decir qué ella es la bonita del grupo, es alta, pelo castaño ondulado, piel clara, ojos azules. A veces me preguntó porqué se junta con dos fracasadas como Maya y yo, somos las nerd mientras que ella es una jodida diva, podría perfectamente estar con los populares y los más way del instituto . Chocó con el asiento delantero al mío, el chofer a dado su acostumbrado frenó. Avisando así qué hemos llegado, toco mi nariz tras sentir el pequeño dolor punzante del golpe que me he dado. —tengo matemáticas... ¿y ustedes?.- pregunta Alisson una vez nos bajamos del autobús y entramos al instituto. —Letras, tengo examen.- Masculló Maya. — Estoy libre— digo, ambas clavan su mirada en mí. Pongo los ojos en blanco en repuesta— Okay, tengo matemáticas. — ¿ En qué sesión?— inquiere Alisson mientras revisa su móvil. — En la Tuya— respondo con obviedad. Levanta el rostro para observarme extrañada, mentalmente la abofeteo, estoy a punto de creer el mito sobre las rubias ya que Alisson parece el vivo ejemplo. — No te has dado cuenta Porque me siento al final y además siempre estás ocupada con Ashton.- Miento, en realidad creo que lo único que hace después que entra al aula es mirar su cabello y el barniz de sus uñas. —Hablando del rey de Roma...— interviene Maya en un susurro. Todas volteamos a ver a Ashton, definitivamente es uno de los chicos más guapo del instituto. Su pelo n***o, sus ojos color café, sus fuertes músculos, todo en él es atractivo. No lo negaré, en algún momento mis hormonas se alborotaron por él. Aun lo hacen... Calla, no hace falta que me recuerdes lo que ya sé; el punto es que él, es un jodido chico atractivo y ninguna chica en sus cinco sentidos puede negar eso, aunque los míos no funcionen al ciento por ciento, para reconocer lo bueno que está Ashton, si. —Hola chicas— saluda, pasa frente a Alisson y Maya, para llegar hasta mí.— Hola, muñeca— planta un suave beso en mi mejilla tras decir esas palabras. Vale, puede ser que el hecho que casi siempre está en plan de Romeo en conquista sea lo que no ayude a que mis hormonas se tranquilicen totalmente en su presencia. — Hola, Ashton-. Saludo. Oh vamos colega habla como mujer, que esa vocecita de gatita tímida me da jaqueca. —Bien, Romeo— masculla Alisson interponiéndose entre ambos para mirar a Ashton— tenemos clase, si nos disculpas. — Estamos en la misma sesión— responde el aprendiz de Romeo, su mirada se posa unos segundos en la rubia y luego vuelve a mí—. Fer, ¿ te sientas junto a mí?. Lo miró sin entender, a veces suele ser tan idiota y eso hace que desaparezcan sus dotes físicos y sólo pueda ver su estupidez. Nunca y cuando digo nunca es nunca, el se ha sentado al lado de otra persona que no sea Alisson, son una especie de mejor amigo-hermano y su relación es tan estrecha que por momentos he sentido ciertos celos, por lo que no me pasa desapercibido el porqué me ha dado invitado a sentarme junto a él... los tórtolos están peleados. — Eh... — Perfecto— sonríe, no espera que complete mi respuesta incompleta para tomar mi mano y llevarme casi a rastras junto a él. Los siguientes sesenta minutos fueron una tortura, las matemáticas definitivamente no eran lo mío. Es que de todo lo que el profesor había dicho, no había logrado entender ni siquiera cuánto es el cuadrado de nueve y eso que desde primaria estoy intentándolo. Espero ansiosa a qué los minutos pasen mientras observó el reloj. — Te estás torturando— Susurra Ashton con la intención de que el profesor no nos descubra. — Lo sé— ruedo los ojos— pero es que no puedo evitarlo, odio las matemáticas—. Suspiro. Ashton sonríe mostrando su dentadura perfecta. Es que todo en él es perfecto, a puesto que debe estar muy bien dotado de... Calma conciencia calenturienta. — No son tan malas y sí le ves el lado positivo las matemáticas están en todo... En medicina, en el arte, en la comida— coloco mí mano sobré su boca para callarle. — Okay, ya entendí— susurro aún con mí mano sobré sus labios, entonces algo dentro de mi cerebro se activa, retiro la mano algo avergonzada. Me coloco en mí posición anterior tratando así de esconder el rubor de mis mejillas. — Me alegro— susurra en tono relajado. Por fin, ha llegado el final de la jornada. Voy a mí casillero, retiro algunas cosas y vuelvo a cerrarlo. Maya y Alisson se han ido antes, a ninguna de las dos las he visto pero me escribieron un mensaje diciendo qué irían al centro comercial. — ¿Te llevo ?— pego un pequeño salto al escuchar la voz de Ashton tras de mí. —¿Me quieres matar?— mascullo aún sin mirarle, a la vez que trataba de regular mí respiración. Me rodea rápidamente quedando a centímetros, este chico no respeta el espacio personal. —Lo siento— su rostro cambia a uno arrepentido pero a los segundos regresa su típica expresión pícara— Entonces qué... ¿ vienés conmigo?. Hubiera deseado decirle qué no, porque vamos el chico de por si es mucha tentación y junto a las chicas puedo soportarlo pero solos, pienso unos segundos mis opciones, lo más seguro es qué el autobús ya halla pasado. Puesto qué me he retrasado en salir por estar en la biblioteca, además Marcus no podrá venir a recogerme. Osea que mí única opción es... Ashton o caminar hasta casa. Ashton será. — Estás loco— digo en tono exaltado— no me subiré en eso—. Lo estaba pensando seriamente el irme a pie a casa, mi idea de él llevándome a casa era en auto no en una jodida motocicleta. Eso es sexy y muy caliente. Eso es un s******o. — Oh vamos— se acerca a su moto y la toca—. Es muy cómoda, te gustará. — No — mascullo. — Fer, por favor— hace un pequeño puchero. Suspiro, exhalando todo el aire comprimido en mis pulmones; nunca en mi jodida vida me he subido en una de ésas, así que tengo todo el derecho a negarme... Sin embargo recapacito mis pequeñas opciones. Estás muy pensativa hoy. Lo haría mejor si tú lengua viperina no me interrumpiera, suspiro resignada. — Está bien, pero si muero tu cuidarás a mí papá. — ¿A tu papá?— se sube en la moto, deja el asiento de atrás vacío. coloca su casco y debo admitir que se ve bastante bien con él— ¿ y su esposa?. Hago una mueca al escucharlo, tomo el casco que me está pasando. — Soy su hija, es mí responsabilidad. — ¿Bien?... sube—. le obedezco y con ayuda de sus hombros qué me sirvieron de soporte me subo en la moto— ¿ Lista?— interroga . — No. — Perfecto— puedo observar como se mueve al reír—. Puedes abrazarme para que estés más segura. Asentí abrazandome a su ancha y fuerte cintura. Un pequeño cosquillero se implantó en mí estómago al sentirlo tan cerca. Aunque eso fue nada en comparación al miedo que sentí al ver que arrancó la moto. Si salgo viva de está, no vuelvo a decir obscenidades. Habla por ti, querida.
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