Dejamos todos los equipos en la empresa de Suiza, el lugar donde, según los informes, habíamos llegado antes. La operación salió tal como esperaba: exitosa, rápida y precisa. Mis hombres se encargaron de asegurar que todo quedara en su lugar mientras yo, con mi mente completamente enfocada en la misión, no perdí tiempo en hacer nada más que supervisar que los equipos fueran entregados sin contratiempos. Pero, aunque todo salió bien, ahora estoy de regreso en el jet, rumbo a Argentina. La misión en Europa terminó y, a pesar de la satisfacción de haber recuperado lo perdido, el cansancio empieza a pasarme factura. Han pasado horas sin dormir. El vuelo de regreso me da tiempo suficiente para reflexionar sobre lo sucedido, pero las largas horas sin descanso ya están afectando mi cuerpo. La fa

