Capítulo 2

1645 Words
Abrí los ojos lentamente, Sentía la brisa tocar suavemente mis facciones y era realmente relajante tal acción. Respiré de forma sonora al percibir que aún estaba viva, ¡gracias a Dios y a todos los ángeles Ashton no había chocado con nada y mi cuerpo no había salido volando!... Aún. Afiance más mí agarre, que estuviéramos aún vivos no significaba que debía bajar la guardia, debo admitir que pese a mis pensamientos extremadamente negativos montar en moto no era tan difícil y la verdad, es bastante diferente. La moto se detuvo, no retiré mis manos de su cintura, de alguna forma era mí seguro de vida. — Llegamos — anunció. Observé a mí alrededor comprobando sus palabras, doy gracias interiormente a Dios por ver mi casa. — Aunque si quieres puedo llevarte a dar otra vuelta — agregó en tono coqueto. Ja!, ni loca. — No, gracias— retiré el casco de mí cabeza y se lo tendí, bajé de la moto de forma estúpida. Sino es por las manos de Ashton que me sostuvieron de la cintura hubiera caído en plena acera. Das pena, aunque si siempre que hagas algo mal tendremos a un bombón sosteniéndonos no me quejaré. — Mmmm— señalé sus manos para llamar su atención y que soltara me mostró una hermosa sonrisa y luego las retiró—. Gracias. — Ya sabes mi moto y yo estamos disponibles para ti cuando quieras, hermosa— colocó su casco, me guiñó un ojo y luego encendió su moto y se fue... Muy al estilo Bad Boy. Ese chico es caliente. Para ti todos son calientes. Ignoro a mi estúpida conciencia y camino unos metros para llegar a casa, observo a Ethan sentado en los escalones de la puerta. Hoy es nuestro día de suerte para ver a los chicos guapos. Volteo los ojos, a veces desearía que mi conciencia fuera menos perra. Ethan: es el mejor amigo de Marcus, desde que recuerdo los he visto juntos, es de la misma edad que mi hermano. Seis años mayor que yo, ( sip, tiene veintitrés igual que Marcus). Ethan es un idiota engreído en toda la extensión de la palabra y no me malinterpreten es un buen chico pero no puedo pasar por alto el hecho de que trate a las mujeres como juguetes, creo que he perdido la cuenta de con cuántas chicas le he visto. Es una lástima que sea tan atractivo, púes sólo utiliza eso para atraer a sus víctimas, es alto, cuerpo tonificado pero nada exagerado, tiene el pelo castaño con leves mechones negros... A veces me pregunto si serán naturales. Todo en el es natural, querida, su rostro es hermoso, nariz delineada, ojos color verde, lleva el pelo un poco largo de un lado y eso le sienta demasiado bien, en fin, él es... Hermoso. Subí el primer peldaño, masculle un hola, al pasar por su lado. — ¿ Quién era ese?— preguntó. Detuve mis pasos, aún sin voltear a mirarle. — Es un amigo. — ¿ Qué amigo?— replico en tono autoritario. Olvidé decir que se cree mi segundo hermano, es un celoso enfermo, tanto que puede ser hostigante, en parte él y Marcus son una de las razones por las cuales no tengo mucha interacción con el sexo opuesto. — Un amigo y punto— Declaro, hoy es uno de esos días en los que no estoy por ser detallista, siento su mano posarse en mí muñeca, giro obligándome a mirarle. Su mirada estaba un poco más oscura de lo normal, su ceño ligeramente fruncido. Podría jurar que estaba algo enfadado. — ¿Estás con él...? — ¿ Qué?— le interrumpí, suspiro agotada de su actitud — Ethan, estoy cansada de verdad... No quiero la típica conversación de "te estamos protegiendo".— volteo los ojos al añadir esto último y nuestras miradas se cruzan Creo que no he sido la única con un mal día y no hablo de las matemáticas, Ethan nunca me había observado de tal manera, su mirada era tan intensa que hasta logro cohibirme unos segundos aunque intenté disimularlo. Tras una intensa batalla de miradas entre ambos, relajó su rostro. — Lo siento— acercó mi cuerpo a él para abrazarme, mí piel se erizó ante su abrazo, ignoré eso. No era la primera vez qué nos abrazábamos, era una más de tantas por lo que no tenía que ser distinta.— Sabés que eres una de las personas más importantes en mí vida, te quiero — masculló. — Y yo a ti— le Sonreí. Acarició una de mis mejillas con sus dedos, acercó su rostro al mío a tal punto que nuestros alimentos se mezclaron , la confusión surcó mi rostro por un segundo creí que me besaría. Dejó un suave beso en mis mejillas y sin desearlo un suspiro de alivio salió de mí. ¿ A que le tienes miedo?. Mejor ni te respondo aunque eres tan cómica que aun conociendo preguntas. — ¿ Entramos?—. Le mire extraña unos segundos, reaccioné al ver su actitud relajada, obviamente yo estaba exagerando un gesto normal entre nosotros. — Sí. Entramos a la sala, estaba desierta. Mi padre aún no llegaba de su trabajo y Hilary debía estar en algún rincón de la casa detrás de Jazmín. — ¿ Y los demás?— pregunté observando la sala desierta. — Marcus está para la tienda, Hilary con Jazmín en la cocina y tu padre— pensó unos segundos— creo que aún no llega. — Okay— respondí. Observé a Ethan sentarse delante del televisor, empezó a hablarle a la pantalla. Siempre hacía eso cuando miraba un partido de fútbol,Puse los ojos en blanco, es increíble lo fácil que un hombre te puede ignorar si tiene un partido de fútbol delante;caminé rumbo a las escaleras para ir a mi habitación. Tiré la mochila encima de la cama, busqué una toalla y fui hasta el baño a ducharme. Minutos después salí como nueva, no hay nada mejor que una ducha de agua caliente para relajarte. Tomé unos shorts azules, y una ramera negra. Busqué mi ropa interior y me la coloqué, iba a ponerme el shorts cuando mis ojos se fijaron en el espejo que estaba en frente. No vayas ahí… Sin poder evitarlo me observé en éste, me coloqué de lado observando mí abdomen algo inflamado... ¡ Demonios, he subido de peso!. Mis brazos también los observo algo más anchos, por más que lo intento siempre estoy subiendo de peso. He durado días sólo ingiriendo agua y nada, trato de sólo comer ensalada y todo bajo en carbohidratos pero nada, mi cuerpo continúa siendo una maldita pesadilla para mí, es como nadar contra la corriente sin importar cuánto lo intentes o qué tan bueno creas que eres es posible detenerlo, no puedes decirle a la corriente que un deje de fluir porque no lo hará y eso justamente pasaba con mi peso, nunca cedía, por más que lo intentara su pasatiempo era joderme. Sin poder evitarlo, una lágrima corrió por mi mejilla. — Oye, Fer... — Desvié la mirada hasta la puerta, Ethan estaba parado en ésta observándome con sorpresa. Me obligue a salir de mi estado de m********o momentáneo, busque rápida y torpemente una toalla para tapar mi horrible cuerpo, era vergonzoso que alguien lo viera y con él se da sensación de triplicaba. — Yo... Lo... — estaba visiblemente nervioso. Enrosque la toalla en mi cuerpo y me senté en la cama, las lágrimas empezaron a descender por mí rostro. Ni siquiera me importó la presencia de Ethan estaba demasiada cerrada en mí mundo, en esos momentos de perdición en los cuales permitía a mi m********o llevarme ahí y hacer lo que quisiera conmigo porque a pesar de todo yo no sabía callar mis demonios. Sentí unos brazos rodearme la espalda, atrayendo mí cuerpo hacia él, coloqué mí cabeza en su pecho y dejé que mis lágrimas continuarán saliendo. Su calor disipó un poco el frío que sin notarlo se había hecho eco de mi, — Tienes que superarlo— susurró suavemente mientras acariciaba mi cabello. Me removí un poco, levanté el rostro para mirarlo. Llevó uno de sus dedos a mis mejillas y empezó a enjugar mis lágrimas. — ¿Creés qué no lo intento?— volvieron a descender las lágrimas, para las personas es fácil decir que no lo intentas lo suficiente o que no eres tan fuerte como para superar tus miedos pero solo quien ha estado en el infierno conoce el rostro del demonio, me arrepiento por hablarle de esa manera al final sé que él solo quiere ayudarme—. Todos los jodidos días lo hago, pero esto es más fuerte qué yo ,Ethan... — Shhh— volvió a abrazarme— tranquila, prometo ayudarte. Cambiaremos de psicólogo sí es necesario— asentí sin poder musitar palabra alguna después de todo no tenia nada un argumentar. No sé cuánto tiempo duramos en esa posición, sentados en mí cama, abrazados, en silencio mientras dejaba pequeñas caricias sobré mí cabello, sabía que me encantaba que hicieran eso. Ethan tenía la facultad de hacerme sentir que todo estaría bien aunque fuera una mentira, sus gestos para conmigo, su actitud, todo en él me inspiraba confianza, seguridad. Estando con él me sentía segura, capaz de hacerlo mejor y eso me gustaba, tanto que por momentos me asustaba. — Fer— Me llamó, levanté el rostro para verle, sus ojos estaban fijos en los míos— Perdón— dijo. Lo miré sin entender. — ¿ Porqué?. Sonrió de lado. — Por esto... Mí cuerpo se paralizó, mis lágrimas cesaron, el oxígeno dejo de fluir en mí sistema respiratorio, el mundo se detuvo y con el mi corazón porque creo que estaba a punto de tener un infarto al sentir los labios de Ethan Foster sobré los míos...
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